La semana dejó un mercado mayormente a la baja, con una Fed que recortó la tasa, como era esperado, y confirmó un sendero monetario más laxo, aunque con cautela, manteniendo abiertas distintas interpretaciones sobre el ritmo de recortes hacia adelante. El movimiento de la curva reflejó esa incertidumbre, con un tramo corto más anclado y presiones alcistas en los tramos medios y largos tras las declaraciones de algunos miembros que destacan la resiliencia de la inflación. En este contexto, las acciones de las empresas tecnológicas volvieron a estar bajo presión ante las dudas que mostraron los resultados de compañías líderes en IA como Oracle, Broadcom y Nvidia. Así, el mercado volvió a rotar desde tecnología hacia sectores de valor. El dólar perdió tracción y el oro volvió a reaccionar como cobertura, mientras que los commodities mostraron debilidad, afectados por expectativas de mayor oferta y menor demanda a nivel global. Con una agenda cargada en los próximos días —que incluye datos clave de actividad e inflación en varias economías y nuevas definiciones de política monetaria en Europa y Japón— el mercado ingresará en una etapa en la que los datos podrían redefinir las expectativas sobre la actividad económica, la trayectoria de los rendimientos soberanos y el posicionamiento en los distintos activos de cara al comienzo del próximo año.
Una Fed más expansiva y optimista. Por tercera reunión consecutiva y cumpliendo con las expectativas del mercado, la Fed recortó la tasa de referencia en 25 pb, llevándola al rango de 3,50%-3,75%, y para 2026 prevé solo un recorte —el mercado espera dos—. La decisión no fue unánime, con Miran proponiendo un recorte de 50 pb, mientras que Goolsbee y Schmid se opusieron al recorte y defendieron mantener la tasa en 4%, algo que también reflejó el Dot Plot, con cuatro votos para dejar la tasa sin cambios. Lo que más ilusionó a los inversores fue la decisión de realizar compras mensuales de USD 40.000 M de bonos del Tesoro del tramo corto, con el objetivo de reforzar la liquidez del mercado. En las proyecciones macroeconómicas, la Fed revisó al alza el crecimiento esperado para 2025 (1,7% vs 1,6% previo) y 2026 (2,3% vs 1,8%), redujo levemente la inflación PCE estimada para 2025 (2,9% vs 3,0%) y 2026 (2,4% vs 2,6%), y mantuvo sin cambios la tasa de desempleo proyectada en 4,5% para 2025 y 4,4% para 2026.
Fragilidad del mercado laboral. La actualización de los datos laborales genera ruido e impide tener una lectura clara. Por un lado, los datos más rezagados vienen más flojos, mientras que los más recientes marcan cierta recuperación. Las solicitudes iniciales de desempleo subieron a 236 mil en la semana finalizada el 6 de diciembre, por encima de las 220 mil que esperaba el mercado, tras el mínimo de 192.000 registrado en la semana previa, un nivel afectado por la volatilidad típica del período posterior al Día de Acción de Gracias. Sin embargo, la señal más relevante provino de las solicitudes continuas, que bajaron a 1,838 M, muy por debajo de las 1,950 M proyectadas y del registro revisado de 1,937 M previo, alcanzando su menor nivel desde abril. El informe sugiere ruido puntual en los pedidos iniciales, pero una mejora consistente entre quienes permanecen dentro del sistema. En línea con esto, el informe de ADP mostró que los empleadores privados sumaron en promedio 4.750 puestos por semana en las cuatro semanas finalizadas el 22 de noviembre, tras tres períodos consecutivos de recortes, lo que también sugiere una moderación en la pérdida de empleos a mitad de mes. En cuanto al informe de JOLTS, aunque muestra datos de octubre, señaló que las ofertas de empleo en EE. UU. subieron a 7,67 M, apenas por encima de los 7,66 M de septiembre. Sin embargo, la revisión del mes previo mostró un salto significativo de 431.000 vacantes respecto de agosto. Vale destacar que en la conferencia de prensa Powell alertó por posibles errores en las estimaciones oficiales de empleo, insinuando que podrían estar sobrestimando la creación de puestos, ya que según la Fed no se habrían creado 40 mil por mes desde abril, sino que se habrían perdido 20 mil.
