Debido a que incorporan “riesgo argentino”, las obligaciones negociables del país muestran rendimientos que están entre los más altos a nivel mundial en renta fija, aunque también ya acumulan grandes ganancias con respecto a un año atrás. ¿Siguen baratas, o es momento de vender?


Como se puede apreciar en el cuadro 1 -que fue diseñado en base a puntajes de agencias calificadoras, rendimientos y consenso de mercado-, las ONs argentinas muestran subas en el último año que en su mayoría alcanzan los dos dígitos. En un contexto local que afronta meses críticos, la primera pregunta es si es momento de tomar ganancias. 

Una manera de medir mejor la magnitud de estas subas es compararlas con las que tuvieron créditos similares. En tal sentido, realizamos una comparativa con bonos high yield de EE.UU de calificación Caa o peor, que suelen mostrarse correlacionados.

El cuadro 2 nos muestra que la principal explicación no es precisamente que los bonos corporativos argentinos hayan tenido una suba excepcional: esta tendencia acaparó el universo de la renta fija en general, y deviene de un contexto global con tasas de interés ultra acomodaticias. Hoy en día, el 80% de los bonos del mundo rinden menos de 2%, en tanto que el índice de BofA de US High Yield está prácticamente en el mínimo valor de su historia. En este marco de búsqueda de rendimiento, los bonos argentinos se vieron beneficiados.

Sin embargo, si comparamos el desempeño de los bonos argentinos con otros bonos high yield específicos de la categoría de países emergentes, notamos que el spread entre ellos se redujo bastante en lo que va del año. El cuadro 3 nos muestra que los bonos corporativos argentinos están, en comparación con bonos comparables emergentes, en el momento más “caro” desde agosto de 2019.

Nuestra recomendación

Los bonos corporativos argentinos han exhibido un rally formidable, explicado en buena medida por el contexto global de la renta fija, aunque también por factores locales. Entre ellos, destacamos el endurecimiento del cepo cambiario, el cual limita las posibilidades de dolarizar y fomenta a los inversores a buscar vías alternativas de cobertura, entre ellas las obligaciones negociables.

Si bien luce difícil un relajamiento de restricciones cambiarias (y por lo cual esta demanda se mantendría), a los precios actuales vemos más riesgos que oportunidades.

Sin embargo, dado el alto valor agregado que hoy presenta la cobertura a brecha cambiaria (y las pocas alternativas remanentes), estos instrumentos siguen siendo útiles. En tal sentido, no recomendamos descartarlos, pero sí focalizarse en los créditos de mejor calidad (tier 1 y algo de tier 2) que, por ejemplo, en caso de que el país no autorice el pago de deudas en dólares a empresas, asegurarían una reestructuración muy benévola para el inversor.