La tasa de los bonos del Tesoro americano a 30 años (UST30Y) registró fuertes subas en lo que va del año, ubicándose de nuevo por encima del 5%. Si bien estos niveles se alcanzaron en un corto período en octubre de 2023, este rango de tasas no se veían desde junio de 2007. En aquel momento, el ciclo económico estaba en su punto máximo, con plena expansión, y la Fed se encontraba implementando una política monetaria contractiva para bajar la inflación.

En los últimos meses, el aumento en la prima exigida por los inversores de bonos de largo plazo se explicó por una combinación de factores: preocupaciones crecientes sobre la sostenibilidad fiscal de EE. UU., una política monetaria de la Fed en modo “wait and see”, una demanda más débil en las últimas subastas de deuda a largo plazo y un entorno geopolítico incierto por las medidas del gobierno americano.

¿Qué podemos esperar invirtiendo en este instrumento?

Si bien Estados Unidos ya no tiene calificación crediticia AAA, seguimos considerando que no presenta riesgo de crédito y que cumple su función de “tasa libre de riesgo”. Sin embargo, al invertir en esta clase de activo, nos enfrentamos a una gran exposición a duración, también denominado “riesgo de tasa de interés”. Esto quiere decir que los bonos de duración larga son altamente sensibles a cambios en las tasas de interés.

En el siguiente cuadro mostramos cómo impactan distintos movimientos en la tasa de interés (YTM) sobre los rendimientos totales del UST30Y en el próximo año. Si la tasa se mantiene estable, el inversor devenga un rendimiento del 5%. En cambio, en escenarios de caídas de tasas, los retornos se vuelven atractivos gracias a la larga duración, y viceversa. No obstante, creemos que el punto de entrada actual ofrece una relación riesgo-retorno atractiva. Por ejemplo, una baja de 50 bp podría generar un retorno cercano al 13%, mientras que una suba similar implicaría una pérdida del 2%, producto del nivel elevado de tasas y a la convexidad positiva del bono. La Breakeven Yield (tasa a la cual el inversor no gana ni pierde) se encuentra en 5,32%; es decir, 33 bp por encima del nivel actual.

Dicho esto, no todo es positivo. Un escenario de desanclaje de expectativas de inflación a largo plazo o una pérdida de credibilidad fiscal podría llevar el nivel de tasas largas aún más alto, generando importantes caídas de precios. Para entender mejor los riesgos, analizamos el comportamiento histórico del ETF de bonos del Tesoro largos (TLT) frente al de las acciones globales (ACWI). En los últimos años, los bonos llegaron a tener una caída máxima del 47%, en tanto que las acciones, del 26%. Además, en los últimos tres años, ambas clases de activo tuvieron una volatilidad similar, del 16%. Aun así, las dos presentan una correlación negativa histórica, ya que distintos factores de riesgo afectan a cada uno.

En conclusión, creemos que los bonos del Tesoro a 30 años son una clase de activo interesante para invertir hoy, debido al alto nivel de tasas y a la duración de los bonos. Sin embargo, es importante remarcar que esta inversión representa altos riesgos, aun tratándose de bonos del Tesoro americano. Por último, podemos concluir que suele ser un buen diversificador para la parte de renta variable en una cartera.