Durante el ciclo de vida empresaria la administración de activos fijos es llevada adelante por múltiples funcionarios bajo políticas no necesariamente homogéneas que se traducen en información de baja calidad o inconsistente. La consultoría de gestión de activos permite optimizar la información existente y brinda las herramientas para administrar la información que se genere a futuro.
Algunos ejemplos de aplicación de la valuación de activos son la adopción del modelo de revaluación para su medición en los estados contables (revalúo), la distribución del costo de adquisición en una combinación de negocios (PPA), la verificación de sumas asegurables pre/post siniestro, la cesión de bienes para cobertura de garantías de préstamos bancarios o cuentas corrientes, el respaldo para operaciones de compra/venta, el soporte de emisión de bonos u obligaciones negociables, la revisión tarifaria y/o de inversiones en empresas de servicios públicos, presentaciones fiscales o aduaneras, entre otros.
Conocer el universo de bienes que componen el rubro activo fijo, su localización, las vidas útiles esperadas, y los valores intrínsecos de los mismos desde distintas ópticas, requiere de una gestión administrativa eficiente, que permita contar con información precisa en cada momento en que sea requerida tanto por agentes propios como externos de la compañía.
Este modelo de gestión eficiente comienza con un relevamiento físico de los activos fijos en los distintos sitios con que cuenta la compañía, para verificar existencia, obtener características identificatorias, situación operativa, estado de conservación, así como también el área o sector en el que específicamente se encuentran. Asimismo, es una práctica recomendada, aprovechar el relevamiento para identificar los activos fijos mediante un rótulo o marbete, que contiene un número de referencia, y un código de barras o RFID para permitir controles por parte de funcionarios de la compañía que no cuenten con el conocimiento técnico suficiente para la realización de controles futuros.
El procedimiento continua luego con una integración de la información de los bienes relevada físicamente en el campo, con la administrativa proveniente de los libros contables, impositivos, y los de reporte al exterior en aquellas compañías que son filiales de una casa matriz, y para lo cual se recurre a distintas técnicas de conciliación o apropiación entre las diversas fuentes de información.
Una vez conformada la base de activos fijos, corresponde analizar las vidas útiles relacionadas con los mismos, y la verificación de recuperabilidad de sus valores de libros y/o la revaluación propiamente dicha.
En el caso de las vidas útiles, su correcta estimación permitirá que las alícuotas de amortización sean representativas de las características técnicas de los distintos bienes y compatibles con lo inicialmente proyectado para el giro del negocio. Para ello, la gestión de activos fijos se enfoca tanto en la revisión de las políticas de vidas útiles totales con que cuenta la compañía, aplicables a las nuevas incorporaciones, como en el análisis de las vidas útiles remanentes de bienes ya existentes afectados a la operación, para adecuar las mismas a su realidad en cuanto estado de conservación, nivel de operación, y grado de obsolescencia.
Respecto a los valores de los activos fijos, es mandatorio, tanto por normas de contabilidad locales como por internacionales, verificar la recuperabilidad de los valores de libros, lo cual se cristaliza a través de su comparación con el valor de uso por unidad generadora de efectivo, que surge del valor presente de los ingresos netos provenientes del negocio asociado a la operación de los bienes, o con el valor neto de realización, el mayor de ambos, correspondiendo ajustar en aquellos casos en que el valor de libros supere al valor recuperable que surja del análisis.
Independientemente de esta medición para verificar recuperabilidad de los valores de libros, para el modelo de gestión eficiente, conocer el justo valor de los activos fijos resulta de un interés estratégico, que se manifiesta en forma eventual o periódica dentro del ciclo de vida de una empresa, y responde a requerimientos propios o de externos tales como Organismos de Control (CNV, IGJ, Direcciones Provinciales), Auditores, Autoridades Fiscales, Entidades Bancarias, Compañías/Brókeres de Seguros, Entes Reguladores, Poder Judicial, etc.
*Este artículo fue originalmente publicado por BDO Argentina en https://www.bdoargentina.com/es-ar/novedades/2023/la-importancia-de-optimizar-la-gestion-de-los-activos-fijos-empresarios