El lunes, las acciones volvieron a operar con caídas en la antesala del balance de Nvidia y del caudal de datos oficiales que empezará a normalizarse tras el fin del shutdown. La discusión interna en la Fed sobre la necesidad de nuevos recortes también influyó en el ánimo general, impulsando el dólar, aunque cayeron levemente las tasas de los bonos. En commodities, el petróleo se mantuvo estable en un contexto dominado por temores de sobreoferta, mientras que la soja volvió a destacarse gracias a compras puntuales de China y a un escenario global de oferta más ajustado.

La renta variable registró nuevamente un desempeño negativo, con un mercado que se encuentra a la espera de datos económicos oficiales y al balance de Nvidia el miércoles al cierre de la rueda. Concretamente, los tres principales índices retrocedieron 1,2%. Por lo tanto, noviembre viene siendo un mes de bajas para las acciones, con caídas de 4,4% para el Nasdaq, 2,6% para el S&P 500 y 2,0% para el Dow Jones. Entre las acciones individuales, lo más destacado fue que Alphabet subió 2,7% luego de que Berkshire Hathaway revelara haber tomado una posición de USD 4.900 M en el tercer trimestre y cerró cercano a su máximo histórico. En el resto del mundo, las acciones también operaron a la baja. Entre los desarrollados, Japón perdió un 1,9% y Europa un 1,2%. Por el lado de los mercados emergentes, la caída fue de 1,2%, liderada por Brasil que retrocedió un 1,3% y China un 1,2%.

En el mercado de bonos se vieron leves caídas para las tasas de los soberanos, a la vez que la probabilidad de un recorte de 25 pb en diciembre alcanzó un nivel de 43%. Esta probabilidad viene bajando desde 65% hace dos semanas y 52% al cierre de la semana anterior, ya que ciertos miembros de la Fed han puesto en duda la necesidad de recortar tasas en diciembre. En concreto, la UST2Y se mantuvo neutral en 3,61%, mientras que la UST10Y cedió 2 pb y cerró en 4,13%. De esta manera, el índice de bonos del Tesoro avanzó un 0,1%. En tanto, por el lado de bonos corporativos, se destacaron los Investment Grade con un alza de 0,2%, al tiempo que los High Yield no registraron cambios. Por último, la deuda de mercados emergentes también se destacó al ganar un 0,2%.

La baja en las probabilidades de un recorte adicional de tasas en diciembre le dio soporte al dólar DXY, que avanzó un 0,2% y continúa lateralizando en la zona de 99,49. Esta variación se dio gracias a que el euro cayó un 0,2%, la libra un 0,1% y el dólar se fortaleció un 0,4% frente al yen. En particular, con este movimiento, el yen se encuentra en mínimos de febrero, luego de que la primera ministra Sanae Takaichi instara al Banco de Japón a mantener tasas bajas, enfatizando que la política monetaria debe sostener tanto el crecimiento económico como una inflación estable. Por otro lado, en Brasil el dólar recuperó un 0,7% y cerró en USDBRL 5,33. En cuanto al oro, anotó un retroceso de 1,6% hasta USD 4.012 la onza.

En commodities, el petróleo WTI bajó un 0,5% hasta USD 59,8 el barril debido a que el puerto ruso de Novorossiysk retomó sus operaciones luego de un cierre de dos días provocado por un ataque con drones ucranianos. Esta interrupción anterior había impulsado el precio del crudo en la rueda del viernes en torno a 2%. Trump afirmó el domingo que los republicanos están redactando un proyecto de ley para sancionar a cualquier país que comercie con Rusia y mencionó que Irán podría ser incluido. Aun así, el panorama del mercado petrolero sigue siendo bajista ante expectativas de una sobreoferta hacia finales de este año y el próximo, dado que tanto los países de la OPEP como los productores fuera del bloque están aumentando su producción en un contexto de crecimiento más débil de la demanda. En cuanto a agrícolas, la soja extendió su racha positiva con una fuerte suba de 4,0%, cerrando en USD 425 la tonelada. El impulso se dio por una compra sorpresiva por parte de China de siete cargamentos de EE. UU. para entregas entre diciembre y enero. En paralelo, el informe de noviembre del USDA (United States Department of Agriculture) recortó la producción mundial en cerca de 4,1 millones de toneladas hasta unos 421,75 millones y redujo los stocks finales globales a alrededor de 121,99 millones de toneladas, achicando el colchón de oferta disponible.