Si bien el fin de la tregua post Liberation day se extendió hasta el 1 de agosto, la estrategia comercial de Trump volvió al centro de la escena, con nuevas amenazas de suba de aranceles. Esto aporta nuevamente incertidumbre a la economía estadounidense y global. Aunque el mercado le viene “tomando el tiempo” al mandatario estadounidense, no es un riesgo que se pueda subestimar. Por su parte, a pesar de que la presión de Trump sobre la Fed continúa, con la suba de aranceles volviendo a ocupar los titulares, las expectativas de inflación se resienten y, con ello, los rendimientos de los bonos del Tesoro volvieron a operar en alza. La buena noticia de la semana fue la mejora en el resultado fiscal de junio, impulsada por el aumento de los ingresos y el recorte de gastos. Con todo este contexto, los mercados tuvieron una semana volátil que terminó con pérdidas generalizadas, aunque moderadas. El S&P 500 perdió 0,3% y los bonos retrocedieron 0,4% en promedio mientras que el dólar tuvo una leve recuperación y los precios de los commodities cerraron con subas generalizadas, con excepción de la soja. Las miradas de esta semana estarán puestas en los anuncios de Trump sobre la suba de aranceles al 30% para las importaciones desde Europa y México, lo que acentúa los temores de los inversores. Del lado de la agenda económica, se destaca la publicación del IPC de junio y el inicio de la temporada de balances del 2Q25.
Tensión por los aranceles. La semana había arrancado con expectativas positivas, dado que la tregua comercial que había anunciado Trump post Liberation Day se extendió hasta el 1 de agosto, lo cual generaba cierto optimismo al evidenciar la flexibilidad para la negociación que mostraba el mandatario estadounidense, más allá de su impronta. Sin embargo, fiel a su estilo caracterizado por la imprevisibilidad, Trump retomó una postura más agresiva al anunciar nuevos aranceles significativos que oscilan entre el 25% y el 40% a países como Japón, Corea del Sur, Malasia, Tailandia, Bangladesh y Sudáfrica. También anunció que sube al 50% la tasa arancelaria a las importaciones de Brasil, así como tasas de hasta un 200% para ciertos medicamentos y del 50% a las importaciones de cobre. Paralelamente, se anunciaron gravámenes del 20% a Filipinas y del 30% a países como Irak, Libia, Argelia y Sri Lanka, profundizando aún más la incertidumbre global. Con todo esto, la tasa media efectiva de aranceles llegaría al 17,6%.
La Fed teme por los aranceles. Las minutas de la última reunión de la Fed, realizada en junio —la cuarta del año, en la que dejó la tasa de referencia en un rango de 4,25% a 4,50%—, mostraron que la mayoría de los funcionarios creen que será apropiado un recorte en la tasa de interés en algún momento de este año. Señalaron que la presión alcista sobre la inflación causada por los aranceles podría ser temporal o moderada y que las expectativas de inflación a mediano y largo plazo se mantienen bien ancladas. Además, indicaron que podría producirse cierto debilitamiento de la actividad económica y de las condiciones del mercado laboral. Si bien algunos participantes sugirieron que un recorte de tasas podría ocurrir en la próxima reunión, otros argumentaron que no debería haber reducciones este año. También destacaron que, si bien la incertidumbre disminuyó respecto de la reunión anterior, continúa elevada debido a la política comercial, otras políticas gubernamentales y riesgos geopolíticos.
Mejora del resultado fiscal. Si bien el plan fiscal de Trump sigue siendo un foco de incertidumbre y pesimismo, dado que se considera que empeora las cuentas públicas y eleva la deuda pública para los próximos años, la buena noticia de junio —y del 2Q25 en general— fue la mejora del resultado fiscal, impulsada por el aumento de los ingresos y un ajuste en el gasto. Concretamente, en junio último los ingresos del Tesoro subieron un 12,9% i.a., mientras que el gasto primario cayó un 8,9% i.a., lo que permitió alcanzar un superávit primario de USD 111,0 MM, frente a uno de USD 10,1 MM en junio de 2024. Al contabilizar los pagos netos de intereses, que alcanzaron USD 84,1 MM (+3,4% i.a.), el Tesoro logró un superávit total de USD 27,0 MM, contra un déficit de USD 77,0 MM registrado un año atrás. Si bien la recaudación por aranceles mostró un fuerte repunte (USD 27,0 MM), su participación en el total de ingresos fue de apenas el 3%, lo que refleja que la mejora de los ingresos fue generalizada, destacándose los ingresos personales y corporativos. Con este resultado, durante el primer semestre del año, el déficit fiscal se ubicó en 2,1% del PBI, 0,6 pp inferior al del mismo período del año anterior. Sin embargo, debido al marcado deterioro registrado en los primeros tres meses del actual año fiscal (de octubre a diciembre del año pasado), en lo que va del año fiscal el déficit total asciende al 4,5% del PBI, frente al 4,4% del PBI del mismo período del año fiscal anterior.
