Los fideicomisos financieros son un instrumento que, a diferencia de las obligaciones negociables, permite separar el patrimonio fideicomitido del fiduciante (la compañía que genera los flujos). Esto proporciona una seguridad adicional para el inversor, resultando en mejores calificaciones de riesgo.
Sin embargo, en los últimos años, los fideicomisos financieros han tenido un comportamiento desigual en el ranking de instrumentos elegidos por las empresas argentinas para financiarse. Durante el 2024 (datos hasta octubre), se emitieron 98 fideicomisos financieros de 25 fiduciantes –cuatro fiduciantes representaron el 46% de las emisiones–.
Si miramos años anteriores, en 2017, por ejemplo, hubo 227 emisiones de fideicomisos financieros de 77 fiduciantes, lo que refleja una notable disminución en la cantidad de empresas que optaron por utilizar el fideicomiso financiero como mecanismo de financiamiento.
Para explicar esta tendencia, podemos considerar tres causas principales: niveles de actividad, tasas de interés y costos estructurales.
Cuando se decide emitir un fideicomiso financiero, en términos simples, el objetivo es “ceder” una cartera por cobrar de una empresa, y –a través del cobro de ese flujo– se realiza el repago de los instrumentos adquiridos por los inversores. Por este motivo es que los fideicomisos están estrechamente vinculados a la actividad de las compañías: a mayor cantidad de ventas, préstamos o originaciones, mayor será la cartera que se puede ceder. El hecho de que los últimos años han estado marcados por una fuerte recesión podría haber influido en la disminución de la cantidad de emisiones de fideicomisos financieros.
Otro factor a considerar es la tasa en pesos. No parece casualidad que después de los picos en la Tasa Interna de Retorno (TIR) de corte de los fideicomisos (en 2019 y 2023), la cantidad de emisiones haya disminuido al año siguiente. Una tasa elevada provoca que el costo financiero total de un fideicomiso sea muy costoso para las empresas.
El último factor relevante son los costos asociados a la estructura del fideicomiso. Este tipo de instrumento tiene numerosos costos que, debido también a la distorsión de precios en el país, habían quedado muy altos. De manera acertada, esta problemática está siendo abordada no solo mediante la estabilización de precios en la economía, sino también a nivel regulatorio. Hace dos semanas, la CNV publicó la resolución 1027/2024, reduciendo la exigencia de presentación de estados contables de los fideicomisos financieros y autorizando que el fiduciario financiero ejerza por sí mismo las funciones del Agente de Control y Revisión. Creemos que esto contribuirá a reducir los costos contables y de control de las estructuras.
La combinación de una actividad en proceso de normalización, tasas en tendencia descendente y costos más razonables nos lleva a pensar que el fideicomiso financiero podría recuperar protagonismo y posicionarse nuevamente como uno de los instrumentos preferidos para obtener financiamiento. Aunque la tasa aún es alta, su clara tendencia a la baja nos hace creer que el 2025 superará ampliamente las emisiones del 2024 y marcará el inicio de un período en el que este instrumento volverá a ser el elegido por muchas empresas que buscan fondos en el mercado de capitales.
Para recibir asesoramiento personalizado sobre este y otros instrumentos de financiamiento, recomendamos ponerse en contacto con los especialistas de Cohen Aliados Financieros.