Con la actividad en EE. UU. en alza y las expectativas de inflación afectadas por los últimos datos, tanto los inversores como la Fed se muestran cada vez más preocupados, retrasando el esperado pivote en la política monetaria. Se prevé ahora que los recortes de tasas no comenzarán hasta septiembre, consolidando un escenario de higher for longer. Aunque el aumento de tasas ha impactado la renta fija desde 2022, existe ahora el temor de que esto perjudique el nivel de actividad en un futuro cercano. En este marco, y junto a resultados desalentadores de empresas tecnológicas, las acciones acentuaron las pérdidas observadas desde comienzos de abril, y el S&P 500 retrocedió a niveles de mediados de febrero, eliminando la mitad de las ganancias logradas en el primer trimestre. Con EE. UU. como principal impulsor de la mejora en las perspectivas económicas globales, el dólar se fortaleció, especialmente frente a las divisas emergentes. Pese al conflicto en Medio Oriente, que escaló la semana anterior debido a ataques de Israel a Irán, la sólida oferta estadounidense estabilizó los precios del petróleo, mientras que metales como el cobre y el aluminio experimentaron significativos aumentos ante las sanciones a Rusia y China. El sell off de las acciones también golpeó a la renta variable y bonos del resto del mundo. Mientras continúa la temporada de balances con importantes empresas por publicar, las miradas de esta semana estarán en la primera publicación del PBI del 1Q 24 en la que el mercado espera un alza menor al que marca el nowcast –2,1% vs 2,9%–. De confirmarse el pronóstico más alto, esto podría incrementar la presión sobre las tasas. Además, se espera la publicación del PCE, que debería reflejar tanto el incremento en la inflación como la robustez del consumo.
Tasas altas para rato.Con los recientes datos sobre inflación, parece que la Fed podría requerir más tiempo antes de sentirse preparada para reducir las tasas de interés, tal como lo destacó Powell durante su conferencia en el Centro Wilson de Nueva York. Además, enfatizó que "dada la fortaleza del mercado laboral y los avances en materia de inflación hasta el momento, es apropiado dar más tiempo a la política restrictiva para que funcione y dejar que los datos y la evolución de las perspectivas nos guíen". En este contexto, los funcionarios no ven urgencia en disminuir las tasas, lo que sugiere que cualquier ajuste en 2024 probablemente no se materializaría hasta finales de año, si es que ocurre. Los mercados futuros asignan una probabilidad del 65% a que el primer recorte de tasas tenga lugar en la reunión de septiembre. Esto significa que habrá que esperar más tiempo y, además, el ajuste será menor, un cambio significativo para un mercado que, desde octubre del año pasado, anticipaba que 2024 sería el año del gran pivote de la política monetaria, llegando a esperar más de seis recortes para este año.
Siguen los buenos datos de actividad en EE. UU. En línea con las proyecciones del FMI y lo que venimos comentando, en la semana distintos datos mostraron nuevos indicios de que durante el 1Q24 la economía mantiene una buena dinámica expansiva que se refleja en que el nowcast de Atlanta subió a 2,9% t/t la expansión de este período. Concretamente, las ventas minoristas aumentaron nominalmente un 0,7% m/m en marzo, tras una ganancia revisada al alza del 0,9 % en febrero y muy por encima de las previsiones (0,3%), lo que sugiere que el gasto de los consumidores sigue siendo sólido. Excluyendo los servicios de alimentación, los concesionarios de automóviles, las tiendas de materiales de construcción y las gasolineras, las llamadas ventas minoristas básicas, que se utilizan para calcular el PBI, aumentaron aún más, llegando al 1,1% m/m. Así, en términos interanuales, aumentaron un 4%, tras una ganancia del 2,1% en febrero. Además, la producción industrial aumentó un 0,4% m/m en marzo (mismo dato que el mes previo) y se estancó interanualmente (tras una caída del 0,3% en febrero). El índice manufacturero de la Fed de Filadelfia subió hasta 15,5 en abril (muy por encima de las expectativas del mercado +1,5) y se convirtió en la lectura más alta desde abril de 2022. A contramano de estos datos, los permisos de construcción cayeron un 4,3% m/m (vs +2,3% previo). Finalmente, referido al mercado laboral, el número de personas que solicitaron prestaciones por desempleo se mantuvo sin cambios en 212.000, por debajo de las expectativas del mercado (215.000) indicando que el mercado laboral continúa ofreciendo oportunidades de empleo a un ritmo favorable comparado con los estándares históricos.
