La volatilidad y la incertidumbre volvieron al centro de la escena y los mercados —especialmente el americano— volvieron a sentir el impacto, con caídas generalizadas de acciones y bonos, en un contexto en el que el dólar y el petróleo retrocedieron, mientras que el oro volvió a ser el ganador de la semana con un nuevo repunte. En una semana en la que los datos económicos siguieron mostrando que la actividad resiste, el pesimismo de los inversores respondió a las preocupaciones sobre la situación fiscal de EE. UU. luego de la baja en la calificación de Moody’s, potenciada por el avance en el Congreso de la reforma fiscal de Trump que implica una menor carga impositiva, pero que aumentaría aún más la deuda. A esto se sumó el retroceso en la pax comercial lograda el último mes, luego de que el presidente Trump amenazara a Europa con aranceles del 50% a partir de la semana que viene si las negociaciones no avanzan. Todo este contexto se vio potenciado por una mala licitación del Tesoro estadounidense, lo que presionó sobre los rendimientos de los bonos del Tesoro y arrastró al resto de los activos. La semana arranca con la mira puesta en la evolución de las negociaciones comerciales, pero también con la publicación de importantes indicadores como la segunda estimación del PBI del 1Q25, el PCE de mayo y los datos de consumo y ahorro de las familias correspondientes al mismo mes.
Política fiscal en la mira. La semana ya había comenzado tensionada tras la baja en la calificación de Moody’s de Aaa a Aa1 con perspectiva estable, que se acopló a las decisiones previas de las otras dos calificadoras —recordemos que S&P y Fitch lo habían hecho en 2011 y 2023, respectivamente—. No es para menos, pues como venimos destacando, la dinámica fiscal de EE. UU. es preocupante, dado que en los últimos años el déficit aumentó a casi 8% del PBI en un contexto de crecimiento económico, deuda elevada y tasas más altas ante la resistencia de la inflación. El deterioro fiscal se apoya en un gasto que ha mostrado ser inflexible a la baja y en rebajas impositivas vigentes desde la primera administración de Trump. A pesar de esta situación, durante la semana la Cámara de Representantes aprobó —aunque por estrecho margen: 215 a 214— el megaproyecto de recortes fiscales y aumentos de gastos impulsado por el presidente Donald Trump, que ahora pasará a discusión en el Senado. El proyecto de ley busca extender las exenciones fiscales implementadas durante su primer mandato (2017–2021) y añade nuevas rebajas, como las exenciones a las propinas y a los pagos para la compra de automóviles fabricados en EE. UU. También incluye un incremento en los fondos para el manejo fronterizo y la aplicación de la dura política migratoria, así como restricciones a los programas de ayuda alimentaria y de asistencia sanitaria Medicaid y Medicare. Asimismo, estipula un aumento en el límite de exenciones a impuestos locales y estatales. Para compensar este gasto, la legislación busca recortar la financiación a programas de seguridad social en más de USD 1 billón en 10 años. De acuerdo con la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), el proyecto de ley sumaría USD 2,4 billones a la deuda nacional en la próxima década, deuda que actualmente supera los USD 36 billones.
Volvió la tensión comercial. La ilusión de un trimestre más tranquilo gracias a la pausa en la suba de aranceles y el avance en las negociaciones con sus socios comerciales se desvaneció el viernes, cuando Trump volvió a marcar la cancha al señalar que las conversaciones con la Unión Europea no estarían llegando a buen puerto. El mandatario afirmó que el bloque continental —con el cual EE. UU. mantiene un déficit comercial— fue creado para aprovecharse de su país. En ese marco, advirtió que, si no se registran avances, a partir del 1° de junio se aplicará un arancel del 50% a productos provenientes de la Unión Europea. Además, lanzó un mensaje a las empresas —como el caso de Apple—, señalando que si no producen en EE. UU. deberán enfrentar un arancel mínimo del 25%.
Buen dato de actividad. El índice PMI compuesto aumentó a 52,1 en mayo desde 50,6 en abril, señalando una modesta aceleración en la actividad empresarial, aunque el crecimiento sigue siendo relativamente débil según los estándares históricos. La confianza empresarial y las expectativas de producción mejoraron desde los mínimos de abril, pero se mantuvieron moderadas debido a las continuas preocupaciones sobre los aranceles. Las empresas informaron que los aranceles estaban afectando la demanda, interrumpiendo las cadenas de suministro y aumentando los precios. Los pedidos de exportación disminuyeron aún más, especialmente en servicios, mientras que los retrasos en las cadenas de suministro empeoraron. A pesar del aumento en la actividad, la perspectiva general sigue siendo cautelosa debido a los desafíos persistentes relacionados con la inflación y el comercio. Por el lado del mercado inmobiliario, las ventas de viviendas usadas cayeron un 0,5% m/m en abril, alcanzando el nivel más bajo en siete meses, afectadas por las altas tasas hipotecarias. Por su parte, las ventas de nuevas viviendas unifamiliares aumentaron un 10,9% m/m, extendiendo el incremento del 2,6% del mes anterior y superando ampliamente las expectativas del mercado.
