El petróleo se mantiene cómodo por encima de los 100 dólares. Con las sanciones a la comercialización rusa y con China saliendo de la cuarentena, se presenta el riesgo de que incluso pueda seguir escalando y, de esta forma, amenace a la débil recuperación global. Analizamos el escenario global actual, sus riesgos y cómo posicionarse en inversiones.

El precio del petróleo se ubica en niveles elevados, incluso con China saliendo de su mayor cuarentena histórica y EE.UU liberando reservas estratégicas. El pasado 31 de marzo, Biden anunció la liberación de 180 millones de barriles de petróleo para los próximos seis meses con el fin de amortiguar la caída en la oferta rusa. Adicionalmente, el pasado mes China estableció la mayor cuarentena desde el inicio de la pandemia. Si bien últimamente han disminuido las restricciones, buena parte de los problemas que este confinamiento ocasionó siguen persistiendo. En mayo, el PMI Caixin de manufacturas se mantuvo en contracción (48,1, vs 46 en el mes anterior), así como también el de servicios (41,4 vs 36,2). Sin embargo, es esperable que la economía asiática se siga recuperando, y con ella la demanda y la presión a los precios del petróleo. Por el lado de la oferta, se espera que en octubre termine la medida que permite utilizar reservas estratégicas de EE.UU.

Por su parte, Europa incrementa las sanciones a Rusia. En su sexto paquete de medidas, se prohibiría por seis meses la compra de petróleo crudo proveniente de Rusia por mar, tanto así como productos de petróleo refinado durante ocho meses. Los suministros marítimos representan aproximadamente dos tercios de las importaciones de petróleo de Rusia. Un desvió de esta magnitud, de Rusia hacia otros destinos, resulta muy complejo, ya que se necesita de considerable infraestructura que no puede ser construida en tan poco tiempo. Por ende, se espera que la oferta se siga resintiendo durante los próximos meses.

El caso del gas es más crítico. Rusia tiene el 24% de las exportaciones globales de gas y, con las sanciones, cada día ve más amenazada su oferta a Europa y al resto del mundo. Si bien esta situación afecta particularmente a Europa, EE.UU no se queda atrás, ya que la demanda por el gas americano se incrementó para sustituir la oferta rusa. En marzo de este año, el 75% de los envíos de gas americano fueron hacia Europa, en comparación al 44% del año pasado, lo que determinó un aumento del 28% en el total de envíos. Como resultado, el precio del gas natural en EE.UU alcanzó en mayo su mayor registro desde 2008, cuando el boom del shale gas (gas obtenido mediante fracturas) no había comenzado y no era tan utilizado en la economía americana como lo es hoy en día. Además, esto también impacta en la generación de electricidad americana, donde el 38% de la oferta proviene del gas. Este aumento está generando incrementos en las tarifas eléctricas. Esto es el caso de Texas, estado en el que, según el sitio estatal “Power to Choose”, dichas tarifas han subido un promedio de más de 70% en un año.

Mientras tanto, la OPEP responde aumentando la producción, pero no puede sustituir la oferta rusa en el corto plazo. La producción rusa es de 10 millones de barriles de petróleo diarios, lo que equivale al 11% de la producción global. En línea con las presiones globales, el 2 de junio la OPEP acordó aumentar la producción de petróleo en 648 mil barriles diarios para julio y agosto. Si bien es una buena noticia, dicha medida se encuentra muy lejos de solucionar la caída en la oferta de petróleo ruso. Además, existe escepticismo respecto a que realmente se pueda cumplir con el aumento en la producción, ya que varios de los miembros de la OPEP presentan dificultades con los niveles actuales de producción. La situación es tan crítica que EE.UU se encuentra más abierto a levantar sanciones a Irán y a Venezuela.

Hasta ahora, las subas de tasas no han impactado en el precio del petróleo. Con una política monetaria más contractiva, en el último año la tasa del Tesoro a diez años ha pasado de 1,6% a 2,9%. Habitualmente, una suba de la tasa de interés suele disminuir el precio de los activos y, con ellos, también el de los commodities. Sin embargo, en esta situación, debido a los problemas de oferta y al boom de la demanda – y con la salida de la pandemia –, esto no ha sucedido. En este período, el precio del petróleo ha pasado de 70 dólares a los 120 actuales. Esto hace que el trabajo de la FED sea considerablemente más complejo ya que, si bien puede enfriar la demanda, no puede aumentar la oferta, que estaría siendo el principal problema en la actualidad.

Pero más allá del efecto de corto plazo, el problema en el mercado del petróleo parece ser más de largo plazo. Factores estructurales probablemente ocasionen que se sostenga más tiempo que en otros ciclos. Esto se debe principalmente a la baja exploración global ante la expectativa de un cambio energético hacia combustibles más limpios. Uno de los casos es la producción de petróleo en EE.UU, que se encuentra por debajo de los niveles de marzo del 2020, pese a que el petróleo se encuentra un 80% por encima de los niveles de aquel entonces, algo que sucede con pocos incentivos para aumentar la producción de una nueva administración que apuesta más por energías renovables. En este sentido, se observa que las petroleras americanas no están invirtiendo en aumentar la producción y sobre todo están haciendo caja, a diferencia del anterior ciclo. Se espera que en 2022 las compañías americanas generen un flujo de caja positivo de USD 172 mil millones de dólares, frente a los USD 300 mil millones negativos que generaron en los últimos 15 años.

Oportunidades de inversión

Sector energético

Estos sectores han tenido un muy buen desempeño a nivel global en lo que va del año. Así y todo, con una situación que todavía se mantiene crítica, sus buenos resultados pueden persistir. Mientras el S&P 500 presenta una caída del 14% en lo que va del año, el ETF de sectores energéticos (XLE) exhibe una suba del 61%. En tanto, el ETF del gas de empresas americanas (UNG) avanza 154%.

En el mercado local

Entre las petroleras locales, VISTA se ve especialmente beneficiada por este contexto. Adicionalmente, encontramos a ALUAR, que se beneficia indirectamente en un escenario con el costo de la energía subiendo, ya que es un insumo clave para la producción de aluminio.