No está hace años Latam en la agenda de Estados Unidos y menos Argentina. Biden, un joven senador que nos conoce desde Malvinas cuando nos “retó” por haber entrado en guerra con UK, es hoy el Presidente electo de Estados Unidos.

Su línea ideológica es moderada dentro de un Partido Demócrata que ha virado a la izquierda de la mano entre otros de Sanders. Hay que ver quien lo secunda en el gabinete, en particular en la secretaría del Tesoro. Sonó el nombre de un funcionario de un gran Fondo de inversión vinculado a la negociación de deuda en Argentina que podría ir al Tesoro.

Pude ser que la política monetaria laxa de baja tasa de interés estimule la devaluación del dólar respecto al euro y mantenga, como es el caso ahora, las materias primas más caras. La soja en 420 dólares no está para nada mal.

Puntualmente Biden impulsa una agenda verde, es crítico del fracking, la técnica utilizada en Vaca Muerta para la extracción no convencional de petróleo y gas. Esto puede ser complejo por las inversiones americanas que precisamos en esa área central del país.

Si se reimpulsa la globalización, cuestionada por Trump hacia un mayor comercio siempre es positivo para nuestro país siempre tan cerrado.

Las exportaciones del mundo están creciendo a una tasa muy baja desde la crisis de 2008 y sería deseable revertir este proceso a nivel mundial.

No parece para Biden que sea problemático que la región y Argentina en particular sigan teniendo negocios con China. Biden desde el Senado ha influido en decisiones de Argentina vinculadas a negociación de deuda, dinámica de empresas y otros asuntos institucionales. Nos conoce bastante y sabe más de la región que Trump. Es prematuro conjeturar el impacto, podemos saber más hacia mediados del año que viene.

El actual gobierno peronista es más afín por su ideología a los demócratas como en su momento el peronismo de los 90 liderado por un Menem conservador se acercó a Bush.

Es central y es una nueva ventana de oportunidad que nuestro país apueste fuerte por Estados Unidos que dominará la economía mundial hasta entrados los años 30 de este siglo. Históricamente desde 1900 nuestra relación fue tensa con Estados Unidos por no ser complementarios en el comercio exterior. Es una oportunidad más para revertir ese proceso siendo el capital americano el más significativo que recibe nuestro país desde la primera guerra mundial cuando desplazó al británico.