Semana tensa para los mercados globales. Si bien cedió la presión sobre las empresas tecnológicas y los datos económicos respaldaron la decisión de la Fed de recortar la tasa de referencia y darle mayor flexibilidad a la política económica, los activos financieros globales tuvieron un mal desempeño, con caídas en acciones, bonos y commodities, mientras se revalorizaron el dólar y el oro. El shutdown, además de haber generado un apagón estadístico por casi dos meses, dejó herida la credibilidad de las estimaciones. De hecho, tanto la suba de la desocupación como la baja repentina de la inflación estuvieron influidas por cuestiones metodológicas que obligaron a tomar los datos con cautela. Si bien el escenario sigue mostrando una economía resiliente, con un mercado laboral más frágil y una inflación estable, la clave es la velocidad de convergencia a los objetivos de la Fed. Por lo pronto, habrá que esperar la normalización de los flujos de datos oficiales. Tampoco fue una buena semana para el resto del mundo, donde la atención se centró en Japón y Brasil, que fueron los activos más golpeados. En una semana corta por los feriados navideños, la atención de los inversores estará en la demorada estimación del PBI de EE. UU. correspondiente al 3Q25, que podría marcar que, a pesar de la desaceleración manifiesta en el mercado laboral, la actividad siguió creciendo a buen ritmo.

Bajó la inflación. Los datos de inflación de noviembre vinieron mucho mejor de lo esperado, quebrando la tendencia alcista que venían mostrando en los meses anteriores y confirmando que la fuerte suba de aranceles a las importaciones que realizó el gobierno de Trump sigue teniendo poco impacto. Concretamente, si bien se salteó el dato de octubre, el IPC general de octubre y noviembre subió 0,1% m/m, muy por debajo del 0,3% m/m que esperaba el mercado y de lo observado entre abril y septiembre, período en el que promedió un alza de 0,25% m/m. Con esto, la inflación anual bajó al 2,7% desde el 3,0% que marcaba en septiembre. Igual tendencia mostró el IPC Core, que en el último mes anotó un alza de 2,6% i.a., la más baja desde marzo de 2021. La desaceleración en el margen estuvo explicada por los precios de los servicios, que subieron 3,0% i.a., mientras que los de los bienes lo hicieron al 1,4% i.a., desde 3,5% y 1,5% i.a., respectivamente, que marcaban en septiembre. Sin embargo, pese a la sorpresa positiva del dato, vale remarcar que las últimas estimaciones del BLS dejan muchas dudas dado que el shutdown afectó la muestra, al no realizarse estimaciones de octubre, al tiempo que la de noviembre fue muy acotada, lo que habría empujado a la baja varias categorías, en especial la de viviendas, que no registró variaciones. Creemos que, a medida que se normalicen las estimaciones, la inflación se ubicaría más cerca del 3,0% i.a.

Subió el desempleo. En octubre, los puestos de trabajo no agrícolas se redujeron en 105 mil debido exclusivamente al empleo público que, en el marco del cierre de gobierno –shutdown–, recortó 157 mil empleos, que fueron compensados en parte por la creación de 52 mil en el sector privado. Con la reapertura del gobierno federal, se crearon 64 mil nuevos empleos, con el sector privado aportando 69 mil y el sector público recortando apenas 5 mil. Sumando los últimos dos meses, el empleo no agrícola perdió 41 mil puestos de trabajo. Dado que en el mismo período el empleo agrícola sumó 137 mil, el empleo total creció 96 mil, mientras que la Población Económicamente Activa (PEA) subió 324 mil personas. Esto implicó que 228 mil personas quedaran sin empleo, lo que elevó la tasa de desocupación a 4,6%, contra 4,2% de un año atrás y el nivel más alto desde 2021. Haciendo un balance de la dinámica del mercado laboral durante 2025, se pueden distinguir dos etapas bien marcadas: de enero a abril se crearon 123 mil puestos de trabajo no agrícolas por mes –108 mil del sector privado y 15 mil del sector público–, mientras que de mayo a noviembre apenas 17 mil –con el privado moderando a 48 mil y el público reduciendo 31 mil por mes–. Pese al freno, los salarios no sintieron el impacto y mantienen un crecimiento en torno al 0,3% m/m y, en los últimos doce meses, acumularon un alza de 3,5%, lo que les permitió seguir mejorando su poder de compra al superar a la inflación del período. Para los próximos meses se espera que el empleo público se recupere a medida que se normalice el funcionamiento del gobierno central y que el empleo privado continúe mejorando gradualmente, permitiendo que la mayor generación de puestos de trabajo absorba el aumento de la PEA y contribuya a reducir la tasa de desocupación.

