Los mercados globales cerraron una muy buena semana, impulsados por el optimismo generado por la desescalada del conflicto en Medio Oriente y por el acuerdo comercial marco entre EE. UU. y China, mientras se ilusionan con más recortes de tasa por parte de la Fed. Concretamente, el bombardeo de EE. UU. a Irán fue certero y sirvió para desactivar la amenaza nuclear, obligando a las partes a firmar un alto el fuego. Esto trajo alivio a los mercados y derrumbó el precio del petróleo, que volvió a los niveles previos a los ataques del 13 de junio. Por otro lado, tras casi dos meses de negociaciones, autoridades estadounidenses y chinas anunciaron que llegaron a un acuerdo marco comercial. Con la actividad mostrando señales de debilitamiento y con la inflación sin sobresaltos, la presión sobre Powell se hace cada vez más fuerte y Trump ya piensa en su reemplazo, por lo que el mercado empieza a ilusionarse con una Fed más flexible, que acelere la baja de tasas. En este contexto, los mercados tuvieron una muy buena semana, con subas generalizadas de acciones —el S&P 500 cerró en un nuevo récord histórico—, tasas cediendo, mientras que los commodities operaron a la baja y el dólar a nivel global volvió a caer. Las miradas de esta semana estarán puestas en las negociaciones en el Congreso por el tratado fiscal y en los indicadores de empleo de junio.
Entre guerras y treguas. En la última semana, el mercado festejó la mejora de la situación en Medio Oriente y el principio de acuerdo comercial entre EE. UU. y China. Claro está que, en ambos casos, la paz no está asegurada, pero al menos da la señal de que el “pánico” disciplina a las partes. En cuanto al conflicto en Medio Oriente, la escalada de agresión entre Israel e Irán había puesto en alerta al mundo en las dos semanas previas. Sin embargo, tras la operación “Martillo de Medianoche” que lanzó Trump sobre Irán el pasado fin de semana, se eliminó la amenaza nuclear de los persas, al menos por ahora. Tras el ataque, Israel e Irán aceptaron una tregua. La principal consecuencia fue el derrumbe del precio del petróleo, que retrocedió a los niveles previos a la escalada —ver más abajo—. Por otro lado, en cuanto a la guerra comercial entre EE. UU. y China, el viernes Trump anunció que había alcanzado un acuerdo con las autoridades chinas. Posteriormente, Pekín emitió un comunicado en el que afirma que seguirá aprobando permisos de exportación para determinados bienes y que EE. UU. cancelará, en consecuencia, una serie de medidas restrictivas adoptadas contra China. El tiempo dirá qué tan fuertes son estos acuerdos y cuán duraderos. Mientras tanto, los inversores respiraron aliviados.
Traspié del consumo y leve repunte de precios. Los datos económicos publicados en la última semana fueron más negativos de lo esperado. Por un lado, la tercera revisión del PBI del 1Q25 marcó una caída de 0,5% t/t anualizada, levemente peor que la estimación anterior —había marcado una contracción de 0,3% t/t— debido a un menor dinamismo del consumo privado. Sumado a esto, el viernes se publicó el consumo de las familias de mayo, que mostró una caída real de 0,3% m/m, determinada por la baja de 0,8% m/m en bienes y de 0,03% m/m en servicios. Dado que en abril había crecido un 0,1% m/m, el 2Q25 apunta a un alza del consumo de 1,5% t/t anualizada, mejorando respecto al 0,5% t/t del 1Q25, aunque aún muy lejos del 4,0% t/t registrado en el último trimestre de 2024. Medido a precios corrientes, el gasto de las familias bajó un 0,1% m/m, pero dado que los ingresos retrocedieron un 0,4% m/m —por menores transferencias—, en mayo la caída del consumo se produjo junto con una baja en la tasa de ahorro de las familias, que llegó al 4,5% desde el 4,9% de abril y desde un año atrás. En cuanto a los precios implícitos, el PCE general repitió el resultado de abril al marcar una suba de 0,1% m/m y de 2,3% i.a., mientras que el PCE Core tuvo una leve aceleración al registrar un alza de 0,2% m/m y de 2,7% i.a. —con este resultado, prácticamente convergieron a la dinámica del IPC general y del IPC Core, que en el mismo período subieron 2,4% i.a. y 2,8% i.a., respectivamente.
Más presión sobre Powell y menos sobre las tasas. Luego de la última reunión de la Fed, en la que dejó inalterada la tasa de interés e incluso proyectó menos recortes ante las perspectivas de un enfriamiento más agudo del nivel de actividad y una mayor inflación, el presidente de la entidad, Jerome Powell, adoptó un tono notablemente moderado en la exposición que hizo ante el Congreso, sugiriendo que, de no haber existido presiones inflacionarias derivadas de los aranceles, la Fed habría continuado su ciclo de recortes de tipos. Por su parte, Trump sigue presionando al jefe de la Fed para que acelere el recorte de tasas, por lo que aparecen versiones que indican que buscaría removerlo del cargo en septiembre u octubre, lo que podría crear una estructura de liderazgo “en la sombra” que oriente la política monetaria hacia una postura más moderada. Con este marco de fondo, los inversores empiezan a mover sus expectativas de recortes y ahora esperan que este año la tasa se recorte en tres oportunidades —contra dos que esperaban la semana anterior— y en dos oportunidades en 2026 —contra sólo una que estimaban antes—. Esto volvió a descomprimir la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro, especialmente en el tramo corto. Concretamente, la UST2Y bajó 17 pb hasta 3,47% —en el año acumula una baja de 51 pb—, en tanto que la UST10Y y la UST30Y cedieron 9 pb y 4 pb, hasta cerrar en 4,28% y 4,85%, respectivamente.
