Ante la duda por el verdadero estado de la economía, el mercado confía en que la Fed hará un nuevo recorte de tasa en diciembre y se ilusiona con una política monetaria más laxa cuando Powell finalice su mandato. Es que el mercado laboral perdió impulso, pero sigue fuerte y la inflación está contenida, pero lejos de la meta, mientras que el nivel de actividad continúa creciendo. El shutdown quitó visibilidad a los datos de los últimos meses, pero dejó en evidencia las dificultades que atraviesa la principal economía del mundo para encarar una consolidación fiscal. Con todo esto, los rendimientos de los bonos del Tesoro se muestran resistentes aunque caen en el margen y permiten que los bonos mejoren. Mientras tanto, los mercados se recuperaron de un noviembre volátil y el S&P logró su séptimo mes consecutivo al alza y se mantiene muy cerca de su récord histórico. Arranca una semana con una agenda marcada por datos relevantes que darán más pistas sobre la inflación, el consumo, el mercado laboral y la confianza del consumidor, además de un discurso de Powell que ofrecerá más señales sobre la próxima reunión.
La actividad resiste. Pasado el shutdown, siguen llegando datos del 3Q25 que muestran una economía con señales mixtas, aunque en general resistente. Las ventas minoristas crecieron 0,2% m/m en septiembre de 2025, su menor avance en cuatro meses, desacelerando desde el 0,6% m/m registrado en agosto y quedando por debajo de lo esperado. La señal fue más débil aún en las ventas núcleo –las que se utilizan para calcular el PBI– que cayeron 0,1% m/m tras haber subido 0,6% m/m el mes previo. En paralelo, los pedidos de bienes durables aumentaron 0,5% m/m en septiembre, moderando el salto revisado de 3,0% de agosto. Con esto, las estimaciones del Nowcast de Atlanta muestran un alza del PBI superior al 4% t/t anualizado.
Se acelera la inflación mayorista. La inflación al productor volvió a acelerarse y mostró señales de resistencia, sumando algo de presión al debate dentro de la Fed, a pesar de que el mercado pone en precios un recorte. El PPI avanzó 0,3% m/m en septiembre de 2025, revirtiendo la caída de 0,1% m/m del mes previo, impulsado por aumentos en alimentos y energía que llevaron a la inflación de bienes al mayor nivel en más de un año. En términos interanuales, el índice se mantuvo en 2,7%. El rebote coincide con la suba del IPC de septiembre, que había dado 0,3% m/m y 3,0% i.a., exhibiendo una suba desde el 2,9% i.a. de agosto, todavía por encima de un ritmo consistente con la meta del 2% que tiene la Fed.
Mejora el empleo. Ya entrados en los datos del último trimestre del año, los datos del mercado laboral cobran relevancia considerando el freno que tuvo la creación de empleos y la suba en la tasa de desempleo durante el trimestre pasado. Al perderse los datos de octubre y con los de noviembre reprogramados para la segunda semana de diciembre, el mercado se guía por los datos privados y otros indicadores que no dan señales contundentes ni de una recuperación vigorosa ni de una crisis de empleo. Al respecto, en la semana del 22 de noviembre, los pedidos iniciales de desempleo bajaron a 216 mil, mejor que los 225 mil que esperaba el mercado, siendo la quinta caída consecutiva desde los 229 mil de principios de mes y la más baja desde mediados de julio.
