La tensión en Medio Oriente y la cuarta reunión de la Fed fueron los principales factores que movieron al mercado en la última semana. El conflicto entre Israel e Irán no dio señales de resolución y la mirada ahora se centra en cuál será la reacción del país árabe luego del involucramiento de EE. UU. Esto siguió presionando sobre el precio del petróleo. Por otro lado, si bien la Fed cumplió con las expectativas del mercado y no modificó la tasa por cuarta reunión consecutiva, el mapa de proyecciones dejó un panorama más negativo en el que –aunque no se mencionó explícitamente una estanflación– se ajustó a la baja la estimación de crecimiento y se elevó la de inflación. Ante este escenario, reafirmó su compromiso de realizar dos recortes de tasa en lo que resta del año –hasta un rango de 3,75%/4,0%– pero redujo a solo uno los previstos para 2026, consolidando el escenario de higher for longer. Los indicadores económicos de la semana fueron mayormente negativos, con un flojo desempeño de las ventas minoristas y de la producción manufacturera de mayo, mientras que las solicitudes de desempleo se mantuvieron en un escalón más alto. Con este marco de fondo, los mercados operaron relativamente estables, con una ligera caída de las acciones, un leve repunte de los bonos y del dólar, mientras que los commodities cerraron mixtos, con suba del petróleo y baja en el precio del oro. Las miradas de esta semana seguirán puestas en Medio Oriente y en la evolución del precio del petróleo, en tanto que la agenda económica estará cargada de indicadores relevantes, entre los que se destacan la evolución de ingresos y gastos de los hogares, así como el PCE de mayo.
Tensión y bombardeos en Medio Oriente. Desde el ataque israelí a instalaciones militares de Irán el pasado viernes 13, el riesgo geopolítico volvió al centro de la escena. Las dudas sobre la participación de EE. UU. en el conflicto quedaron saldadas el pasado sábado, luego de que Trump anunciara la operación “Martillo de Medianoche”, en la que se lanzó un ataque directo a las bases nucleares iraníes. Se estima que dicho ataque destruyó por completo el plan de Teherán para desarrollar una bomba atómica. Irán respondió anunciando que centrará sus esfuerzos en bloquear el estrecho de Ormuz, una ruta clave para el comercio de energía y el tendido de cables submarinos. Están en juego 5 millones de barriles diarios de petróleo, lo que representa el 70% de la producción de la OPEP. El gran temor de los inversores es que el conflicto se extienda a toda la región, dispare el precio del petróleo y golpee a la economía global con mayor inflación y menor crecimiento. A diferencia de otros episodios de tensión en Medio Oriente, actualmente EE. UU. se autoabastece de petróleo, mientras que China y Europa serían las potencias más perjudicadas ante una nueva crisis energética.
La Fed no se mueve. Tal como se esperaba, en la cuarta reunión del año –al igual que en las tres anteriores– la Fed decidió mantener la tasa de interés de referencia en un rango de 4,25%-4,50%. El comunicado que acompañó la decisión volvió a destacar que la actividad económica siguió creciendo a buen ritmo, con un mercado laboral sólido y bajo desempleo, pero con una inflación que aún supera el objetivo de política monetaria. También se señaló que disminuyó la incertidumbre sobre las perspectivas económicas, aunque esta continúa siendo elevada. A diferencia de la reunión anterior, no se mencionaron los riesgos de estanflación. Lo más relevante del encuentro fue la actualización del mapa de proyecciones, en el cual se corrigió a la baja la estimación de crecimiento y se elevaron las de inflación. Si bien se mantuvo la expectativa de dos recortes de tasa para este año –aunque casi la mitad de los miembros del comité proyecta no hacer recortes o solo uno, lo que indica que la baja tampoco está garantizada–, para 2026 se redujo la estimación a un solo recorte. Concretamente, respecto al escenario de marzo, la proyección de inflación para este año subió de 2,7% i.a. a 3,0% i.a.; la inflación core pasó de 2,8% i.a. a 3,1% i.a.; el desempleo, de 4,4% a 4,5%; y el crecimiento del PBI fue ajustado de 1,7% i.a. a 1,4% i.a. Para 2026, también se empeoró el escenario: menor crecimiento (de 1,8% i.a. a 1,6% i.a.), mayor inflación (de 2,2% i.a. a 2,4% i.a.) y más desocupación (de 4,3% a 4,5%). Con este marco de fondo, la tasa de referencia terminaría 2025 en un rango de 3,75%-4,0% y en 2026 entre 3,50%-3,75%.
