La dinámica mensual del BCRA en el mercado cambiario es la mejor desde mayo de 2021: al día de hoy, acumula unos USD 938 M, aunque se ubica lejos de los USD 2.089 M de aquel entonces. Por dicho motivo, aumentan los temores de incumplimiento con el FMI, dado que se necesitarían compras por USD 2.800 M hasta fin de junio. En consecuencia, empiezan a crecer las posturas que se inclinan por aumentar la dolarización de las carteras.
Creemos que la decisión de rotar parte de la cartera debería tomarse a mediados de junio, donde no solo podremos evaluar el desempeño del mes corriente, sino también lo ocurrido en mayo. Sin embargo, brindaremos alternativas para importadores e inversores que prefieren posicionarse ya mismo en activos dolarizados.
En primer lugar, y para el caso de importadores, debemos tener en cuenta que la cobertura debe apuntar a lo que ocurra con el tipo de cambio mayorista. Partiendo de aquí, las alternativas involucran bonos dollar linked, contratos de dólar futuro y/o sintéticos.
Dentro de los bonos dollar linked, podemos posicionarnos en riesgo soberano mediante el TV23, que actualmente presenta un rendimiento de devaluación -1,7% y, a criterio nuestro, generaría mayores retornos en un escenario donde se evidencie un aumento sostenido del ritmo devaluatorio. Saliendo del riesgo soberano, aunque con menor liquidez, encontramos instrumentos corporativos, donde nos gustan PAE23 Clase 2 y Aluar23 Serie 3.
Sobre la curva de futuros de dólar, preferimos optar por los contratos de julio, ya que de momento consideramos bajo el riesgo de un salto cambiario, pero no así el riesgo político, por lo que creemos necesaria la cobertura de corto plazo. La decisión de posicionarse en julio se vincula también con que la cosecha suele mermar hacia fines de dicho mes, con su consecuente incremento de expectativas devaluatorias.
Para inversores, priorizamos reducir la volatilidad en el contexto de incertidumbre actual hasta tener más información sobre la revisión del 2T22. Por este motivo, consideramos oportuna la dolarización mediante bonos corporativos de buen crédito.
Aquí las opciones incluyen a Pampa 29 (12% de TIR y cupón de 9,125%), YPF26 (TIR de 14%), que está garantizado por exportaciones, TGS25 (10% de TIR y modified duration de 2,55) y Macro 26 (11% de TIR y modified duration de 3,6). Hay que tener en cuenta también que tanto el bono de TGS como el de Macro operan con un mínimo de 150 mil nominales.
Para el caso de bonos soberanos, la relación riesgo - retorno se puso más que atractiva, con paridades que van desde el 25% al 30%, incluso si descontamos escenarios potenciales de reestructuración hacia 2025. Los intereses corrientes se vuelven más que interesantes si tenemos en cuenta el próximo step-up de los cupones. Recomendamos alocar no más del 10% de la cartera, y solo si el inversor se encuentra dispuesto a asumir la volatilidad propia de estos activos. Dentro de este segmento, nos inclinamos por el bono global 2038 por su jurisdicción, volumen y estructura de cupones.
En conclusión, si bien consideramos que es pronto para comenzar a dolarizar carteras, no descartamos brindar alternativas para aquellos inversores que deseen anticiparse a los próximos movimientos.