El 5 de agosto venció el TX21, que era uno de los bonos CER que más volumen operaba. Como los bonos operan en T+2 (es decir, por ejemplo, si una operación se realiza un lunes, la liquidación será hecha el miércoles), los movimientos por tal vencimiento se dieron dos días antes, el 3 de agosto.
Ese día se vio un fuerte incremento en el volumen del TX22, más que quintuplicando lo operado en el día previo (pasó de operar por pantalla $ 154 M a $ 802 M), mientras que el resto de los bonos CER no tuvieron variaciones significativas de volumen. Desde el 3 de agosto, el TX22 fue el bono CER de mejor performance, rindiendo 1,1% positivo, mientras que el resto de los bonos CER mostraron subas promedio de solo 0,2%. Es decir, el TX22 se vio beneficiado por captar parte de los flujos del vencimiento del TX21.
Los volúmenes del TX22 ya se estabilizaron en los valores previos al vencimiento del TX21, por lo que consideramos que es un buen momento para migrar tenencias desde el TX22 al TX23. Esto es porque el TX22, por el mecanismo de cómputo del CER, solo contempla hasta la inflación de enero inclusive, por lo cual no lograría capturar el 100% de lo que sería el pass through (traslado de devaluación a inflación) que implicaría un potencial ajuste del tipo de cambio a inicios de 2022.
¿Cómo se computa el CER (coeficiente estabilizador de referencia) en los bonos?
El coeficiente ajusta por la inflación pasada, con el detalle de que tiene un rezago (es publicado cerca de mediados de mes). Por ejemplo, la inflación de enero es publicada a mediados de febrero, y se refleja en el CER desde allí hasta mediados de marzo. Por esto, el CER de la primera semana de marzo todavía estará reflejando la inflación de enero.
En los bonos CER este desfasaje se amplía aún más debido a que contabilizan el CER hasta los 10 días hábiles previos a su vencimiento.
Por esto, el TX22, por más que vence el 18 de marzo de 2022, solo devengará hasta la inflación de enero inclusive.
TX23: más posibilidades de capturar el pass through y la emisión preelectoral
Con un cepo mucho más ajustado que hace un año y todos los cañones puestos en el objetivo electoral, vemos muy poco probable que el BCRA acelere la devaluación antes de las elecciones. Con las fiestas de fin de año muy cerca, vemos que las chances de un ajuste devaluatorio se concentran entre enero y marzo. Sin embargo, el traslado a precios que genera un salto devaluatorio no es inmediato, sino paulatino, por lo cual vemos que el TX22 no lograría beneficiarse al 100% de este potencial evento.
También vemos que la aceleración del gasto público del trimestre electoral (en particular entre septiembre y noviembre), con su consecuente aumento de la emisión monetaria (dada la limitada capacidad de financiamiento en el mercado local), tendrán un impacto recién en 2022, debido al rezago natural entre la emisión y su traslado a precios.
Según nuestras estimaciones de inflación, la diferencia de rendimiento entre estos dos bonos es notoria, siendo una apuesta más firme el TX23. Vemos que, tras la suba generada por el vencimiento del TX21, es un buen momento para vender TX22 y comprar TX23.