Las tasas siguieron subiendo. La preocupación por el creciente déficit fiscal en EE. UU. a raíz del paquete de recorte impositivo aprobado por la Cámara de Representantes generó una descompresión de las tasas en todos los tramos de la curva, gatillada por una mala licitación del bono del Tesoro a 20 años, que cortó a una tasa del 5,12%. El tramo largo fue el más perjudicado, generando un empinamiento de la curva. La UST30Y subió 14 pb y cerró en 5,05%, mientras que la UST10Y avanzó 7 pb hasta una tasa de 4,51%. La presión alcista sobre los rendimientos de los bonos del Tesoro golpeó a todos los índices de renta fija. El índice agregado de bonos perdió 0,4% en la semana, acumulando en mayo una caída de 1,8%. En el mismo plazo, los bonos del Tesoro perdieron 0,3% y 2,1%; los corporativos Investment Grade, 0,8% y 1,6%, respectivamente; en tanto que los High Yield retrocedieron 0,6% en la semana, aunque en el mes acumulan un alza de 0,4%, misma suba que registran en lo que va del año. La presión bajista contagió a los bonos emergentes, que cayeron 0,6% en la semana y compensaron las ganancias de las semanas previas, aunque en lo que va del año acumulan un alza de 1,0%.
Retroceso de las acciones americanas. Las acciones devolvieron la suba que habían tenido la semana previa, con caídas generalizadas en los principales índices estadounidenses. El S&P 500 cayó 2,5% en la semana, acortando la ganancia de mayo a 4,4%, en tanto que en lo que va de 2025 retrocede 1,2%. En la misma tendencia estuvo el Nasdaq, que en la semana perdió 2,6%, achicó la ganancia del mes a 7,4% y acumula una baja de 3,1% en lo que va del año. El Dow Jones no escapó a la tendencia general, al marcar una caída semanal de 2,4%, por lo que quedó 2,5% por encima del nivel de fines de abril y en el año pierde 2,2%. El mayor golpe lo sufrieron las small caps, con el índice Russell 2000 cayendo un 3,7% en la semana. Por sectores, los más castigados fueron el energético –que, de la mano de una caída en el precio del petróleo, retrocedió 4,6%–, el tecnológico –con una baja de 3,5%, destacándose la caída de 7% en el valor de Apple ante la amenaza de Trump de subirle los aranceles si no produce en EE. UU.– y el de consumo discrecional, que terminó la semana con una baja de 3,3%.
El resto del mundo resiste. A diferencia del mercado estadounidense, las bolsas del resto del mundo tuvieron una semana positiva, con un alza de 0,7%. De esta manera, en mayo acumulan una ganancia de 4,4% y amplían la suba en lo que va del año a 14%. En la semana se destacaron las bolsas de China y Europa, al subir 0,6% y 0,9%, respectivamente, en tanto que LATAM estuvo en línea con EE. UU. y perdió 1,2%. En el año, Europa lidera el podio de rendimientos, al acumular un alza de 24% –impulsada por Alemania, que sube casi 30%–, seguida muy de cerca por LATAM, que lleva ganado 23% –todos los países con muy buena performance, aunque se destacan Chile y México con subas por encima del 30%, mientras que Brasil acumula un alza de 22%–, y cierra el podio China, con una suba de 16%.
Retrocede el dólar y el oro aprovecha. La incertidumbre sobre el plan económico de Trump volvió a golpear al dólar, especialmente frente a las principales monedas. Concretamente, el índice DXY perdió un 2,0% y se llevó toda la ganancia de las semanas previas, por lo que en mayo acumula una caída de 0,4% y, en lo que va de 2025, ya perdió 8,7%. La performance del yen y del euro estuvo en línea con el DXY, en tanto que, contra las monedas emergentes, el retroceso de la divisa americana fue más modesto, al caer 0,3% frente al yuan y 0,3% frente al real brasileño. En sentido opuesto al dólar, el oro retomó la fuerza alcista y anotó una suba de 4,9% en la semana, cerrando en USD 3.360 la onza, acumulando en 2025 una suba de 28,1%.
Commodities en alza. Salvo el petróleo, el resto de los precios de materias primas tuvo una semana positiva. El petróleo WTI perdió un 1,5% en la semana y cerró en USD 61,5 por barril. A las preocupaciones sobre la menor demanda derivada de la situación de EE. UU. se sumó que la EIA reportó un incremento de 1,33 M de barriles en existencias de crudo, contrariando las expectativas de una reducción de 1,85 M de barriles. De esta manera, el precio del WTI recortó la ganancia del mes a 5,7%, mientras que en lo que va del año cae un 14%. El cobre fue el gran destacado de la semana con una suba de 5,5%, prácticamente todo lo que subió en mayo, ampliando la ganancia en lo que va del año al 20%. También fue una buena semana para el precio de la soja, que subió 1,0% hasta USD 390 la tonelada, por lo que en mayo acumula un alza de 2,5% y de 6,2% en lo que va del año.
Lo que viene. La semana arranca con algo de distensión ante la “nueva” tregua de Trump con la UE, dado que ahora afirma que esperará al 9 de julio para decidir si sube al 50% los aranceles para las importaciones desde este destino. En cuanto a la agenda económica, el miércoles se publicarán las minutas de la última reunión de la Fed, que darán precisiones sobre el diagnóstico de las autoridades sobre la economía americana. El jueves se conocerá la segunda estimación del PBI de EE. UU. del 1Q25 —recordemos que la primera marcó una caída de 0,4% t/t anualizada—. No menos importante será el dato de inflación PCE y los datos de consumo e ingreso personal, que se publicarán al cierre de la semana.