La inflación será persistente y llevará a que la FED mantenga las tasas altas por un buen tiempo, un escenario opuesto al que vivimos en las últimas décadas, donde lo persistente era una inflación baja, incluso por debajo del objetivo de la FED. ¿Cómo posicionarse ante esta situación?
La inflación llega a los servicios. Si bien el último índice de precios general marcó una baja mensual a 0,3% m/m, desde 1,2% m/m en el mes pasado, la inflación que no considera energía ni alimentos subió a 0,6% m/m – desde 0,3% m/m –. La situación es incluso más compleja para los servicios, que con 0,7% m/m presentaron su mayor suba mensual desde principios de los 90’, en línea con salarios creciendo cercanos al 6% anual.
La inflación en servicios tiene la característica de ser más persistente. A diferencia de la inflación de bienes, donde puede haber un fuerte salto en un año por escasez o alta demanda, en el mediano / largo plazo suelen acomodarse los precios relativos, por lo que el impacto que genera en el índice general se desvanece. Este es el caso, por ejemplo, de los autos usados, que llegaron a presentar aumentos de inflación mensual del orden del 10%, con inconvenientes de oferta ocasionados por problemas de producción (plantas en medio de pandemia) y demanda, bajas tasas de interés, preferencias de no viajar en transporte público, entre otras, y en los últimos tres datos mensuales han registrado deflación. Sin embargo, la inflación en servicios está más relacionada a los costos laborales, en un mercado laboral recalentado, lo que lleva más tiempo en desacelerarse. Los datos de abril marcan que la creación de empleos no agrícolas fue de 431 mil, un registro muy por encima del promedio histórico, con un desempleo de solo 3,6%.
Bajar la inflación necesitará de cierto enfriamiento de la economía. Para poder bajar la inflación que está relacionada con los servicios, probablemente se deberá contar con cierta desaceleración del mercado laboral. Tal como dijo recientemente Jerome Powell, presidente de la FED, disminuir la inflación causará algún dolor. Por ende, la economía – o al menos el mercado laboral – deberá mostrar cierta desaceleración y, para ello, la política monetaria deberá mantener un sesgo contractivo, ayudando a desacelerar la economía y manteniendo las expectativas de inflación ancladas, luego de varios meses de inflación por encima de la meta del Banco Central.
Este enfriamiento de la economía puede ser abrupto o paulatino. Entendemos que probablemente se opte por un sendero más paulatino. Tal como comentó Charles Evans, presidente de la FED de Chicago, la desaceleración de la inflación va a depender de qué tan agresiva sea la suba de tasas. Con un mandato dual de la FED, cuidando no solo la inflación sino también el empleo, es bastante probable que, si bien se mantendrá el sendero y el sesgo contractivo de la política monetaria, se cuidará también la evolución de la economía por su impacto en el empleo. Esto se traduce en tasas de interés moderadamente altas por un período largo de tiempo, más que en un fuerte shock de suba de tasas que enfríe de manera abrupta la inflación, pero también la economía, en el medio de un año electoral en EE.UU.
Oportunidades de inversión
El escenario de tasas altas por un período extenso de tiempo es prácticamente lo opuesto a lo que vivimos en la última década, y particularmente en los últimos años. En este sentido, las empresas van a tener que acomodarse a esta situación, que les exige mayor retorno actual que futuro. Con tasas de interés altas, relativas al pasado reciente, los inversores no van a ser tan pacientes. Empresas con potencial de crecimiento a muy largo plazo, como son algunas pequeñas growth, no están en la mejor situación. Por dicho motivo, recomendamos alejarse de empresas con horizontes de inversión a muy largo plazo.
Aún así, si bien las compañías value son las que mejor se adaptan al shock de suba de tasas – debido a sus dividendos más elevados –, en el tiempo, ciertas growth van a poder acomodarse a la situación actual. Las value muestran hoy mejores tasas de dividendos, por ende, han sido las menos golpeadas en el escenario de suba de tasas. Ahora, en escenarios de elevadas tasas de interés estables y dificultades para acceder a líneas de crédito, las empresas que necesitan del capital para crecer presentan complicaciones para invertir. Distintos es el escenario de las firmas que necesitan poco capital para invertir, entre las que se encuentran varias growth. Es por esto que, para una estrategia de largo plazo, resulta recomendable posicionarse en acciones growth de empresas de calidad, ya que probablemente la salida de la desaceleración económica las encuentre mejor posicionadas. Empresas como Amazon, Google, Microsoft o incluso compañías locales como Mercado Libre pueden convertirse en alternativas interesantes para el largo plazo, considerando los precios actuales.
En este sentido, hay que tener cuidado con mantener inversos de growth. Anteriormente, recomendamos para inversores de corto plazo y con perfil agresivo posicionarse en los inversos de Small Cap y de ARKK, que presentaron muy buenos resultados en un mes (40% y 28%, respectivamente), pero es probable que el shock más fuerte de tasas, que puede provocar que algunas acciones growth tengan mejores desempeños, haya llegado a su fin. En este rumbo, es poco recomendable estar expuesto a inversos de growth y a estos índices en particular.
Por otro lado, para perfiles más conservadores y de largo plazo, ya se observan tasas de interés en ciertos bonos que son atractivas para un horizonte de mediano plazo, particularmente en bonos Investment Grade con el ETF (LQD). Estos fondos recientemente han presentado caídas importantes, ocasionadas por la suba de tasas. En un escenario en el que la FED no acentúa su política monetaria contractiva, estos bonos pueden mostrar retornos importantes, debido a que las tasas que exhiben actualmente ya están cercanas a niveles históricos. El índice ICE del Bofa marca rendimientos de 4,75%, mientras que antes de la pandemia presentaba rendimientos del 3,2%. Por otro lado, hay que tener en cuenta que en el anterior programa de retiro de estímulos (2018) estos activos alcanzaron rendimientos de hasta 4,8%, por lo cual, si bien ya muestran rendimientos atractivos, puede que todavía no hayan encontrado piso.