Si bien el ascenso de las energías renovables genera un futuro poco alentador para las compañías de combustibles fósiles, en el corto plazo los desbalances entre oferta y demanda permiten proyectar un mercado ajustado, caracterizado por precios del crudo con presión para mantenerse en valores elevados.
Lo anterior es consecuencia del futuro incierto, que se traduce en reducidos incentivos a hundir capital de largo plazo para mantener el bombeo de crudo creciendo al mismo ritmo que la demanda. Según el último informe de la OPEP, la demanda de petróleo terminará el cuarto trimestre del año en 99,5 millones de barriles diarios, superando en 0,7 millones de barriles diarios a la oferta global.
Para 2022, se espera que la demanda continúe recuperándose, hasta promediar 100,6 millones de barriles diarios, superando el consumo previo a la pandemia. La respuesta de la oferta genera incertidumbre, ya que las nuevas perforaciones responden con lentitud a las subas de precios.
Bajo este contexto, el petróleo había alcanzado en noviembre los USD 85 por barril WTI, marcando valores no vistos desde el año 2014. No obstante, los desbalances entre oferta y demanda dejaron de dominar el sentimiento inversor una vez que fue descubierta la nueva variante de Coronavirus, llamada Ómicron. El ascenso de esta variante disparó una caída de 26%, hasta USD 63 por barril.
A medida que las inoculaciones de Pfizer-BioNTech y Moderna comenzaron a mostrarse efectivas frente a la nueva variante, la incertidumbre fue despejándose y el crudo recuperó parte de su valor. Sin embargo, volvió a ceder fuerte recientemente, ante el avance de los contagios y la imposición de medidas de prevención. La semana en curso comenzó con una baja hasta USD 68,7 por barril.
A pesar de lo anterior, el barril de crudo se encuentra 12% por encima de sus valores previos a la pandemia. Las petroleras, sin embargo, no acompañaron enteramente esta tendencia. Energy Select Sector ETF (XLE), que agrupa las petroleras norteamericanas, se encuentra apenas recuperado (-3,6%) de sus valores de comienzos de 2020. Las energéticas latinoamericanas están incluso más rezagadas: Petrobras acumula una baja de 19% y Vista de 37% en igual lapso.
A medida que avance la administración de las dosis de refuerzo y evolucione la reapertura pospandemia, la atención volverá a los desajustes del mercado petrolero, pujando por correcciones alcistas de precios.
Adicionalmente, dado que las compañías energéticas no recuperaron valor al ritmo del petróleo, sus valuaciones presentan descuentos atractivos y permiten mayor transitividad futura de toda suba en los precios del crudo. Las tasas de dividendos también se tornaron atractivas, especialmente en el caso de Petrobras, cuyo dividend yield 2021 supera el 15%.
Desde el mercado local, recomendamos Cedears de Vista Oil & Gas (VIST), Petrobras (PBR) y Exxon (XOM).