En un escenario marcado por el retiro generalizado de Fondos Comunes de Inversión en pesos y con la curva CER estabilizada – con una demanda artificial de organismos públicos –, buscamos alternativas dentro de los bonos en pesos para escapar del riesgo soberano.

En primer lugar, en lo que va del mes, los retiros de Fondos Comunes de Inversión T+1 alcanzan los $120.426 M, mientras que los de fondos de renta fija ya totalizan $255.739 M ($203.683 M corresponden al rubro CER). Si bien los retiros son liderados por Pellegrini (vinculado al Banco Nación), el resto corresponde a sociedades gerentes vinculadas al sector privado, demostrando el hartazgo de los tenedores privados de letras y bonos en pesos. 

Por otro lado, la curva CER se sostiene gracias a la demanda de organismos públicos, a costa de mayor emisión y, en consecuencia, mayor inflación, solo con el fin de garantizar el refinanciamiento mensual del Tesoro.  Por ejemplo, los Adelantos Transitorios en lo que va del mes acumulan $282 MM, que se suman a los $600 MM de intervención directa en la recompra de deuda por parte del BCRA a través del mercado secundario.

En lo que va del mes, la curva CER cae 13,5% en promedio, siendo el bono T2X2 el único que presenta rendimiento positivo (+2,1%), demostrando así que la tendencia no pudo revertirse, ni siquiera con los artilugios de las autoridades monetarias. Se trata de otra prueba más de fragilidad para los instrumentos en pesos con riesgo soberano. 

Sin embargo, dicha caída no ocurrió en las LECER, donde toda la demanda – privada y pública – se concentra debido a la dinámica cortoplacista que tomó el mercado. De todas maneras, la intervención pública aquí sí suele ser más activa. Cabe destacar que, ruedas atrás, fuimos testigos de una suba de 9% en la LECER de abril (X21A3) y de 7% en la de mayo (X19Y3), con volúmenes atípicos para una jornada habitual. Que las autoridades intervengan también en las letras de corto plazo denota fragilidad, que se traduce en riesgo para el inversor ante cualquier imprevisto.

Los bonos dollar linked (de riesgo soberano) también presentaron pérdidas – en torno al 3% –, pese a que el BCRA aceleró el ritmo devaluatorio (del 60% al 70% anualizado).

En este escenario, hay considerar que el BCRA realizó una nueva actualización de tasas con el afán de no seguir profundizando los niveles negativos de tasas reales. *Dicha actualización incluyó una suba de 300 puntos básicos (pb) en la tasa de Leliqs, y de 500 pb en el resto de los depósitos a plazo – donde se encuentra la Badlar –. 

Esto último implicó que los rendimientos de los bonos Badlar, vinculados a otro tipo de riesgo (el subsoberano), escalen al rango de 60 - 80%, posicionándose como una alternativa para aquellos que quieran seguir invertidos en pesos. 

Dentro de la curva Badlar, el caso más destacado es el del PBA25, cuya TIR roza el 80%, con una modified duration (MD) de 1,13 años. Relegando rendimiento, pero con mejor historial crediticio, encontramos al BDC28 (74% de TIR y 1,49 de MD) y al BDC24 (66,7% de TIR y 1,06 de MD), ambos pertenecientes a CABA. 

En conclusión, considerando los argumentos por los que los instrumentos en pesos de riesgo soberano lucen riesgosos para el inversor, el hecho de posicionarse en la curva Badlar emerge como alternativa. En algunos casos, se deberá relegar rendimiento en busca de un mejor historial crediticio. Aquí las opciones son: el PBA25 (TIR de 80%) o casos más relegados como el BDC28 y BDC24.

Además, debemos considerar que, en el corto plazo, podríamos tener mayores subas que continúen favoreciendo la posición de los instrumentos en cuestión.