Luego de haber marcado el máximo de los últimos 40 años, los inversores vuelven a poner la mira en el oro por su característica de reserva de valor. Ante el escenario de incertidumbre actual, analizamos si este activo resulta recomendable de cara a los próximos meses.

Históricamente, los metales preciosos fueron considerados activos seguros ante contextos de alta inflación. En especial, el oro se volvió relevante no solo por la tenencia que mantienen los bancos centrales, sino también por su demanda para creación de joyas y como moneda de reserva de valor. De esta manera, el oro muestra una correlación inversa con el dólar, ya que ante una caída de la principal moneda, los mercados impulsan su demanda en busca de un nuevo refugio contra la inestabilidad. 

Este año, la incertidumbre que genera la dinámica inflacionaria se potencia por el conflicto bélico en Ucrania, lo que pone al oro nuevamente en la mira. Esto sucede  producto de la inestabilidad que empezaron a mostrar las principales monedas, lo que impulsó el precio del metal: desde USD 1.790 a finales de enero, hasta nuevos máximos de USD 2.050 a inicios de marzo – suba del 14,8% –. Dicho acontecimiento se explica por el fuerte avance de los precios a nivel global, producto del encarecimiento energético, lo que impulsó la demanda gracias a su característica de refugio contra la inflación. 

El endurecimiento de la política monetaria de la FED y el alza de las tasas de interés fortaleció al dólar, al tiempo que hizo retroceder la cotización del oro. Esto lleva a confirmar el continuo trade off que viene sufriendo el oro, con la suba de tasas de interés y una inflación que no desacelera. 

Oportunidad de inversión: mineras

A pesar de la reciente caída que marcó el oro, sigue siendo una oportunidad de resguardo, ya que la inflación se mantendrá alta por más tiempo. Sumado a esto, las mineras vuelven a tomar una posición atractiva, especialmente ante la reapertura de China. El gigante asiático es el principal productor de oro en el mundo, por lo que se espera que la reapertura iniciada en junio disminuya los inconvenientes en las cadenas de producción de este metal. Considerando los altos costos fijos que mantiene la industria, las principales mineras se han visto fuertemente afectadas, al tener que mantener sus yacimientos con un nivel de producción limitado producto del confinamiento en el país asiático. Sin embargo, la reapertura lleva a aumentar la producción de las mismas, lo que impacta directamente en las ganancias netas de las grandes mineras.

Por esta razón, recomendamos posicionarnos en nuestra cartera de Cedears G (gold), que agrupa a las cuatro principales mineras que pueden adquirirse en el mercado local (Barrick Gold, Yamana Gold, Harmony Gold y Newmont Mining Company). Esta cartera acumula un rendimiento de 1,2% en lo que va del año, superando ampliamente a índices como el S&P (-21,3%) o el Nasdaq (-30,6%). De esta forma, la cartera logra no solo superar al ETF GDX, que analiza las principales mineras del S&P, sino también al precio del oro en lo que va del año.