Pasado el optimismo por el control de la pandemia COVID-19, que todavía muestra signos de vida, sobrevino nuevamente el pesimismo por la invasión de Rusia a Ucrania. Los mercados están volátiles, pero seguimos pensando que la inflación se irá acotando gradualmente, y lo más probable es que tendremos una desaceleración moderada de la economía global, cómo se ve en la gran cantidad de rojos en el Cuadro 1, basado en proyecciones del FMI de octubre pasado que, curiosamente, muestra mejoras sólo para el Cono Sur, debido a los mejores precios de sus commodities. La moderación en la inflación y un crecimiento más rápido que el previsto seguirán dependiendo de que la guerra Rusia-Ucrania no se agudice. Una gran pregunta es ¿cuál será el motor que nos llevaría nuevamente al crecimiento? Por ahora no se avizora.
La Fed ralentizó la suba de las tasas de interés, pero, al mismo tiempo, advirtió que la economía de EEUU está a punto de estancarse. La suba instaló las tasas de la Fed en el rango de 4,25 a 4,50% (+50 puntos). Coincidió así con lo proyectado por los analistas que esperaban que la Reserva Federal comience una desaceleración paulatina en el aumento de las tasas de interés.
La Fed también recortó fuertemente su previsión de crecimiento para 2023 a 0,5% contra el 1,2% vigente y aumentó su pronóstico de inflación para 2023 por lo que puede llevar a sus tasas por encima de 5%. La inflación en EEUU sigue moderándose y da esperanzas de que el récord de inflación reciente, vaya amainando, dando margen a la Reserva Federal para desacelerar o incluso finalizar el aumento de tasas. El IPC anual de noviembre fue 7,7%, la quinta caída consecutiva. La inflación núcleo –excluyendo alimentos y Energía- fue sólo 0,3% en octubre y cayó al 6,3% anual.
Bajar la inflación y consumir más energías verdes podrían ser el módico precio de la amenazante crisis global, pero estarán sujetos a la intensidad de la guerra en curso. Se espera con ansiedad la variación anual del PIB del tercer trimestre en EEUU, probablemente la tercera negativa consecutiva. Mientras tanto, Brasil sorprendió creciendo 1,2% en T2, no lo suficiente para una victoria de Bolsonaro.
En octubre pasado, el FMI recortó el crecimiento global del PIB de 2022, estimándolo en 3,2% (dramáticamente menor que el 4,9% estimado hace un año), y en sólo 2,7% para 2023.
El dólar sigue en pausa en su apreciación, pese a la baja de la inflación en EEUU. Es probable que esté pesando la gigantesca deuda global, pública y privada, que está cerca a los 350 billones de USD y de los 400% del PIB mundial. Esta deuda está, en su mayoría, en dólares En ese marco, será muy dificultoso tomar deuda “barata”. Sin embargo, el contexto global está ayudando a la Argentina, con los precios de los granos. Lo propio ocurriría con los combustibles si Vaca Muerta cumple sus promesas de funcionar a full.
Con Sergio Massa como primer ministro de hecho, podría ocurrir (1) que se evite una profundización de la crisis; (2) que, eventualmente, se logre converger a menores tasas de inflación mediante un plan de estabilización, que está en marcha, pero todavía no a full.