La semana pasada tuvo lugar la reunión del Comité de Política Monetaria de la FED, que define en gran medida el panorama futuro de las condiciones de liquidez, con implicancias que se ramifican al resto de las naciones. En la misma se proyectó que la suba de tasas, prevista inicialmente para 2024, se adelantaría a fines del año 2023, alcanzando valores cercanos al 0,6% anual.
La FED se expresó atenta sobre los fuertes aumentos en el precio de los commodities y la acelerada recuperación económica en Norteamérica. Alerta a dichos fenómenos, la entidad aumentó sus proyecciones de inflación desde 2,5% hasta 3,5% para el año en curso, sin embargo, evitó comentarios sobre cuándo empezarían a retirar estímulos monetarios.
Más allá de los ruidos de corto plazo y oscilaciones transitorias en el sentimiento de los mercados, el mensaje fue racional: la economía está mejorando, los estímulos extraordinarios se vuelven menos necesarios y las tasas de interés volverán a niveles más “normales”. La hoja de ruta para ello será gradual, intentando evitar efectos indeseados como un freno en la recuperación económica.
A futuro, esperamos que la política más cauta de la FED conlleve una compresión en los múltiplos de valuación de las acciones, sin embargo, el crecimiento económico y su efecto en las ganancias corporativas compensarán con creces dicho fenómeno, pujando por la persistencia de un mercado alcista de mediano plazo.
En vistas de este contexto, nuestro Asset allocation sugerido para las carteras de riesgo moderado y de crecimiento se distribuye de la siguiente manera: