A pesar de la volatilidad, del marcado deterioro en los indicadores de confianza y de las correcciones a la baja en las proyecciones de crecimiento, los datos “duros” de la actividad siguen mostrando una sorprendente resiliencia. El mercado laboral se mantiene dinámico, con una tasa de desocupación baja y con salarios que le ganan a la inflación, lo que permite que la masa salarial continúe creciendo y resguarde al consumo. La inflación, a pesar de los temores por la suba de aranceles, por ahora se mantiene bajo control y muy cerca de la meta de la Fed. Por el frente externo, mientras Trump se ve obligado a redefinir su política arancelaria, las importaciones se van normalizando y el saldo comercial tiende a mejorar, lo que también es una buena noticia para el PBI. Más allá de la presión de Trump sobre Powell para que baje rápidamente la tasa de referencia, las dudas sobre la dinámica fiscal –con un proyecto de reforma que genera más interrogantes que certezas– presionan los rendimientos de los bonos y golpean al dólar a nivel global. Con este marco de fondo, las acciones volvieron a tener una buena semana, alcanzando el nivel más alto desde febrero y muy cerca de los máximos históricos. También fue una buena semana para los commodities en general y para el petróleo en particular. Comienza una semana con las miradas puestas en la reunión entre autoridades norteamericanas y chinas para avanzar en un acuerdo comercial, y en los datos de resultado fiscal e inflación que, de superar las expectativas del mercado, volverán a poner presión para que Powell acelere la baja de tasas.

Caída de importaciones y mejora del saldo comercial. Tal como lo había adelantado el Consensus Bureau la semana pasada, los datos oficiales de la balanza comercial de abril marcaron una notable mejora debido al derrumbe que tuvieron las importaciones de bienes, luego del salto registrado en los meses previos al anticiparse a la suba de aranceles. Concretamente, el saldo comercial de abril arrojó un déficit de USD 61,6 billones, determinado por un saldo negativo de USD 87,4 billones en la balanza de bienes, mientras que la de servicios mostró un superávit de USD 25,8 billones. Este resultado representó una mejora significativa respecto de marzo, cuando el rojo había alcanzado los USD 138,3 billones, determinado por el déficit de USD 162,2 billones en bienes. La mejora de abril obedeció a que las importaciones de bienes cayeron un 20% m/m, mientras que las exportaciones subieron un 3,0%. 

Continúa la creación de empleos y suben los salarios. Pese a la incertidumbre a la que estuvo expuesto desde hace un año, los datos del mercado laboral siguen mostrando una buena dinámica en la creación de empleo, al tiempo que la tasa de desocupación se mantiene en niveles históricamente bajos. En mayo, se crearon 139 mil nuevos empleos no agrícolas, levemente por debajo de los 147 mil creados en abril, pero superando las expectativas de los analistas, que preveían una performance mucho más modesta. El resultado de mayo implicó un crecimiento de 1,1% m/m anualizado y 1,1% i.a., lo que refleja la estabilidad en la dinámica del empleo, que en los últimos doce meses promedió 144 mil nuevos empleos por mes. El buen resultado se apoyó en el empleo privado, que generó 130 mil nuevos puestos, superando el promedio mensual de 121 mil de los últimos doce meses, en tanto que el empleo público se mantuvo sin cambios, lo que marca un cambio de tendencia respecto del año pasado, cuando se generaban en promedio 38 mil puestos por mes. Dado que en el mismo mes se registró una caída de 624 mil personas en la Población Económicamente Activa y que el empleo agrícola perdió 835 mil puestos de trabajo, la creación de empleo no fue suficiente para reducir la desocupación: 72 mil personas quedaron sin empleo y la tasa de desocupación se mantuvo en 4,2%. Por otro lado, los salarios acompañaron este buen contexto y registraron una suba de 0,4% m/m –la más alta desde enero– y se ubicaron 3,9% por encima del nivel de un año atrás, en línea con la dinámica de los meses anteriores.

La actividad se recuperaría en el 2Q25. Luego de la caída de 0,2% t/t anualizada de la actividad económica en el 1Q25 –que, como comentamos en informes anteriores, se explicó principalmente por el salto de las importaciones (le restó 5 pp al PBI)–, las perspectivas para el 2Q25 son mucho más alentadoras y le permitirían a EE. UU. evitar una recesión técnica. Si bien los últimos datos del ISM manufacturero y de servicios se ubicaron por debajo de los 50 pts –48,5 y 49,9, respectivamente–, la estimación del Nowcast de Atlanta apunta a un alza del PBI de 3,8% t/t anualizado. La recuperación vendría de la mano del mayor dinamismo del consumo de las familias, del aumento del gasto público y de la caída de las importaciones.

Tasas en alza. A pesar de los buenos indicadores de actividad, la tensión en el Congreso sobre la reforma fiscal volvió a presionar los rendimientos de los bonos del Tesoro, especialmente en el tramo corto: la UST2Y cerró en 4,04%, 13 pb por encima del cierre de mayo, mientras que la UST10Y y la UST30Y subieron 9 pb y 3 pb, hasta 4,51% y 4,96%, respectivamente. Si bien los bonos corporativos volvieron a reducir el spread respecto a los bonos del Tesoro, la suba de tasas golpeó a toda la renta fija, con el índice agregado marcando una caída semanal de 0,8%, con idéntico resultado en los bonos del Tesoro y los Corporativos Investment Grade (IG), que también perdieron 0,8%. Por su parte, los High Yield (HY) y los Emergentes (EM) retrocedieron 0,3% y 0,2%, respectivamente. Con este resultado, en el último mes el índice general de bonos marcó una caída de 0,8%, impulsado por los del Tesoro que perdieron 1,0%, compensado por los IG que quedaron sin cambios, los HY que subieron 1,1% y los EM que avanzaron 1,0%. 

Continúa la suba de las acciones. Las acciones siguieron de racha y cerraron una nueva semana con subas generalizadas. El S&P 500 subió 1,7%, acumulando en el mes un avance de 7,2% y cerró en los niveles más altos desde febrero pasado. La suba de la semana estuvo impulsada por las acciones del sector tecnológico, que subieron 3,2%, seguido por los sectores de comunicación y energético, que lo hicieron en 2,3%, mientras que los sectores defensivos y de consumo discrecional operaron con bajas en torno al 1%. Los demás índices de renta variable americana también tuvieron un buen desempeño, con el Nasdaq avanzando 2,3%, el Dow Jones 1,3% y el Russell 2000 —que agrupa a las small caps— fue el ganador de la semana con una ganancia de 3,3%. Entre las acciones en particular, se destacaron las de Meta y Nvidia, que subieron 7,7% y 5,2%, respectivamente, acumulando en el último mes un alza de 19% y 25%, siendo las megacaps con mejor desempeño. En el otro extremo, se ubicó Tesla —conflicto entre Musk y Trump mediante—, que perdió 14% en la semana, acumulando en el mes y en el año una pérdida de 8% y 28%, respectivamente.

El mundo acompaña. El resto de las bolsas del mundo volvió a acompañar la tendencia de EE. UU., aunque con menor intensidad y con comportamientos dispares. El índice global de acciones subió 1,7% en la semana y 1,8% si se excluye a la bolsa americana. El mejor desempeño lo tuvo el índice de emergentes, que subió 3,1% de la mano de China, que saltó 4,0%, mientras que Latam subió 1,3% gracias a que Brasil avanzó 1,9%. La bolsa de Europa subió 1,2% y se afianza en el podio de los rendimientos en lo que va de este 2025 con una ganancia de 27%, mientras que la bolsa de Japón retrocedió 0,4% en la semana y acumula en el año un alza de 10%.

Dólar debilitado, pero estable. En la última semana, el dólar operó estable contra las principales monedas del mundo, mientras que se debilitó frente a las emergentes. El DXY perdió 0,1% en la semana y se mantuvo en los niveles de un mes atrás. Vale destacar que, contra el euro y la libra, siguió retrocediendo –0,4% y –0,5%, respectivamente–, mientras que frente al yen japonés se fortaleció 0,6% en la semana y 1,7% en los últimos 30 días. Entre las monedas emergentes, se destacó el real brasileño, que se apreció 2,9%, mientras que contra el yuan quedó estable. Con estos resultados, en lo que va del año el DXY acumula una pérdida de 8,6%, con desempeño similar entre todas las monedas que lo componen, en tanto que frente al real pierde 10% y frente al yuan chino, 1,5%.

Gran semana para los commodities. Pese a la estabilidad del dólar, los precios de las materias primas en general operaron al alza. Lo más destacado se vio en el petróleo WTI, que subió 6,2% y cerró en USD 64,4 por barril. El repunte se dio tras la reanudación de las negociaciones comerciales entre Trump y Xi Jinping, que mejoraron las perspectivas de demanda global. También ayudó el inicio de conversaciones entre EE. UU. y Canadá. Sin embargo, el mercado sigue siendo volátil por tensiones geopolíticas y posibles sanciones a Venezuela. Arabia Saudita recortó sus precios para Asia, aunque menos de lo esperado, en línea con el aumento de producción acordado por la OPEP+. De esta manera, en los últimos 30 días el petróleo subió 9,3%, aunque en lo que va del año pierde un 10,3%. Por su parte, el cobre registró una suba de 3,8% en la semana y la soja de 1,5%, acumulando en el año una ganancia de 21% y 6%, respectivamente. En cuanto al oro, en una semana volátil, subió 0,6% y quedó 3,3% por debajo de la cotización de un mes atrás, aunque en lo que va del año acumula una suba de 26%.

Lo que viene. Con la expectativa puesta en el encuentro que llevarán hoy en Londres representantes del gobierno de EE. UU. y de China para lograr un acuerdo comercial que evite una guerra de aranceles entre las dos principales potencias del planeta, arranca una semana en la que los inversores estarán atentos a la publicación del IPC de mayo, de la que no se esperan grandes movimientos. Se prevé una suba de 0,2% m/m para el IPC general y de 0,3% m/m para el IPC core, lo que elevaría la variación interanual del 2,3% al 2,5% y del 2,7% al 2,8%, respectivamente. No menos importante será la publicación del resultado fiscal de mayo y del índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan, que debería mostrar una mejora luego de siete meses de fuerte deterioro ante la incertidumbre que generan las políticas de Trump.