El año 2023 estuvo marcado por una alta volatilidad en los mercados financieros en varios aspectos. En cuanto a la macroeconomía, en los países desarrollados persiste la alta inflación que había comenzado en 2022. Los Bancos Centrales tomaron medidas de contracción monetaria, incluyendo aumentos en las tasas de interés, con el objetivo de combatir la inflación, que en parte se está logrando. Además, hubo incertidumbre en las economías de diferentes países, con debates sobre si experimentarían un soft landing o terminarían en una recesión. Por otro lado, los mercados emergentes enfrentaron desafíos significativos, debido al notable fortalecimiento del dólar y a las consecuencias de las políticas monetarias globales.

En el ámbito geopolítico, se observaron varias tensiones, como el conflicto entre Ucrania y Rusia, las tensiones entre EE. UU. y China, y el conflicto entre Israel y Hamas. Estos eventos contribuyeron a la volatilidad en los mercados financieros y generaron preocupaciones a nivel global.

En el siguiente cuadro podemos observar un gráfico de riesgo-rendimiento de las distintas clases de activo en 2023. En el eje Y encontramos rendimiento total, y en el eje X la volatilidad medida por el desvío estándar. A simple vista, podemos destacar los siguientes puntos:

  • La renta variable tuvo un gran año, en donde el S&P 500 subió cerca del 26%. Europa acompañó bastante la suba, mientras que el índice US Small Cap se encontró más retraído durante la mayoría de 2023, y logró achicar esa distancia al final del año. Los emergentes se encontraron bastante por debajo en rendimiento, y con mayor volatilidad.
  • Con respecto a la renta fija, los instrumentos con mayor duration fueron los que peor rendimiento ajustado por volatilidad tuvieron.
  • Nuestras carteras recomendadas tuvieron un sólido rendimiento ajustado por riesgo en comparación al resto de las clases de activo. Podemos observar que se encuentran sobre la frontera eficiente en 2023. 

En resumen, 2023 fue un año de alta volatilidad en los mercados financieros, marcado por desafíos macroeconómicos como la alta inflación y las políticas de los Bancos Centrales, así como tensiones geopolíticas. A pesar de esto, se observaron rendimientos positivos en ciertos sectores, como la renta variable, y sorpresas en la renta fija, destacando la capacidad de adaptación y gestión de riesgos de las carteras recomendadas en un entorno complejo y en constante cambio.