Ilusionados con Kevin Hassett y con tasas más bajas. Pese a que los datos económicos siguen sin mostrar una tendencia definida, el mercado confía en que la Fed priorizará la debilidad reciente del mercado laboral por sobre la resiliencia que marca la inflación para realizar el tercer recorte de 25 pb en la tasa de referencia en el año, que terminaría en 3,75%. Esto quedó reforzado por los comentarios de algunos gobernadores de la Fed como Waller y Williams y, más importante aún, por versiones que ubican a Kevin Hassett –ex asesor de la Casa Blanca– como principal candidato a liderar la Fed. Así las cosas, luego de las dudas durante la primera quincena de noviembre, el mercado volvió a subir la probabilidad de recorte de tasa, que quedó casi en 90%, y descuenta dos –y casi tres– recortes adicionales en 2026. En este contexto, aunque sin euforia, los rendimientos de los bonos del Tesoro volvieron a operar con leves bajas: la UST2Y cayó 2 pb en la semana hasta 3,49% –en todo el mes bajó 12 pb y en el año 76 pb–, la UST10Y retrocedió 4 pb y quedó en 4,02% –en noviembre bajó 8 pb y 56 pb en lo que va del año– y la misma tendencia marcó la UST30Y, que terminó en 4,67%, 4 pb menos que la semana previa, aunque quedó igual que a fines de octubre –en el año bajó apenas 11 pb–. Vale destacar que, desde que la Fed recortó la tasa en 50 pb desde julio, los rendimientos de los bonos del Tesoro apenas cedieron 6 pb y, si tomamos el comportamiento desde agosto del año pasado –desde entonces la tasa de la Fed bajó 150 pb–, la UST10Y subió 11 pb.
Buena semana para los bonos, especialmente los de mayor calidad. Favorecidos por la expectativa de recorte de tasa, la renta fija en general tuvo una buena semana que le permitió cerrar noviembre en alza. El índice de bonos agregados subió 0,4% en la semana y cerró noviembre con una ganancia de 0,3%, acumulando en el año un alza de 4,0%. Esto fue impulsado por los bonos corporativos Investment Grade, que la semana pasada ganaron 0,9%, cerrando noviembre con una suba de 0,6% y de 4,7% en lo que va del año. Igual desempeño semanal tuvieron los corporativos High Yield, aunque la ganancia del mes fue de sólo 0,2% y en el año acumulan un alza de 3,0%. Los bonos del Tesoro ganaron 0,3% en la semana y lo mismo en el mes, llevando la ganancia en el año a 1,3%. La deuda de mercados emergentes subió 0,6% en la semana y recuperó todo lo que había perdido en las semanas previas y en el año sube 8,7%.
Las acciones se recuperaron. Las acciones tuvieron una semana positiva, impulsadas por una relajación del escepticismo en cuanto a la IA y las perspectivas de menores tasas a partir de diciembre. El Nasdaq lideró las ganancias con una suba semanal de 4,9%, por lo que cerró noviembre con una caída de 1,6%, mientras que en el año acumula una suba de 21,1%, a 2,7% de su máximo histórico. El S&P 500 avanzó 3,7% en la semana –quedó a tan solo un 0,6% de su máximo– y ganó 0,2% en el mes, mientras que en el año sube 16,6%. En tanto, el Dow Jones cerró con una suba de 3,2% semanal –quedó a 0,7% de su máximo– y subió 0,3% en el mes, mientras que en el año avanza 12,1%. Las Small Caps aprovecharon el impulso y avanzaron 5,6% en la semana, cerrando un mes con una suba de 1,0%, mientras que en el año exhiben una ganancia de 12,6%. Por sectores, los más beneficiados en la semana fueron consumo discrecional con una suba de 4,9% (-1,4% mensual; +5,4% en el año), seguido por tecnología, que avanzó 4,8% (-4,8% mensual; +23,1% en el año), y materiales al subir 3,5% (+4,4% mensual; +6,3% en el año).
Acciones globales al alza. El resto de los mercados globales acompañó el tono optimista con subas amplias y superiores al 2%. El índice global ex-EE. UU. avanzó 2,8% en la semana, cerró noviembre con una leve ganancia de 0,2% y acumula un sólido 27,5% en el año. Entre los desarrollados, Europa lideró las alzas con un incremento semanal de 3,1%, que dejó al índice con un avance de 1,5% en el mes y 28,8% en el año. Japón también mostró firmeza con una suba de 2,2% en la semana, aunque terminó noviembre con una baja marginal de 0,5%, mientras que en el acumulado anual gana 23,7%. En emergentes, las acciones repuntaron 2,3% en la semana y retrocedieron 1,8% en el mes, pero mantienen un crecimiento de 29,9% en el año. Dentro del grupo, Brasil volvió a destacarse con un salto semanal de 4,9%, cerrando noviembre con un avance de 7,3% y consolidándose como la bolsa de mejor performance del año con un notable 49,3%. China, por su parte, subió 2,1% en la semana, acumuló una caída de 2,2% en el mes y mantiene un alza de 32,7% en lo que va del año.
