Pese a que la inflación interanual correspondiente al mes de febrero de 2025 se ubicará en torno al 67%, la recaudación tributaria mostró un crecimiento considerablemente superior, alcanzando un incremento interanual del 86,5%. 

Este desempeño destacado refleja no sólo una recuperación en términos reales, sino que también pone en evidencia un notable incremento en la eficiencia recaudatoria por parte de la administración tributaria, incluso en un escenario complejo donde distintos cambios normativos recientes podrían haber justificado una caída o, al menos, un estancamiento en la recaudación.

Tal consideración adquiere mayor relevancia si se tiene en cuenta que, durante los últimos meses, se impulsaron modificaciones tributarias orientadas precisamente a aliviar la presión fiscal sobre ciertos sectores económicos específicos. Dichas medidas habrían llevado naturalmente a esperar una reducción en el volumen global de recursos recaudados, sin embargo, ocurrió lo contrario.

Menos presión fiscal

Entre las modificaciones más destacadas cabe señalar, en primer lugar, la disminución sustancial del Impuesto PAIS aplicado a las importaciones de bienes, medida impulsada especialmente por la significativa reducción de la brecha existente entre el dólar oficial y el dólar bolsa (MEP). Esta reducción en la brecha cambiaria generó condiciones económicas más estables y previsibles para los importadores, facilitando así el acceso a divisas en condiciones más competitivas y transparentes, y disminuyendo considerablemente los costos operativos relacionados con las compras internacionales.

Asimismo, se adoptó una política fiscal expansiva mediante la reducción significativa de las retenciones aplicadas al sector agropecuario, tradicionalmente una fuente importante de ingresos tributarios para el Estado. Dicha disminución busca devolver la competitividad perdida en la producción agrícola y fomentar una mayor inversión privada en ese sector, lo cual, en teoría, habría derivado en una merma inmediata en la recaudación vinculada a estos derechos de exportación.

Por otro lado, también se verificó una caída en los anticipos del Impuesto sobre los Bienes Personales, como resultado directo del éxito del régimen especial implementado recientemente para la regularización e ingreso voluntario de dicho impuesto. Esta medida propició que numerosos contribuyentes adelantaran pagos o normalizaran situaciones pendientes en ejercicios anteriores, impactando inicialmente en la percepción adelantada de impuestos, pero al mismo tiempo reduciendo los anticipos exigibles en períodos subsiguientes que tiene impacto en la revisión interanual.

Incremento de la recaudación

En materia del Impuesto a las Ganancias se observa un incremento marcadamente superior al promedio general de la recaudación, alcanzando aproximadamente un 140% interanual. Este desempeño sobresaliente se explica, principalmente, por el aumento significativo en la base de empleados en relación de dependencia obligados al pago del tributo, como consecuencia directa de la modificación del esquema tributario vigente y la eliminación del régimen cedular especial aplicable a los altos ingresos, que se encontraba operativo hasta febrero del año anterior.

Asimismo, este fuerte aumento en la recaudación del impuesto a las Ganancias se explica también por el efecto positivo que tuvo el crecimiento económico en ciertos sectores clave durante los últimos meses, destacándose especialmente aquellos vinculados a la industria energética, la actividad financiera, sectores exportadores agroindustriales y la economía del conocimiento, entre otros. La mayor rentabilidad registrada en estas actividades, impulsada principalmente por una recuperación en la actividad económica, generó un efecto directo en el incremento sustancial de los anticipos tributarios ingresados durante febrero de 2025 en comparación con igual mes del año anterior.

Reforma tributaria

En definitiva, este sorprendente crecimiento del 86,5% interanual en la recaudación tributaria, muy superior al nivel de inflación proyectado del 67%, evidencia una clara recuperación de la economía argentina. Este escenario positivo ofrece al Gobierno Nacional una oportunidad única para abordar, con mayor margen de maniobra, un proceso de reformas tributarias profundas orientadas específicamente a la eliminación gradual de impuestos altamente distorsivos que históricamente han limitado el desarrollo económico del país.

La elevada presión tributaria vigente en Argentina ha sido objeto constante de críticas tanto desde el ámbito empresarial como académico, debido a sus efectos negativos sobre la inversión, la producción y la competitividad general del sistema económico. En particular las retenciones a las exportaciones agroindustriales, el Impuesto al Cheque y ciertas cargas sociales excesivamente altas, suelen ser mencionados como los tributos más distorsivos y que afectan negativamente el desarrollo económico sustentable a largo plazo.

En este contexto favorable de aumento sostenido de los ingresos fiscales, el gobierno cuenta ahora con una plataforma sólida desde la cual impulsar reformas tributarias que avancen hacia una estructura impositiva más eficiente, justa y menos regresiva. La eliminación, o al menos la reducción gradual, de impuestos particularmente distorsivos permitiría reducir considerablemente los costos operativos de las empresas, especialmente aquellas vinculadas a sectores exportadores, pymes y emprendedores, incentivando así la inversión productiva, la formalización económica y la creación genuina de empleo.

Finalmente, este incremento de la recaudación tributaria constituye también un claro mensaje hacia los actores económicos nacionales e internacionales acerca del potencial de recuperación y estabilidad económica del país. Una reforma tributaria integral que avance sobre la eliminación efectiva de impuestos distorsivos contribuirá, sin lugar a dudas, a fortalecer aún más la confianza en la economía argentina, potenciando un ciclo virtuoso de inversiones, empleo formal, productividad y bienestar general para toda la sociedad.