Luego del optimismo por el control de la pandemia por COVID-19, sobrevino de nuevo el pesimismo por la invasión de Rusia a Ucrania. Los mercados están muy volátiles, aunque ahora tienden a predominar las subas. Seguimos pensando que la inflación se irá acotando gradualmente, y lo más probable es que tendremos una desaceleración moderada de la economía global, cómo se ve en la gran cantidad de rojos en el Cuadro 1, basado en proyecciones del FMI de octubre que, curiosamente, muestra mejoras sólo para el Cono Sur, debido a los mejores precios de sus commodities. La moderación en la inflación y un crecimiento más rápido que el previsto dependerán de que la guerra Rusia-Ucrania no se agudice.
La inflación en EEUU cayó en octubre más de lo previsto y con esperanzas de que el récord de inflación reciente, vaya amainando, dando margen a la Reserva Federal para desacelerar o incluso finalizar el aumento de tasas. El IPC anual de octubre fue 7,7%, con fuerte caída respecto del 8,2% en septiembre. La inflación núcleo –excluyendo alimentos y Energía- fue sólo 0,3% en octubre y cayó al 6,3% anual.
Bajar la inflación y consumir más energías verdes podrían ser el módico precio de la amenazante crisis global, pero estarán sujetos a la intensidad de la guerra en curso. Por segundo mes consecutivo, y tal como se esperaba, la Reserva Federal subió las tasas 75 puntos básicos tres veces consecutivas partiendo de 1,50-1,75 en junio y dejándolas entre 3,75 y 4,00 anual. Se espera con ansiedad la variación anual del PIB del tercer trimestre en USA, probablemente la tercera negativa consecutiva. Mientras tanto, Brasil sorprendió creciendo 1,2% en T2, no lo suficiente para una victoria de Bolsonaro.
En octubre pasado, el FMI recortó el crecimiento global del PIB de 2022, estimándose en 3,2% (dramáticamente menor que el 4,9% estimado hace un año), y en sólo 2,7% en 2023. El aumento medio del PIB global en el cuatrienio 2020-2023, caería a 2,2% pero, si la tasa de inflación continúa en los niveles del último mes puede que no se desacelere tanto el crecimiento global y que el aumento de la actividad económica llegue más temprano.
El dólar hizo una pausa en su apreciación, pese a la baja de la inflación en EEUU. Tal vez pueden estar pesando, latentemente, los peligros de la gigantesca deuda global, pública y privada: 333 billones de USD y 390% del PIB mundial. En ese marco, será casi imposible tomar deuda “barata”. El contexto global está ayudando, por ahora, a la Argentina, con los precios de los granos. Lo propio ocurriría con los combustibles si Vaca Muerta estuviera funcionando a full.
Con el nuevo gobierno argentino, con Sergio Massa actuando como primer ministro de facto, podría pasar (1) que se evite una profundización de la crisis; (2) que eventualmente, logre converger a menores tasas de inflación si genera un plan de estabilización, hasta ahora ausente, porque está en la agenda, pero ni el ministro ni su equipo muestran la decisión de llevarlo a cabo, dados supuestos costos políticos.