Tasas en baja y repunte de los bonos. A pesar de la sorpresa por el sesgo más restrictivo de la Fed –y la consecuente presión de Trump para que Powell baje más rápido la tasa y facilite la reducción del déficit fiscal–, los rendimientos de los bonos del Tesoro operaron con bajas generalizadas en la semana, compensando con creces el repunte de la semana previa. La UST2Y cerró en 3,91%, la UST10Y en 4,38% y la UST30Y en 4,89%, en todos los casos 5 pb por debajo del cierre de la semana anterior y por debajo también del cierre de mayo. En este contexto, los índices de renta fija operaron al alza, con el índice agregado subiendo 0,3% en la semana y quedando prácticamente neutro en lo que va del mes.
Las acciones volvieron a caer. Los tres principales índices de acciones americanos cerraron la semana con leves caídas. El más golpeado fue el S&P 500, que retrocedió 0,5%, reduciendo la ganancia de junio a 0,8%. El sector con mejor desempeño fue el energético, con un alza de 1,0%, y el peor fue el de salud, que cayó 2,6%. En lo que va del mes, se destacan los sectores energético y tecnológico con ganancias acumuladas de 9,1% y 4,2%, respectivamente, mientras que los dos con peor desempeño fueron el de consumo estable y el de consumo discrecional, con pérdidas de 1,5%. La inestabilidad global impactó con mayor fuerza en las bolsas del resto del mundo, que en la última semana retrocedieron 2,7%, con caídas generalizadas, siendo la más notoria la de la Eurozona, que cayó 3,2%.
Leve repunte del dólar. El dólar interrumpió la caída que venía registrando y, en la última semana, repuntó frente a las principales monedas. Concretamente, el DXY subió 0,6%, impulsado por el alza de 1,4% frente al yen y de 0,3% frente al euro. Con este resultado, en lo que va de junio el DXY acumula una caída de 0,6% y del 9,0% en lo que va del año. Lo más destacado de la semana fue el desempeño del real brasileño, que, ante una nueva suba de tasas por parte del BCB –que llevó la tasa Selic de 14,75% a 15%–, impulsó la cotización del dólar a la baja hasta USDBRL 5,49, 0,9% por debajo del cierre de la semana anterior. Así, acumula en junio y en el año una caída de 4,0% y 11%, respectivamente.
Sube el petróleo y cae el oro. La escalada de tensión en Medio Oriente siguió presionando sobre el precio del petróleo, que en la semana subió otro 1,0% hasta USD 74 el barril de WTI. Desde el inicio del conflicto, acumula un alza de 8%, convalidando el repunte de las semanas previas y registrando en junio un salto de 23%, lo que empareja su performance en el año respecto al resto de los commodities. En este sentido, el cobre subió 0,5% en la semana y 3,7% en el mes, mientras que la soja cerró en USD 392 la tonelada, 0,2% por debajo de la semana previa, aunque 2,5% por encima del nivel de fines de mayo. En cuanto al oro, pese al aumento del riesgo global, la semana pasada no actuó como refugio: retrocedió 1,9% y cerró en USD 3.368 la onza.
Lo que viene. Las miradas de esta semana estarán puestas en la situación en Medio Oriente, con la expectativa de que el conflicto no escale, y en la evolución del precio del petróleo, que seguiría presionado al alza ante las amenazas de corte del estrecho de Ormuz. También se destaca el discurso de Powell en el Congreso. En cuanto a la agenda económica, se publicarán datos clave para medir el estado de situación, entre ellos: la tercera y última revisión del PBI y de la cuenta corriente del 1Q25, el consumo personal y el PCE de mayo, los índices PMI y el índice de confianza del consumidor del Conference Board correspondiente a junio.