JP Morgan acumula un alza de 33,5% en lo que va del año, superando ampliamente tanto al S&P 500 (+14,4%) como al promedio de sus pares financieros (+13,1%). Sus acciones cotizan en máximos históricos, con una capitalización de mercado de USD 866 MM, que lo ubican como la 13ª empresa más valiosa del mundo y, por amplia diferencia, como el banco más grande del planeta.

El rendimiento de 2025 no es un hecho aislado. Desde que Jamie Dimon asumió la dirección en 2006, las acciones de JP Morgan rindieron un 14% anual, multiplicando su valor por 13x. En el mismo período, el S&P 500 rindió 11% anual y el sector financiero estadounidense apenas 6% anual.

Los pilares de Dimon

Cuando Dimon tomó el mando, JP Morgan era el séptimo banco global por activos y el cuarto por valor de mercado, detrás de Citigroup, Bank of America y HSBC. Su gestión transformó a la institución en un líder absoluto, apoyado por cuatro principios fundamentales.

En primer lugar, su disciplina en riesgos y mentalidad de comprador. Desde los inicios de su gestión, Dimon se caracterizó por acumular liquidez durante los años de bonanza, posicionándose favorablemente para ejecutar adquisiciones oportunistas en tiempos de crisis. Esta práctica le permitió comprar a precio de remate a Bear Stearns, Washington Mutual y Cazenove durante 2009, y más recientemente al First Republic Bank durante la fugaz corrida bancaria de 2023.

Segundo, Dimon fomentó una cultura de gestión rigurosa de riesgos legales y reputacionales, resolviendo con rapidez los litigios y evitando los escándalos que golpearon a otros grandes bancos norteamericanos.

En tercer lugar, amplió y modernizó las divisiones de banca de inversión, trading y gestión patrimonial, logrando disputar el liderazgo de Goldman Sachs y Morgan Stanley, quienes históricamente dominaron estos segmentos.

Por último, cabe destacar las agresivas inversiones en innovación. JP Morgan lleva años invirtiendo más de USD 10 MM anuales en tecnología, desarrollando capacidades notablemente superiores a sus rivales en áreas como servicios digitales, ejecución de operaciones y procesamiento administrativo.

Estos puntos aumentaron considerablemente la eficiencia y rentabilidad del banco, que en la actualidad se destaca por tener el mayor retorno sobre los activos (1,3%) y el capital (16,9%) entre los principales bancos norteamericanos. Además en los últimos tres años demostró que continúa siendo capaz de expandir ingresos y ganancias a mayor ritmo que sus rivales.

El fin de una era

Ahora bien, el banco se acerca a una etapa de sucesión y grandes cambios. Tanto Dimon como su número dos, el argentino Daniel Pinto, planean retirarse. Pinto ya confirmó su salida para fines de 2026, mientras que Dimon lo haría dentro de los próximos tres años.

El principal candidato a la sucesión es Troy Rohrbaugh, quien codirige la unidad de Banca Comercial y de Inversión, responsable del 44% de los ingresos del banco. Sus prioridades incluyen la expansión en Japón e India, dos mercados considerados clave para el futuro, y el fortalecimiento de la presencia de JP Morgan en los mercados privados, desde venture capital y financiamiento de startups hasta el crédito alternativo.

En conclusión, la era Dimon quedará marcada como una de las gestiones más exitosas en la historia de la banca moderna. La incógnita es si su sucesor será capaz de sostener el mismo nivel de disciplina, innovación y visión estratégica que convirtió a JP Morgan en un gigante global. La transición, por tanto, no solo pondrá a prueba al banco, sino también al próximo líder que herede el legado de Dimon.