Dólar débil y oro fortalecido. La reacción del dólar DXY ante el incremento en las probabilidades de recorte de tasa fue una baja de 0,7% en la semana –quedó en un nivel de 99,5, zona en la cual se encuentra lateralizando desde abril de este año–, cerrando noviembre con una caída de 0,3%, y en el año el DXY pierde 8,3%. Los movimientos de la semana estuvieron explicados por caídas del dólar de 0,7% frente al euro, 1,1% frente a la libra y 0,1% frente al yen japonés. De esta manera, la moneda dentro de la canasta del DXY contra la cual más se debilitó el dólar en el año fue el euro, frente al cual se debilitó 10,7%. Esto fue compensado por la dinámica frente al yen, contra quien se apreció 1,4% en noviembre y está prácticamente en el mismo nivel respecto de fines de 2024. En Brasil, el dólar tuvo otra semana bajista, perdiendo 1,2% y cerrando en USDBRL 5,43; cerró noviembre con una caída de 0,7%, y en el año acumula una pérdida de 13,6%. De la misma manera que la expectativa de tasas hizo caer al dólar, le dio impulso al oro, que anotó una suba de 3,6% en la semana y cerró en USD 4.212 la onza. De esta manera, el oro cerró con una suba mensual de 5,3%, mientras que en el año avanza 60,6%.
Semana alcista para los commodities. El petróleo cerró la semana con una suba de 2,4% hasta USD 59,5 el barril, aunque acumuló una caída de 2,5% en noviembre y de 17,1% en el año. El repunte semanal se explicó por el escepticismo del mercado respecto de un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania: si bien una resolución podría liberar crudo ruso y aumentar la oferta global, los operadores consideran que cualquier avance será lento y difícil de implementar, lo que limitó el tono bajista inicial. Aun así, el trasfondo sigue siendo de debilidad, con inventarios en EE. UU. al alza y con perspectivas de sobreoferta tanto de la OPEP+ como de productores por fuera del cartel, factores que continúan presionando el balance mensual y anual. La soja cerró la semana con una suba de 1,2% hasta USD 418,3 la tonelada, acumulando un avance de 3,6% en noviembre y de 14,0% en el año. El impulso semanal respondió casi exclusivamente al renovado flujo de compras por parte de China, que adquirió al menos diez cargamentos de soja estadounidense desde el martes y ya suma cerca de 3,5 millones de toneladas desde fines de octubre. El cobre subió 3,9% en la semana hasta USD 5,2 la libra, acumulando un avance de 2,7% en noviembre y de 30,5% en el año. El movimiento estuvo dominado por crecientes temores de escasez de oferta, tras nuevas interrupciones en minas clave, incluida la detención en Grasberg, que aporta más del 3% del suministro global, y señales de recuperación lenta de la producción en Chile y Perú.
Lo que viene. La próxima semana ofrecerá una agenda más cargada y con datos relevantes para monitorear el pulso de la actividad y la política monetaria. El lunes se publicará el ISM manufacturero, un indicador clave para evaluar la dinámica del sector industrial, en paralelo a un discurso de Jerome Powell en el marco del homenaje a George Shultz, donde el mercado estará atento a cualquier matiz sobre el diagnóstico de actividad e inflación. El miércoles se conocerá el ISM de servicios, que permitirá completar la lectura acerca de la actividad. El viernes llegará el dato más sensible para la Fed: el PCE de septiembre, junto con ingresos y gastos personales y la primera estimación del sentimiento del consumidor de Michigan de diciembre, que ayudarán a calibrar el deterioro reciente de la confianza.