Mejora la actividad en europea pero con malos datos de inflación. El IPC en la zona del euro marcó un alza de 0,8% m/m en marzo (10% anualizado), acelerando respecto al 0,6% m/m que había marcado en febrero, impulsado por el aumento de los costes de los servicios (0,7% m/m y 4% i.a.) y los bienes industriales no energéticos (1,9%). Así, se confirmó en un 2,4% i.a., superando todavía el objetivo del BCE del 2%. Por su parte, la tasa subyacente, excluyendo los precios volátiles de los alimentos y la energía, bajó al 2,9%, su punto más bajo desde febrero de 2022. En este contexto, aparecen algunos datos positivos en términos de actividad que podrían adelantar una mejora de las condiciones para el año. Concretamente, la producción industrial repuntó un 0,8% m/m en febrero, recuperación parcial desde una caída del 3% en enero, desacelerando la contracción al 6,4% i.a. Además, en Alemania, donde la semana anterior habían aparecido datos positivos, el indicador ZEW de sentimiento económico subió a 42,9 en abril (vs. 31,7 previo), el más alto desde febrero de 2022, superando ampliamente las previsiones (35,9).
China acelera. En el 1Q24, el PBI chino creció un 1,6% t/t, acelerando desde el 1,2% del 4Q23. Fue el séptimo período consecutivo de expansión trimestral y el avance más fuerte desde el 1Q23. Así, creció un 5,3% i.a. (vs. 5,2% previo), superando las previsiones del mercado del 5,0%, impulsado por las continuas medidas de apoyo de Beijing y el gasto relacionado con el Año Nuevo Lunar. La inversión fija creció un 4,5% t/t, el mayor dato en casi un año y por encima del consenso (4,3%). Así, la economía habría tenido un buen comienzo, proporcionando una base firme para alcanzar el objetivo de crecimiento del PBI de cerca del 5% para este año. Sin embargo, en el margen, los datos de marzo indicaron aumentos menores de lo esperado en la producción industrial (+4,5% i.a. vs +7% previo) y las ventas minoristas (+3,1% i.a. vs 5,5% previo), lo que subraya que sigue siendo necesaria una mayor flexibilización de las políticas para la economía. Al mismo tiempo, la tasa de desempleo encuestada llegó al 5,2% en marzo, manteniéndose cerca del máximo de siete meses de febrero del 5,3%.
Mejora la actividad en Brasil. La actividad económica en Brasil en febrero se expandió un 0,4% m/m, siendo la cuarta suba mensual consecutiva y quedando 2,6% por encima que un año atrás. Con este resultado, en el primer bimestre del año creció 3,0% i.a. –las expectativas del mercado apuntan a un alza del PBI de 1,95% i.a.–. Por otro lado, el índice de confianza del empresario industrial (ICEI) bajó a 51,5 en abril (vs 52,8 previo), pero se mantiene expansivo.
Inflación en Japón. El IPC de marzo marcó un alza de 0,2% m/m, el mayor aumento desde octubre pasado, después de permanecer plano en los dos meses anteriores. Así, bajó al 2,7% i.a., desde el máximo de tres meses de febrero (2,8%), igualando el consenso del mercado. Por su parte, la tasa de inflación básica cayó al 2,6%, desde un máximo de cuatro meses del 2,8%, ligeramente por debajo de las previsiones (2,7%).