Mejora la perspectiva de la renta fija. Con la curva de rendimientos de bonos del Tesoro operando a la baja, los mercados de deuda también tuvieron una semana positiva, con subas generalizadas. El índice general anotó un alza de 0,6% —en lo que va de junio, el índice de bonos agregado acumula un alza de 0,7% y de 2,0% desde fines de 2024—, con un desempeño muy similar entre los bonos del gobierno, que avanzaron 0,6%, y los corporativos Investment Grade y High Yield, que ganaron 0,8% y 0,7%, respectivamente. El mejor desempeño lo tuvieron los bonos emergentes, que ganaron 1,1% en la semana, ampliando la ganancia del mes a 1,7% y a 3,4% en lo que va del año.
Las acciones vuelven a máximos. Los activos de renta variable tuvieron una gran semana, con subas generalizadas que les permitieron cerrar en niveles máximos del año. El mejor desempeño lo tuvo el Nasdaq, con un avance de 4,3%, seguido por el Dow Jones, que ganó 3,9%, mientras que el S&P 500 terminó la semana 3,5% por encima de la semana anterior, acumulando en junio un alza de 4,3% y de 4,9% en lo que va del año. A nivel sectorial, si bien la caída del precio del petróleo arrastró al sector energético, que registró una pérdida semanal de 4,1%, el S&P 500 se favoreció del fuerte repunte de los sectores de tecnología, comunicación, consumo discrecional, bancos e industrias, que anotaron subas de entre 5,0% y 3,0%. La suba en acciones fue generalizada a nivel global: el índice general de acciones subió 3,5% en la semana y casi igual resultado tuvo el índice sin EE. UU. Dentro de este grupo, se destacaron las subas de 3,8% en Europa y en los Mercados Emergentes.
Dólar súper débil. Entre la debilidad fiscal y los ruidos por el futuro de la Fed, el dólar volvió a tener una semana bajista a nivel global. Concretamente, el índice DXY retrocedió un 1,4% y cerró en 97,33, niveles mínimos desde marzo de 2022. De esta manera, en junio perdió un 2,0%, mientras que en 2025 cae un 10,3%. Las monedas que más se apreciaron frente al dólar en la semana fueron el euro y la libra, al subir un 1,6% y 1,8%, respectivamente. Durante 2025, el euro se fortalece un 11,7%. Contra el real brasileño, también continuó la racha bajista, al perder un 0,5%, cerrando junio en -4,1% y -11,2% en el año. A diferencia de otras semanas, el oro no aprovechó esta caída y retrocedió un 2,7%, cerrando la semana en USD 3.273 la onza. Con esto, cerró junio con una caída de 0,4%, aunque en el año acumula una ganancia de 24,9%.
Mala semana para los commodities. Como comentamos más arriba, la desescalada del conflicto en Medio Oriente derrumbó el precio del petróleo, que en la semana registró una caída de 12,7% y cerró en USD 65,4, nivel inferior al que tenía el 12 de junio, fecha del ataque de Israel a Irán. De esta manera, en junio avanza un 7,6%, mientras que en el año pierde un 8,8%. Por otro lado, en commodities agrícolas, ante las buenas perspectivas de la cosecha en Brasil y de la próxima campaña en EE. UU., la soja retrocedió 3,8%, llevándola a USD 379,2 por tonelada y recortando la suba en 2025 a 3,0%. La baja en el precio se debió a que las lluvias favorecieron al territorio oeste en EE. UU., mejorando las condiciones del suelo. La excepción fue el cobre, que en la semana saltó 5,0%, acumulando en junio una suba de 8,9% y de 27,2% en el año.
Lo que viene. La agenda de la semana se concentrará en los datos del mercado laboral de junio. Se estima la creación de 129 mil empleos no agrícolas, levemente por debajo de los 139 mil de mayo, mientras que la tasa de desempleo probablemente se mantendrá estable en 4,2%, y se prevé que el crecimiento salarial se desacelere de 0,4% a 0,3%. Los datos del mercado laboral también incluirán las vacantes de empleo JOLTS, que se proyecta que aumenten a 7,45 millones, y el informe ADP, que se espera que muestre un aumento de 80 mil en el empleo privado, frente a los 37 mil de mayo. También se espera que el PMI manufacturero de ISM muestre otra contracción, mientras que el PMI de servicios de ISM podría indicar un repunte moderado. Es probable que la balanza comercial muestre un déficit más amplio.