Mejora fiscal, con desafíos hacia adelante. El resultado fiscal de EE. UU. mostró una notable mejora, aunque los datos sugieren que se trata de una mejora transitoria, sin cambios significativos en la tendencia estructural del déficit. Concretamente, el déficit fiscal se ubicó en USD 173.300 M en noviembre, lo que representa una mejora respecto del rojo de USD 366.800 M registrado un año atrás. Los ingresos crecieron 11,4% i.a. hasta USD 336.000 M, desde un nivel de USD 301.616 M, impulsados principalmente por mayores recaudaciones de impuestos a los ingresos personales, aportes a la seguridad social y derechos de importación, en un mes influido por factores estacionales y de calendario que elevaron las cobranzas. Al mismo tiempo, el gasto cayó 23,8% i.a. a USD 509.300 M, desde un nivel de USD 668.373 M, con reducciones asociadas también al corrimiento en la fecha de algunos pagos de Medicare y beneficios para veteranos. Con este resultado, en los primeros dos meses del ejercicio fiscal 2025/26 el déficit total llegó a USD 457,6 billones (1,5% de PBI), 40% menor al del mismo período del ejercicio anterior, debido a que los ingresos subieron 35% i.a., mientras que el gasto retrocedió 6% i.a.
Menor déficit comercial en septiembre. El déficit comercial de EE. UU. se redujo a USD 52.800 M en septiembre, su menor nivel desde 2020, mejorando desde los USD 59.300 M de agosto y muy por debajo de los USD 63.300 M que esperaba el mercado. La sorpresa positiva respondió principalmente a un aumento de 3% m/m en las exportaciones, que alcanzaron uno de sus niveles más altos, mientras que las importaciones avanzaron apenas 0,6% m/m. Más allá de la volatilidad en rubros como oro no monetario y farmacéuticos, el informe sugiere un comercio exterior algo más equilibrado hacia el cierre del trimestre, en línea con una demanda interna más moderada. A nivel bilateral, el déficit con China se achicó, mientras que los mayores desequilibrios continuaron concentrándose en México, la Unión Europea e Irlanda. Con esto, en el 3Q25 el déficit comercial totalizó USD 189,3 billones, casi idéntico al del trimestre anterior pero 20% más bajo que el del mismo período del año pasado, gracias a que las exportaciones crecieron 5% i.a. contra una caída de 0,4% i.a. de las importaciones.
Presión al alza en las tasas largas. A pesar de la decisión de la Fed, los rendimientos de los bonos operaron con una leve baja en el tramo corto y con subas en los tramos medio y largo de la curva. La UST2Y cayó 4 pb, cerrando en 3,53%, mientras que la UST10Y subió 5 pb, hasta 4,19%, y la UST30Y terminó en 4,85%, 6 pb por encima de la semana previa. En este marco, la renta fija cerró una semana negativa, con el índice agregado perdiendo 0,2% semanal y ampliando a 1% la caída en lo que va del mes. Un desempeño similar mostraron los bonos del Tesoro, tanto a tasa fija como los TIPS. Dentro del segmento corporativo, los Investment Grade registraron la peor performance, con una caída semanal de 0,6% y un descenso de 1,5% en el mes. Los High Yield cedieron 0,2% en la semana y 0,5% en diciembre, mientras que los bonos emergentes volvieron a ser los menos golpeados, al caer apenas 0,1% semanal y 0,5% en lo que va del mes.
Dólar debilitado y oro fortalecido. El US Dollar Index (DXY) registró en la semana una caída de 0,6%, y en el mes acumula una baja de 1,1%. El movimiento se explicó por caídas semanales del dólar de 0,9% frente al euro y 0,3% contra la libra, mientras que se fortaleció 0,3% frente al yen. En Brasil, el dólar cayó 0,4%, aunque en diciembre registra una suba de 1,5%, cerrando en USDBRL 5,42. A su vez, el oro se recuperó de la caída de la semana anterior y volvió a ser uno de los ganadores, beneficiándose del recorte de la Fed, con una suba semanal de 2,4% para cerrar en USD 4.298 la onza.
