Hace años que los contratos de dólar futuro, sobre todo en los momentos de alta incertidumbre en el país -como el actual-, explican una parte de su tasa implícita en su prima de cobertura. Esto significa que el precio al cual se pactan no refleja la expectativa certera de mercado sobre cuánto estará el dólar a cierta fecha, sino que está un escalón por encima. Esto se da porque, en el caso de un evento negativo que afecte fuertemente la economía, la pérdida potencial que el vendedor de dólar futuro afrontaría por una disparada del tipo de cambio sería sustancial. Esta mencionada prima de cobertura actúa como un termómetro de mercado: mientras mayor sea, mayor es el temor sobre un escenario negativo.


Una manera de estimar esta prima de cobertura es comparar la devaluación esperada por ROFEX con la devaluación implícita que se calcula a través de los bonos T2V1 y TO21 (al comparar un bono cuyo rendimiento es de tasa fija y otro indexado al dólar, podemos obtener una devaluación esperada que no contempla una prima de cobertura). Para esto se usa el contrato de noviembre, puesto que vence el mismo día que el T2V1 (30/11/2021). 

Como podemos ver en el siguiente cuadro, la prima de cobertura se amplía en el mes de abril desde 5,4% al 12,2%; sin embargo, la devaluación esperada a través de bonos para ese periodo subió solo del 30,5% al 33,2%. Concluyendo, el mercado ve que el escenario no cambió mucho, aunque sí se ampliaron los riesgos.

La mala dinámica inflacionaria fue una de las razones, con un dato del IPC de marzo de 4,8% y estimaciones para abril que señalan que rondará un 4%. También afectaron las malas licitaciones de deuda: mientras el presupuesto estima un financiamiento neto del déficit de 2021 en $900.000 M con deuda doméstica, en el primer cuatrimestre sólo se obtuvieron $148.000 M, es decir, la mitad de lo que se proyectaba que debería haber recaudado para esta altura del año. Además, hay que agregar el desate de la segunda ola de casos, que trajo consigo temores sobre mayores programas de asistencia que ampliarían aún más el déficit. Finalmente, la falta de novedades acerca de la renegociación de deuda con el Club de París a poco tiempo de su vencimiento también suma tensión al escenario.

Nuestra recomendación

Con respecto a inversiones en pesos, les recomendamos leer nuestra nota Carteras en pesos: dos propuestas para hacer rendir tus ahorros, la cual muestra dos carteras posibles de inversión, las cuales cuentan con un 90% del portafolio indexado (a través de bonos CER, dollar linked y CEDEARs).

Con respecto a inversiones en USD, una alternativa para sortear el riesgo argentino es invertir en fondos LATAM, puesto que la brecha para enviar fondos de la plaza local al exterior (lo cual es necesario para invertir en estos fondos) se encuentra en menos del 3%, mientras que en las últimas semanas llegó a estar en el doble. Dentro de este universo, tenemos el fondo Cohen Renta Fija Dólares, el cual invierte en bonos corporativos latinoamericanos en USD; su TIR es del 2,3% y su duration de 3,6 años; sus principales exposiciones son a Brasil (34%), Chile (34%) y EE. UU. (9%). Con un perfil más conservador y un mandato de alta calidad crediticia, también tenemos el Delta Renta Dólares Plus; su TIR es del 1,4% y su duration de 2,1 años (por mandato debe oscilar cerca de 2, lo cual lo vuelve un fondo poco volátil).

Otra alternativa, también en USD, son las obligaciones negociables. Destacamos como las más conservadoras a Tecpetrol 2022 (TTC1D) y Arcor 2023 (RCC9D), la primera con una TIR del 3,8% y la segunda del 5,6%. Vemos valor en la primera por contar con una casa matriz y negocios en el exterior para respaldar sus obligaciones; mientras que Arcor, al ser una empresa exportadora, cuenta con la posibilidad de ofrecer dichas ventas como colaterales para conseguir nuevo financiamiento.