De la mano de EE. UU, mejoran las perspectivas de la economía global. En su último informe de Perspectivas Económicas Globales, el FMI revisó al alza el crecimiento del PBI mundial para 2024, de 2,9% a 3,2% i.a., y anticipa una repetición de esta cifra para 2025. De materializarse, sería el tercer año consecutivo en que la actividad global crezca a un ritmo del 3,2% i.a., aún por debajo del promedio histórico del 3,8% i.a. Esto refleja las consecuencias de las políticas monetarias restrictivas, el retiro del apoyo fiscal, y un crecimiento modesto de la productividad subyacente. El ajuste en las proyecciones para este año incluye un incremento significativo para EE.UU., de 1,5% a 2,7% i.a., mejorando el 2,5% i.a. logrado en 2023, y ajustes positivos para China, India y Brasil. Por otro lado, la proyección para la Eurozona y Japón se ajustó a la baja. Se espera que la inflación global disminuya de un promedio anual del 6,8% en 2023 a 5,9% en 2024 y a 4,5% en 2025. En el caso de 2024, los precios desaceleraron en las economías desarrolladas (de 4,6% a 2,6%), en tanto que no mostrarían cambios en las emergentes (8,3%).
Tasas al alza y nuevo golpe a los bonos. Los rendimientos de los bonos del Tesoro continuaron su trayectoria alcista con subas de 10 pb para la UST2Y que cerró en 4,98% y de 12 pb para la UST10Y que finalizó en 4,62%. En lo que va de abril la suba de tasas ronda los 40 pb. Esto impactó negativamente a la renta fija con caídas semanales del 0,6% promedio, y de 2,6% en lo que va de abril extendiendo la pérdida del año a 3,9%. El índice que agrupa a los bonos del Tesoro bajó 0,4% en la semana y 1,6% en el mes. Los más golpeados fueron los Investment Grade que perdieron 1% en la semana, 2,7% en lo que va del mes y 5,1% en lo que va de 2024, en tanto que los High Yield cayeron del 0,5%, 2,1% y 1,8%, respectivamente.
Retroceso de las acciones. A pesar de los datos alentadores sobre el nivel de actividad, el incremento en las tasas de interés y las expectativas derivadas de los balances de las empresas tecnológicas han impactado negativamente en el mercado accionario, marcando la tercera semana consecutiva de descensos. Esto ha llevado a una pérdida significativa de casi la mitad de las ganancias obtenidas en el 1Q24, situando al S&P 500 en niveles similares a los de mediados de febrero. En detalle, el S&P 500 retrocedió un 3,2% durante la semana, extendiendo la baja del mes de abril a 5,1%, con lo cual las ganancias acumuladas en el año se reducen ahora a 4,2%. Sectores defensivos como utilities, consumo masivo, bancos y salud han mostrado estabilidad semanal, aunque no han sido ajenos al ajuste general del mes. En contraste, sectores como tecnología, consumo discrecional y comunicaciones registraron caídas importantes de 6,2%, 4,2% y 2,3%, respectivamente, especialmente afectados por las fuertes pérdidas en las principales tecnológicas, conocidas como las 7 magníficas, que en conjunto se depreciaron un 6,7% —con Nvidia y Tesla cayendo un 14%, Apple y Meta un 6%, Microsoft un 5% y Google un 2,2%. Este deterioro en las tecnológicas resultó crítico para el Nasdaq, que vio una reducción del 5,5% en la última semana, ampliando la baja del mes al 6,5% y dejando un escaso avance anual del 1,6%. Por otro lado, el Dow Jones, con una composición más orientada hacia valores tradicionales, cerró la semana sin cambios significativos, aunque en abril acumula una caída del 4,5% y un modesto incremento anual del 0,8%.
Mercados globales impactados. Los mercados globales también sufrieron pérdidas, en sintonía con las tendencias observadas en el mercado estadounidense. El índice global de acciones descendió un 2,6% durante la semana y acumula una baja del 5,1% en abril. Al excluir a EE. UU., estas pérdidas se moderan al 1,6% semanal y 4,2% mensual. Entre los mercados desarrollados, Japón destacó por una notable caída del 3,7% en la semana y del 6,8% en el mes. Por otro lado, Europa mostró una retracción más leve del 0,6% semanal y 4,6% en abril. El índice de mercados emergentes registró una disminución del 2,0% en la semana, extendiendo la baja a 3,3% en abril. En este grupo, Latinoamérica tuvo un desempeño especialmente adverso con una reducción del 2,1% en la semana, 4,8% en abril y 6,8% en el año, siendo la región más afectada. Brasil empujó a la región con pérdidas de 1,7% en la semana, 5,2% en abril y 12% en el año. En contraste, China mostró signos de estabilización tras un año difícil y dos primeros meses complicados en 2024, logrando un incremento del 0,3% en la semana, lo que ayudó a reducir sus pérdidas mensuales a 0,8% y anuales a 3,3%. En el ámbito de la renta fija, el índice de bonos globales, excluyendo a EE. UU., perdió un 0,6% en la semana y 1,2% en abril, mientras que los bonos de mercados emergentes cayeron un 0,5% semanalmente, ampliando su baja en abril al 2,4%.