Cedieron las tasas aunque cayeron los bonos. Ante la suba de la desocupación y la baja de la inflación, los rendimientos de los bonos del Tesoro tuvieron una primera reacción a la baja, aunque, ante la debilidad de las cuestiones metodológicas en las estadísticas, especialmente en la inflación –alertada por los propios miembros de la Fed, en particular Waller, quien pasó a ser el primer candidato a suceder a Powell–, recortaron parte de esa caída. De hecho, el mercado sigue previendo solo dos recortes de 25 pb para 2026, en los meses de marzo y julio. En ese marco, la UST2Y cayó 5 pb y cerró en 3,49%, reflejando la mayor sensibilidad del tramo corto a los cambios en el escenario de tasas. Igual tendencia mostraron la UST10Y y la UST30Y, que retrocedieron 4 pb y 3 pb, respectivamente, aunque no fue suficiente para revertir la dinámica que presenta diciembre, en la que subieron 13 pb y 16 pb, respectivamente, mientras que las tasas cortas se mantienen en los mismos niveles de fines de noviembre. En este contexto, la renta fija mostró un desempeño dispar. Los bonos del Tesoro cerraron la semana con una suba promedio de 0,1%, aunque acumulan una caída de 1,0% en lo que va de diciembre. En el segmento corporativo, los bonos Investment Grade operaron sin cambios en la semana, pero exhiben una baja de 1,5% en el mes. Los High Yield mostraron un tono más débil, con una caída semanal de 0,2% y un retroceso acumulado de 0,8% en diciembre. Por su parte, la deuda de mercados emergentes operó estable en la semana y registra una baja de 0,5% en el mes, mientras que los TIPS retrocedieron 0,3% semanal y acumulan una caída de 1,2% en diciembre.

Volatilidad y caída en acciones. Las acciones transitaron nuevamente una semana volátil, marcada por las persistentes dudas respecto del sector tecnológico vinculado a la IA. Sin embargo, hacia el final de la semana el Nasdaq revirtió la tendencia y cerró con una suba de 0,5%, mientras que en diciembre cae 0,4%. El S&P500 cayó 0,2% en la semana y, en diciembre, pierde 0,4%. El Dow Jones perdió 0,6% semanal, mientras que en el mes es el único de los tres principales índices en mostrar una suba de 1,1%. Las Small Caps también tuvieron una semana negativa, con una caída de 1,1% semanal, aunque acumulan una suba de 0,9% en el mes. Por sectores, los que más sufrieron en la semana fueron el energético (-2,9% semanal; -2,3% en diciembre), debido a la baja en el precio del petróleo, el consumo no cíclico (-0,7% semanal; -0,6% en diciembre) y la industria (-0,5% semanal; +1,5% en diciembre), mientras que los más beneficiados fueron consumo discrecional (+1,3% semanal; +3,4% en diciembre), salud (+0,9% semanal; -1,4% en diciembre) y materiales (+0,6% semanal; +1,6% en diciembre).