Tasas presionadas. Si bien la Fed abrió la posibilidad de un recorte de tasas durante este año, en el mercado de renta fija tuvo mayor impacto la imposición de nuevos aranceles por parte de Trump y la expectativa de una mayor inflación. Esto derivó en una suba de tasas de los bonos soberanos, especialmente en el tramo largo. La UST10Y avanzó 8 pb y cerró en 4,42%, mientras que la UST30Y subió 10 pb y cerró en 4,96%. En el tramo corto, aunque la suba fue menor, la UST2Y se movió 3 pb, alcanzando un 3,91%. De esta manera, en lo que va de julio, toda la curva subió entre 18 y 20 pb, aunque en lo que va del año, la tasa a 30 años acumula un alza de 17 pb, mientras que las tasas a 10 años y a 2 años se comprimieron 15 pb y 34 pb, respectivamente. Con esto, en la semana, el índice de bonos del Tesoro perdió un 0,3%, acumulando en el mes una caída del 1,2%. En el caso de los corporativos, los Investment Grade fueron los más golpeados, con un retroceso del 0,9% en la semana y del 1,4% en el mes, en tanto que en el mismo período, los High Yield cayeron un 0,4% y un 0,8%, respectivamente. Los bonos emergentes no escaparon a la tendencia general y retrocedieron un 0,8% en la semana y un 0,9% en las últimas dos semanas, aunque siguen siendo los de mejor desempeño en lo que va de 2025, con una ganancia del 3,9%, contra el 1,2% del índice agregado de EE. UU.
Acciones volátiles. Las malas noticias respecto de los aranceles aportaron volatilidad a las acciones, aunque la semana cerró sin grandes variaciones. El S&P 500 retrocedió un 0,3%, el Nasdaq terminó neutral y el Dow Jones mostró la peor performance, al caer un 1,0%. Por sectores, el más favorecido fue el energético, que ganó un 2,4% impulsado por la suba en el precio del petróleo, mientras que bancos, consumo no cíclico y comunicación perdieron cerca de un 2,0%. Con este resultado, en lo que va de julio, el S&P 500 acumula un alza del 0,9% y del 6,4% en lo que va del año. Las acciones del resto del mundo retrocedieron un 0,8% en la semana, destacándose la caída del 3,0% en Japón y del 1,0% en emergentes, estos últimos impactados por el retroceso del 4,4% en las acciones de LATAM, siendo Brasil el mayor perjudicado, con una caída del 6,1% tras el anuncio del arancel del 50% a las importaciones desde ese país.
El dólar mostró señales de recuperación. Continuando con el comportamiento de la semana anterior, el dólar se fortaleció a nivel global, aunque en lo que va del año acumula una caída de casi el 10%. Concretamente, el DXY ganó un 0,9% en la semana y, en julio, lleva un avance del 1,0%. La mejora se explicó por la apreciación del 2,0% frente al yen y del 0,8% frente al euro. La peor parte se la llevó el real brasileño, que perdió un 2,3% y cerró en USDBRL 5,54. Pese a este fortalecimiento global del dólar, el oro registró un alza del 0,6%, acumulando en julio una ganancia del 1,2% y del 27% en lo que va de 2025.
Commodities mixtos. El petróleo WTI mostró una buena performance al subir un 2,4%, impulsado por una mayor demanda estacional vinculada a las vacaciones de verano y por un pedido de 51 M de barriles por parte de China a Arabia Saudita para el mes de agosto. Este buen desempeño se dio a pesar de las expectativas de una mayor oferta si la OPEP+ aumenta la producción y de una menor demanda debido a la desaceleración del crecimiento en China. Presionada por las muy buenas perspectivas de cosecha en EE. UU., la soja retrocedió un 4,9% hasta los USD 368,9 por tonelada, quedando prácticamente en el mismo nivel que a fines de 2024. Por último, el cobre anotó una suba del 9,1% en una semana extremadamente volátil para el metal tras el anuncio de Trump de un arancel del 50% para la importación, acumulando en lo que va de julio un alza del 11% y del 39,5% en lo que va del año.
Lo que viene. La semana arranca a pura tensión, luego del anuncio de Trump de que subirá los aranceles al 30% para las importaciones desde Europa y México a partir del 1 de agosto. Esto se suma a los anuncios de la semana pasada, por lo que seguirá siendo un factor de inestabilidad e incertidumbre que acompañará al mercado. La agenda económica será cargada y estará determinada por la publicación del IPC de junio, dato clave para juzgar el impacto de la suba de los aranceles. El consenso de analistas espera un alza del 0,1% m/m, en tanto que el nowcast de la Fed de Cleveland apunta a una suba del 0,25% m/m, por lo que será un dato que podría afectar la dinámica del mercado. También se publicarán los precios mayoristas, las ventas minoristas de junio y el índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan. Los mercados también esperan la primera semana completa de la temporada de resultados, que prevé beneficios más moderados. Entre las principales empresas que presentan informes se incluyen pesos pesados financieros como JPMorgan, BlackRock, Bank of America, Goldman Sachs, Citi, Wells Fargo, Morgan Stanley, BNY Mellon y American Express, entre otras. La demanda mundial de IA también se medirá con las ganancias de TSMC y ASML, mientras que Netflix ofrecerá información sobre el gasto discrecional, y J&J y PepsiCo encabezarán las acciones defensivas.