A pesar de la incertidumbre que invade a la economía global por la política comercial de Trump, en la última semana los inversores se apoyaron en los buenos datos económicos y en una temporada de balances que arrancó con buenos resultados. Esto permitió que los mercados se recuperaran y cerraran la semana al alza. Asimismo, los rendimientos de los bonos del Tesoro operaron estables, lo que le dio respiro a la renta fija, que tuvo una semana con leve pero generalizado repunte. En tanto, las acciones siguieron subiendo y alcanzaron nuevos máximos históricos, especialmente las tecnológicas. Aunque la inflación americana tuvo un leve avance –que podría asociarse a la suba de aranceles–, los datos de actividad siguen mostrando una economía fuerte, reflejándose en las expectativas de los consumidores, que siguieron mejorando, con mayor confianza y una menor expectativa de inflación. Esto volvió a darle aire al dólar, que cerró al alza por segunda semana consecutiva. Por su parte, los precios de los commodities operaron mixtos, con caída en el precio del petróleo y aumentos en el de la soja, mientras que los de los metales finalizaron estables. Con una agenda económica liviana, las miradas de esta semana seguirán puestas en los anuncios de Trump respecto de los aranceles a partir del 1° de agosto –se destaca la tensión con Europa, a quien amenaza con una suba al 30%– y en la temporada de balances del 2Q25, ya que le llega el turno a las empresas de mayor capitalización.

Leve repunte de la inflación minorista. La dinámica de precios continúa siendo una de las principales preocupaciones de los inversores. Ya no se debate si esta depende de la política monetaria, sino del impacto que pueda tener la nueva política arancelaria del presidente Trump. Se descuenta un fuerte salto en la tasa arancelaria promedio, que pasaría del 3% de las últimas décadas a un piso del 15%. Las dudas están en cuánto terminará siendo y cuándo se harán efectivas, considerando las diferentes “treguas” en las negociaciones. Hasta el momento, si bien el arancel implícito alcanza aproximadamente el 9%, el impacto sobre los precios aún parece limitado, aunque se estima que se hará sentir en los próximos meses a medida que las empresas trasladen el aumento de los costos al producto final. Con este marco de fondo, el IPC de junio marcó un alza de 0,3% m/m –3,5% anualizado–, acelerando respecto de los tres meses previos, en los que promedió un 0,1% m/m –1,0% anualizado–, por lo que en los últimos doce meses acumuló una suba de 2,7%, la más alta desde febrero. El mayor dinamismo de los precios también se reflejó en el IPC Core, que avanzó 0,2% m/m –2,8% anualizado– y 2,9% i.a., y superó con creces el resultado de los tres meses anteriores, en los que promedió un incremento de 0,14% m/m –1,7% anualizado–. A su vez, el mal dato de inflación se reflejó en otras medidas, como el IPC descontando los precios de viviendas y autos. Si bien fue una buena noticia que los precios mayoristas no hayan registrado cambios –luego de la suba de 0,3% m/m de mayo–, la evolución de los precios en los próximos meses será crucial, dado que el consenso de analistas de mercado espera que se repita el resultado de junio y que el año cierre en torno al 3%, bastante por encima del objetivo de la Fed.

Buenos datos de actividad. Los datos de actividad reafirman que la economía se mantiene fuerte y alejan las chances de una recesión –escenario temido por todo el mercado ante la volatilidad e incertidumbre generadas por Trump–. En este marco, se destacó el resultado de las ventas minoristas, que luego de dos meses consecutivos de caídas, en junio subieron 0,6% m/m –siempre hablando en términos nominales–. Más importante aún es que el índice de ventas utilizado para el cálculo del PBI –descuenta la venta de combustibles, autos y otros bienes–, que anotó un alza de 0,5% m/m, recuperándose de la baja de 0,2% de mayo y superando las expectativas que apuntaban a un 0,2% m/m. También fueron buenos los datos de la producción industrial, que el mes pasado avanzó 0,3% m/m luego de dos meses sin cambios. En el mercado laboral, las peticiones iniciales de desempleo en la segunda semana de julio descendieron en 7.000 hasta 221.000, muy por debajo de los 235.000 esperados por los analistas.

Mejora la confianza. La tregua comercial y una coyuntura económica que vino mejor a la esperada hicieron que los índices de confianza del consumidor se sigan recuperando de los mínimos alcanzados en abril pasado. Concretamente, el índice de Confianza del Consumidor de la Universidad de Michigan subió a 61,8 en julio, contra el 60,7 de junio, y registró el valor más alto en cinco meses. La expectativa de inflación para los próximos doce meses bajó por segundo mes consecutivo, quedando en 4,4% desde 5% en junio, mientras que las expectativas para los próximos cinco años descendieron a 3,6%, la más baja en tres meses. A pesar de esta mejora, aún están muy por encima de diciembre, cuando se ubicaban en 2,8% y 3,0%, respectivamente.

Temporada de balances. La semana arrancó con la presentación de los balances corporativos del 2Q25. Se espera que las empresas que componen el S&P 500 registren un aumento de las ganancias del 5,0% i.a., marcando una importante moderación respecto al 1Q25, en el que mostraron un crecimiento del 12,7% i.a. El mayor aporte lo harían las compañías de comunicación y tecnológicas, que mejorarían sus beneficios en 29,5% i.a. y 17,5% i.a., respectivamente, al tiempo que las energéticas mostrarían el peor desempeño, al preverse una caída del 26% i.a. Hasta el momento, presentaron resultados el 12% de las firmas que integran el índice S&P 500, entre las que se destacan las del sector financiero, cuyas ganancias sorprendieron favorablemente al anotar un aumento del 17,6% contra un 2,4% esperado.