La guerra preocupa, pero el petróleo no se mueve. El índice Dow Jones de commodities cayó 0,1% durante la semana, aunque sube un 8,4% en el mes. Los energéticos tuvieron un retroceso de 3,6% pero se impulsaron un 4,3% en abril. Para los granos la caída fue del 1,3% y 1,5%, respectivamente. Los más beneficiados fueron los metales con un aumento de 3,6% semanal y 20% mensual. El WTI tuvo una merma de 2,9% luego de que el conflicto en medio oriente no pasara a mayores e Irán restara importancia al ataque de Israel en su territorio, mencionando que no tiene ningún plan de represalia. El cobre se destacó entre los metales, registrando un avance del 5,6% en la semana y acumulando un incremento del 12,5% en abril. Este aumento se debe a una reducción del 10% en la oferta proveniente de China, el principal productor mundial, en un contexto de creciente demanda global impulsada por sectores como los centros de datos y las economías verdes. Paralelamente, el aluminio también mostró una notable performance, con un incremento del 10% durante la semana y un acumulado del 17% en las últimas tres semanas. Este aumento se atribuye a las restricciones de entrega impuestas por el Reino Unido y EE.UU. a Rusia. Con esto, en lo que va del año el petróleo y los metales acumulan un alza de 16%. Diferente es el caso de los commodities agrícolas que no logran frenar la caída: la soja retrocedió otro 2% y cerró la semana en USD 422 la tonelada, por lo que acumula una baja de 3,4% en abril y de 11% en el año –igual performance tuvieron el trigo y maíz-.
Fortaleza del dólar y rally del oro. Con perspectivas de una política monetaria más restrictiva de la Fed en comparación con el resto del mundo, el dólar mantuvo su fortaleza, aunque solo aumentó un 0,1% semanal, rondando los 106 puntos. En lo que va de abril, se ha apreciado un 1,5%. Se mantuvo estable durante la semana frente al euro, que cotiza a EUR 1,06, aunque se ha debilitado un 1,4% en el mes. Contra la libra, se fortaleció un 0,6% en la semana y un 2% en el mes. El yen sigue debilitándose, perdiendo un 0,8% semanal y un 2,2% mensual, alcanzando JPY 154,5. Frente al real brasileño, perdió un 1,4% en la semana y un 3,5% en el mes, cerrando en BRL 5,19. Pese a la fortaleza del dólar, el oro avanzó un 2,2% en la semana, cerrando cerca de USD 2.400 la onza, acumulando un alza del 7,3% en el mes y del 16% en el año. Las intensas compras de los bancos centrales, liderados por China, y las tensiones en Medio Oriente fueron los principales impulsores del aumento en su cotización.
Lo que viene. Esta semana es crucial para corroborar el buen dinamismo señalado por los indicadores de actividad económica. El dato más relevante será la primera estimación del PBI del 1Q24, con un consenso que anticipa un crecimiento del 2,1% t/t, señal que confirmaría un soft landing de la economía. No obstante, como lo venimos comentando, el nowcast de Atlanta proyecta un aumento del 2,9% t/t, lo que podría intensificar las expectativas de tasas de interés más elevadas y prolongadas. Además, con la publicación de los datos de ingresos y gastos personales de marzo, también se divulgará la inflación del Índice de Precios de Gastos de Consumo Personal (PCE), muy considerado por la Fed para sus políticas. Este dato deberá ratificar la tendencia alcista de la inflación evidenciada por el IPC la semana anterior. Cualquier indicio de desaceleración en la actividad beneficiará a los mercados. Por otro lado, la temporada de reportes de resultados continuará con empresas fundamentales como Visa, Tesla, IBM y Chevron, entre otros.