El cobre es considerado un termómetro de la salud económica global debido a su papel esencial en la industria, la construcción y la electrónica. Recientemente, su precio ha alcanzado máximos históricos, llegando a tocar los USD 5,15 por libra. Este incremento se debe principalmente a la fuerte expectativa de demanda y a la oferta reducida, intensificada por las preocupaciones sobre una posible escasez.
Por el lado de la demanda, se explica en gran medida por la evolución de la economía china ya que este país consume aproximadamente el 55% del cobre producido a nivel mundial. Es por esto que es importante la compra del inventario de viviendas no vendidas por parte del estado chino, con el objetivo de combatir el exceso de oferta y ayudar a los desarrolladores a limitar sus incumplimientos. Asimismo, cobra relevancia que China anunció un estímulo de 1 trillón de Yuanes (USD 139 B) a través de emisión de bonos a largo plazo, que será destinado a proyectos principalmente de infraestructura. Incentivar la construcción presiona sobre la demanda de cobre.
Desde el lado de la oferta, hubo grandes reducciones: se cerró una mina de cobre en Panamá, que abastece el 1,5% de la producción global, y además, la compañía Anglo American redujo sus proyecciones de producción para 2024 en 200.000 toneladas.
Teniendo en cuenta esto y para tratar de entender las perspectivas de este commodity, nos propusimos comparar el precio del cobre contra el índice FTSE 50 China desde el 2001, y así identificar si existen comportamientos similares. Encontramos una relación estrecha entre dichas series a lo largo de la historia. Sin embargo, observamos que a partir de 2021 esa relación se fue rompiendo. El mercado accionario Chino tuvo una fuerte caída, seguida en menor medida por el cobre. No obstante, podemos ver que esa relación se volvió a alinear durante el último tiempo, con un repunte tanto del índice chino como en el precio del cobre.
Para concluir, podemos decir que existe una fuerte relación entre el precio del cobre y el índice accionario Chino. Observamos que esta relación se desalineó desde 2021, pero actualmente está volviendo a converger. Si China sigue impulsando la construcción y la infraestructura mediante políticas expansivas, podemos decir que la demanda por el cobre seguirá alta. Además, el cobre es fundamental para la transición energética, ya que se utiliza en la producción de paneles solares, turbinas eólicas y vehículos eléctricos.