Continuó el castigo a las acciones tecnológicas. Las acciones transitaron una semana volátil, marcada por una rotación desde tecnología hacia sectores de valor. Persisten las dudas del mercado sobre si las elevadas valuaciones del segmento tecnológico y el fuerte ritmo de inversión podrán traducirse en retornos consistentes. En este contexto, el Dow Jones se destacó con una suba semanal de 1,1%, por lo que también lidera diciembre con una ganancia de 1,7%, mientras que el S&P 500 cayó 0,3% en la semana y acumula un retroceso de 0,2% en diciembre. Dada la mayor ponderación de las acciones tecnológicas, el Nasdaq fue el más golpeado, con una baja de 1,6% en la semana y 0,6% en el mes. Las Small Caps aprovecharon este contexto y lograron una ganancia de 1,5% en la semana, con lo cual acumulan una suba de 2,3% en el mes. Los sectores que más sufrieron en la semana fueron el de tecnología (-1,6% semanal, +0,8% en el mes), utilidades (-0,7% semanal, -5,4% en el mes) y el energético (-0,7% semanal, +0,9% en el mes), mientras que los más beneficiados fueron materiales (+2,4% semanal, +1,0% en el mes), bancos (+2,3% semanal, +3,0% en el mes) y el industrial (+1,6% semanal, +2,1% en el mes).
La fuerza de Latam. El índice global de acciones excluyendo EE. UU. subió 0,3% en la semana y acumula una ganancia de 1,0% en el mes. Dentro de los desarrollados, se destacó el mercado europeo, que avanzó 0,8% semanal, mostrando un rendimiento de 1,3% en el mes. Detrás, las acciones de Japón avanzaron 0,3% en la semana y en diciembre marcan una suba de 1,1%. El índice de mercados emergentes perdió 0,9% en la semana, arrastrado por las acciones de China, que retrocedieron 1,8%, mientras que las de Latam volvieron a destacarse con un alza de 2,5%, con muy buena performance de Chile, Perú y Brasil, que subieron 4,2%, 3,4% y 2,4% en la semana, respectivamente.
Semana negativa para los commodities. El petróleo WTI cerró la semana con una caída de 4,2% y acumula un descenso de 1,7% en diciembre, terminando en USD 57,6 el barril. El movimiento estuvo dominado por las crecientes expectativas de sobreoferta global, que volvieron a pesar más que los episodios geopolíticos del período. La AIE reafirmó su proyección de un excedente récord y destacó que los inventarios mundiales ya alcanzan máximos de cuatro años, mientras que la OPEP mantuvo sin cambios su perspectiva de oferta y demanda para 2026. Por su parte, la soja cerró la semana con una caída de 2,5% y acumula un retroceso de 5,3% en diciembre, finalizando en USD 396,1 la tonelada. El movimiento estuvo dominado por dos factores: un ritmo de compras de China muy por debajo de lo comprometido tras la tregua comercial —alrededor de 2,7 M de toneladas frente a un objetivo oficial de 12 M— y condiciones climáticas favorables en Sudamérica que sostienen expectativas de una cosecha abundante. Por último, el cobre terminó la semana con una baja de 1,8%, aunque mantiene una suba de 1,9% en diciembre y cerró en USD 5,28 la libra. La caída semanal se debió a la debilidad de la demanda china y a la suba en los rendimientos de los bonos del Tesoro.
Lo que viene. La próxima semana será relevante para recalibrar expectativas sobre actividad e inflación, con una agenda cargada y varios datos reprogramados tras el shutdown. El martes se publicarán las nóminas no agrícolas de octubre y noviembre, junto con las ventas minoristas de octubre y la tasa de desempleo de noviembre, brindando una señal más completa del estado del mercado laboral y del consumo. También se publicará el IPC de noviembre. El jueves concentrará la atención internacional, con las decisiones de política monetaria del Banco de Inglaterra y del Banco Central Europeo, y la inflación de Japón, particularmente relevante dado el debate reciente sobre una posible suba de tasas del Banco de Japón tras datos más firmes y un estímulo fiscal de gran escala. El viernes cerrará con la decisión de tasas del propio Banco de Japón.