Tasas estables y bonos en alza. El dato de inflación por encima de lo esperado y el buen desempeño del nivel de actividad le quitan presión a Powell, que en la semana volvió al centro de escena ante los rumores de que Trump le estaría buscando reemplazo. En este contexto, las expectativas de recorte de tasas se moderaron y, si bien se sigue previendo dos recortes para este año –en septiembre y diciembre–, en la semana se destacó las mayores probabilidades de que se mantenga la tasa de referencia en 4,50%. Esto le dio cierta estabilidad a los rendimientos de los bonos del Tesoro americano, que registraron bajas en el tramo corto mientras que en el largo tuvieron cierta presión alcista. Así, la UST2Y cerró en 3,88%, 4 pb por debajo de la semana previa, en tanto que la UST10Y y la UST30Y quedaron en 4,43% y 5,0%, respectivamente, 1 pb y 4 pb más altas al cierre de la semana anterior. Con todo esto, el índice de bonos del Tesoro subió 0,1% en la semana, al tiempo que los bonos corporativos High Yield y los Investment Grade avanzaron un 0,3%, y los bonos de Mercados Emergentes un 0,2%. En el acumulado del año, la deuda emergente lidera las ganancias con un alza del 3,2%, contrario a los bonos del Tesoro, que muestran una caída promedio del 1,1%.

Acciones nuevamente en máximos. Las acciones retomaron el sendero alcista durante la semana y alcanzaron nuevos máximos. El Nasdaq lideró las subas con un 1,5%, acumulando una ganancia del 2,7% en julio y de 8,2% en lo que va del año. El S&P 500 acompañó la tendencia con un avance semanal de 0,7%, ampliando la ganancia en el mes a 1,6% y al 7,1% desde fines del año pasado. Diferente fue el caso del Dow Jones, que muestra una performance más modesta, dado que la semana pasada retrocedió 0,1%, de forma que en julio lleva ganado apenas 0,6%, y en el año, 4,2%. Por sectores, el tecnológico volvió a sobresalir con una suba del 1,9%, seguido por utilities (+1,5%) e industriales (+0,9%). En línea con la caída del precio del petróleo, el sector energético registró el peor desempeño semanal, con una baja del 3,4%. A nivel global, fue una mala semana para los demás mercados desarrollados, con retrocesos de 1,0% en Europa y 0,8% en Japón. Por otro lado, el índice de emergentes anotó un alza semanal de 1,7%, impulsada exclusivamente por China que ganó 4,5%, mientras que Latam retrocedió 1,7%, arrastrado por Brasil, que perdió 2,5%.

El dólar se recupera. El dólar se fortaleció por segunda semana consecutiva frente a las principales monedas del mundo. El índice DXY avanzó un 0,6% en la semana, impulsado principalmente por la depreciación del euro y la libra esterlina, ambas con caídas del 0,6%, mientras que frente al yen, el dólar ganó un 0,9%. Con este desempeño, el DXY acumula una suba del 1,6% en julio, aunque todavía registra una caída del 9,2% en lo que va del año. En Brasil se observó una dinámica similar: el dólar se apreció un 0,2% semanal, cerrando en USDBRL 5,57, con un alza acumulada del 2,5% en julio, pero aún muestra una baja del 9,8% en el año. Por su parte, el oro retrocedió un 0,1% en la semana, cerrando en USD 3.351,2 la onza, si bien mantiene un sólido rendimiento en lo que va del año, con una suba acumulada del 27,7%.

Commodities mixtos. El petróleo WTI registró una caída semanal del 1,6% hasta USD 67,4 por barril, y si bien en lo que va de julio acumula un aumento del 3,5%, todavía registra un retroceso del 6,1% en el año. El mercado había descontado la posibilidad de sanciones al crudo ruso por parte del presidente Trump, las cuales finalmente no se materializaron. Sin embargo, el mandatario estadounidense advirtió sobre la imposición de aranceles secundarios del 100% a Rusia en caso de no alcanzarse un alto el fuego en los próximos 50 días. Por su parte, la soja avanzó un 2,4% en la semana, acumulando un incremento del 0,4% en julio y del 3,0% en lo que va del año. El repunte fue impulsado por compras técnicas, que ayudaron al mercado a recuperarse desde el mínimo de tres meses marcado el lunes. Además, las subas se vieron favorecidas por el optimismo respecto de una mayor demanda desde Indonesia y China. Por el lado de los metales, luego de los avances de la semana anterior, el cobre operó estable y cerró con un alza de 0,3% en la semana, acumulando en el mes una ganancia de 11% y de 40% desde fines de 2024.

Lo que viene. La semana estará dominada por la presentación de resultados corporativos de importantes empresas tecnológicas como Alphabet, Tesla, IBM e Intel. También le llega el turno a gigantes de las telecomunicaciones como Verizon, AT&T y T-Mobile, así como a Coca-Cola, Philip Morris y Blackstone. En el plano económico, la agenda estará marcada por la publicación del PMI de julio, en el que se estima una sólida expansión de la actividad del sector privado, mientras que se pronostica que las ventas de viviendas nuevas y usadas registren ganancias moderadas. También se publicarán los índices regionales de la Fed y será relevante el discurso de Jerome Powell en una conferencia bancaria.