Semana negativa a nivel global. El índice global de acciones excluyendo EE. UU. retrocedió 0,7% en la semana, aunque aún acumula una leve ganancia de 0,3% en diciembre. Los mercados emergentes también cayeron 0,7% semanal y registran una baja de 0,9% en el mes. Dentro de este grupo, Brasil se destacó negativamente con una caída de 6,1% en la semana, afectado por el resurgimiento de dudas en torno a las elecciones presidenciales de 2026, acumulando un retroceso mensual de 6,9%. China, por su parte, perdió 1,1% en la semana y profundizó su caída mensual hasta 2,2%. Los mercados desarrollados mostraron una performance mixta: Europa avanzó 0,3% en la semana y suma una suba de 1,6% en diciembre, mientras que Japón registró la corrección más pronunciada del grupo, con una baja semanal de 3,9% y una caída acumulada de 2,8% en el mes.

El dólar recupera levemente y el oro se afianza. El US Dollar Index avanzó 0,2% en la semana, aunque acumula una caída de 0,8% en el mes, cerrando en 98,61. El movimiento estuvo explicado por un fortalecimiento de 0,2% frente al euro y de 1,1% frente al yen, en un contexto en el que, pese a la reciente suba de tasas del BoJ, persisten las dudas sobre el sendero futuro de la política monetaria. En contraste, el dólar se debilitó levemente frente a la libra, con una baja de 0,1%. En Brasil, donde primó la incertidumbre política ya que las encuestas muestran a Lula ganador por amplia diferencia en 2026, el dólar subió 2,1% en la semana y acumula un avance de 3,6% en diciembre, finalizando en USDBRL 5,51. Por su parte, el oro extendió las ganancias por segunda semana consecutiva, apoyado en el dato de inflación en EE. UU., que reforzó las expectativas de nuevos recortes de tasas. El metal subió 1,1% en la semana y cerró en USD 4.351 la onza, cerca de sus máximos históricos, acumulando una suba de 2,8% en diciembre.

Caída en commodities. El petróleo WTI cerró la semana con una baja de 1,0% y acumula una caída de 2,9% en lo que va del mes, finalizando en torno a USD 56,9 por barril. El movimiento estuvo dominado por un escenario de clara sobreoferta global, con la restauración gradual de producción por parte de la OPEP+ y un fuerte avance de la oferta en EE. UU. y América Latina, en un contexto en el que comienzan a aparecer señales de demanda más débil, especialmente desde China. A lo largo de la semana, los episodios geopolíticos —como el endurecimiento de sanciones de EE. UU. sobre buques vinculados a Venezuela y versiones de mayores restricciones al sector energético ruso— generaron rebotes puntuales, pero no lograron revertir la tendencia. La soja cerró la semana con una caída de 2,5% y acumula un retroceso de 7,7% en el mes, finalizando en USD 385,2 la tonelada. La baja estuvo explicada por un ritmo de exportaciones de EE. UU. más débil de lo esperado y por un escenario de oferta holgada a nivel global. Las compras de China continúan por debajo de los volúmenes inicialmente anunciados, mientras que las buenas condiciones climáticas en Sudamérica refuerzan las expectativas de una cosecha abundante y anticipan una mayor competencia desde Brasil a partir de fines de enero. El cobre se destacó con una suba de 3,0% en la semana y acumula una suba de 4,9% en el mes, cerrando en USD 5,45 la libra. El movimiento se sostuvo en una demanda firme —ligada a vehículos eléctricos e infraestructura energética— impulsada por inversiones vinculadas a IA, en un contexto de oferta ajustada por disrupciones en minas de Chile y Perú.

Lo que viene. En una semana corta por los feriados de Navidad, la atención del mercado seguirá puesta en la actualización de indicadores relevantes. Al respecto, se publicará la estimación del PBI del 3Q25 –se difundirá directamente la segunda revisión y no se realizará la primera por el shutdown–, para la cual se espera una expansión de 3,2% t/t anualizado –el nowcast de Atlanta apunta a 3,5% t/t–, impulsada por el consumo privado. También se publicarán los datos de beneficios empresariales, mientras que se prevé que los pedidos de bienes duraderos de octubre aumenten 0,4%. Además, la Reserva Federal publicará las cifras de producción industrial de octubre y noviembre, así como también se dará a conocer el índice de confianza del consumidor del Conference Board.