La biotecnología, según una Convención de la ONU en 1992, se define como “toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o procesos para usos específicos”. Si la definición de diccionario no es del todo clara y comprensible, veámosla con un par de ejemplos simples. Para elaborar un pan casero tomamos la levadura (un organismo vivo que compramos en el supermercado pero bien podríamos encontrar en algunos suelos), la integramos con la harina utilizando agua, le damos un rato de calor a la mezcla y obtenemos el producto esperado. Este simple proceso que se repite desde hace miles de años y revolucionó para siempre la alimentación humana encaja bastante bien con la definición de biotecnología: utilizamos un organismo vivo para que tenga un efecto determinado y así fabricar un producto distinto.
Faltaría profundizar, claro está, sobre la parte de tecnología. Si nos adentramos en ese mundo descubrimos que, con la tecnología disponible en el presente, es posible aislar un pequeño gen e introducirlo en un organismo distinto, obteniendo un “organismo transgénico”. En definitiva, no es muy distinto de lo que hicimos con el pan: tomamos algo vivo (puede ser levadura o un gen de algún microorganismo) para aplicarle un tratamiento y fabricar otra cosa distinta (puede ser un pan, un organismo transgénico, una vacuna o lo que se nos ocurra). Como veremos, la biotecnología puede ser la llave hacia la solución de muchos de los problemas del futuro, y entenderla es fundamental para utilizarla sabiamente a la hora de invertir.
Las predicciones más confiables de cara al futuro de la humanidad nos presentan tres escenarios preocupantes: en las próximas décadas habrá más población, esa población será en promedio más avejentada, y estos cambios estarán atravesados por el ineludible cambio climático. Por suerte para nosotros, la biotecnología tiene el potencial para mejorar drásticamente la calidad de vida de millones, y es tal vez eso lo que la haga tan atractiva como inversión. Vayamos por partes. Hoy convivimos en la Tierra cerca de 7.800 millones de personas, cifra que crecerá hasta 8.900 millones (incremento del 14%) en el año 2035 y casi 10.000 millones (aumento mayor al 25%) hacia 2050. Lógicamente, alimentar a tanta gente supone un problema, siendo que con los niveles de población actuales estamos lejos de erradicar el hambre en el mundo. El drama se acentúa si tenemos en cuenta que el cambio climático transformará para peor las condiciones en las que se cultivan los alimentos. Volatilidad en las temperaturas, catástrofes naturales, inundaciones y sequías son solamente algunos de los obstáculos que habrá que sortear en el mediano plazo para producir los alimentos que nos mantienen vivos. Sin embargo, gracias a la biotecnología, alimentos genéticamente modificados pueden ser diseñados para crecer en condiciones desfavorables y a gran escala, siendo incluso más nutritivos que los orgánicos. Es más, la biotecnología también nos ayudará a atacar el problema desde el lado del Medio Ambiente: la creación de materiales biodegradables, el tratamiento de residuos y la reducción de contaminantes serán cruciales para revertir el daño que ha sufrido nuestro ecosistema.
Con respecto al envejecimiento poblacional, se calcula que hacia 2050 más del 20% de la población será de avanzada edad (en comparación al 9% actual). Como sabemos, los mayores de 65 años son los que más medicamentos requieren, por lo cual esta transición derivará en un marcado aumento de la demanda de los mismos. La biotecnología, otra vez, puede ser la salvadora: son incontables los avances que se han logrado en los últimos años al respecto, y muchos más si se tiene en cuenta los que están en desarrollo. Sin ir más lejos, BioNTech y Novavax son dos compañías dedicadas a la investigación y desarrollo de innovaciones biotecnológicas para el área de la salud que han conseguido vacunas efectivas contra el Coronavirus en menos de un año. BioNTech, además, tiene en fases experimentales interesantes proyectos de inmunoterapias contra distintos tipos de cáncer.
Podemos afirmar, entonces, que la biotecnología tiene todo para seguir creciendo. El hecho de que en ella se encuentren muchas de las soluciones a los problemas del presente y futuro, en especial los relacionados a la calidad de vida de millones de nosotros, posiciona al sector como una más que interesante alternativa de inversión en el mediano y largo plazo. Es importante mencionar, de todos modos, que es común que los proyectos de desarrollo biotecnológico necesiten grandes sumas de capital y luego no lleguen a buen puerto, o tarden muchos años en lograr sus objetivos. Al fin y al cabo, se trata de procesos largos y complejos que a menudo quedan a mitad de camino, pero no por eso hay que desestimarlos. Porque cuando consiguen sus objetivos, como vimos, pueden alcanzar ganancias millonarias y aportar gran bienestar a la vida de muchos. Y es por eso que la biotecnología no tiene techo.