La volatilidad parece haberse instalado definitivamente. A pesar de los buenos indicadores económicos en EE. UU., los temores suscitados por la política arancelaria de Trump opacan estas cifras. La incertidumbre crece, pues a diferencia de su primer mandato, la ampliación de aranceles abarca no solo el comercio de productos, sino también una expansión geográfica que incluye a todos los socios comerciales, no solo a China. De llevarse a cabo, estas medidas impactarían directamente en los precios de los bienes de consumo, presionando la inflación y afectando el crecimiento, lo cual aumenta los riesgos de estanflación a medida que las políticas proteccionistas se concretan. Trump actúa con una táctica de golpear primero, negociar después y finalmente dar una tregua, tal como ocurrió con México y Canadá, pero su enfoque sigue siendo frágil y causa inquietud entre los inversores. Así, los mercados financieros continúan su trayectoria volátil, alternando entre temores y alivios temporales, en un contexto donde la economía sigue ofreciendo noticias positivas, con un mercado laboral dinámico y balances corporativos robustos. Esta semana, las acciones cerraron ligeramente a la baja, mientras que los bonos mostraron un comportamiento variado frente a una curva de rendimientos que tiende a aplanarse de nuevo debido a la presión al alza del tramo corto y la caída del tramo largo. El dólar y el oro se mantienen fuertes, y los commodities, especialmente los metales, operaron al alza, aunque el petróleo experimentó un retroceso. Las miradas de esta semana estarán puestas en las nuevas medidas arancelarias que adopte el gobierno de EE. UU., esta vez enfocadas en el acero y el aluminio, y en la inflación de enero, que junto con el reciente dato de empleo, podrían confirmar que la Fed no tiene argumentos para modificar la tasa de referencia.
Aranceles e incertidumbre. La política arancelaria de Trump genera preocupación e incertidumbre, no solo por su alcance, sino también por su extensión geográfica. No está claro si el presidente la utiliza como una estrategia de negociación o si realmente cumplirá con sus promesas de campaña. Aunque en su primer mandato ya había aumentado los aranceles, en esta ocasión las subas son significativamente mayores y abarcan un volumen de comercio cuatro veces superior al de 2018, estimado en USD 1.400 billones. Estas medidas afectan tanto a bienes de consumo como de capital, lo que llevaría a que la tasa arancelaria promedio de EE. UU. pase del 3% al 11%. Diversos estudios proyectan que, si Trump implementa en su totalidad las medidas anunciadas en campaña, la inflación podría aumentar entre 1% y 4,0%, mientras que el PBI podría contraerse en más de 1,2%. Por lo pronto, amparándose en la Ley de Emergencia Nacional –que no requiere investigaciones ni informes previos–, el pasado 2 de febrero impuso un arancel del 25% a las importaciones de bienes de México y Canadá (excepto en el caso de la energía canadiense, que enfrentaría un arancel del 10%) y del 10% a las importaciones procedentes de China. El estilo de Trump quedó en evidencia en la implementación de la medida: tras mantener conversaciones con sus pares de México y Canadá, decidió postergar su aplicación por 30 días luego de que estos aceptaran reforzar su seguridad fronteriza y tomar medidas contra el narcotráfico. Sin embargo, mantuvo sin cambios los aranceles para China y dejó en claro que hará lo mismo con las importaciones desde la Unión Europea. En este contexto, la incertidumbre y el pesimismo entre los inversores siguen en aumento.
Consumidores nerviosos. De acuerdo con el índice elaborado por la Universidad de Michigan, en febrero la confianza del consumidor descendió a 67,8 desde 71,1 en enero, situándose por debajo de las previsiones de 71,1. Esta caída, la segunda consecutiva de manera mensual, llevó el índice a su nivel más bajo en los últimos seis meses. El indicador de las condiciones económicas actuales disminuyó a 68,7 desde 74, mientras que el subíndice de expectativas se redujo a 67,3 desde 69,3. Asimismo, se registró una disminución del 12% en las condiciones de compra de bienes duraderos, en parte debido a la percepción de que podría ser demasiado tarde para evitar el impacto negativo de la política arancelaria. Además, las expectativas de inflación para el próximo año se elevaron hasta el 4,3%, la cifra más alta desde noviembre de 2023, aumentando desde el 3,3%. Las expectativas de inflación a largo plazo también crecieron hasta el 3,3%, el nivel más alto desde junio de 2008, partiendo de un 3,2%.
Modera el empleo y suben los salarios. Aunque los datos de empleo de enero resultaron inferiores a lo esperado, continúan evidenciando la solidez del mercado laboral. En concreto, durante el primer mes de 2025 se crearon 143 mil nuevos puestos de trabajo no agrícola, cifra que está muy por debajo de los más de 300 mil de diciembre y del promedio de 200 mil del 4Q24 –la serie fue revisada, añadiendo 100 mil puestos adicionales a los estimados previamente–, y también inferiores a las expectativas del mercado que apuntaban a 170 mil. Además, la revisión de la encuesta laboral implicó un aumento de 3,05 millones de personas en la población civil, de 2,2 millones en la población económicamente activa y de 2,01 millones de personas empleadas en el sector no agrícola. Con estos datos, la tasa de desempleo se redujo al 4,0%, desde el 4,1% de diciembre, alcanzando su mejor nivel desde mayo del año anterior. Por otro lado, la mejora en el empleo también se reflejó en la evolución de los salarios, que en el mes experimentaron un incremento del 0,5% m/m, medido por la ganancia por hora, acumulando en los últimos doce meses un alza del 4,1%, casi un punto porcentual por encima de la dinámica que habrían mostrado los precios minoristas. De esta manera, la economía continúa generando empleos con salarios reales cada vez mejores, lo que sostiene el consumo privado.
La curva se aplana. Entre la solidez del mercado laboral y las expectativas negativas generadas por las medidas arancelarias de la nueva administración, la curva de rendimiento de los bonos del Tesoro se ha aplanado nuevamente, con un aumento en el tramo corto y una caída en el tramo largo. Específicamente, la UST2Y aumentó 4 pb durante la semana hasta alcanzar el 4,28%, mientras que la UST10Y disminuyó 8 pb hasta el 4,49%, marcando este último el nivel más bajo desde mediados de diciembre. Esto ha reajustado las perspectivas de recorte de tasas de la Fed, ahora proyectando solo una baja de 25 pb que se realizaría en julio próximo. En este escenario, los principales índices de acciones tuvieron una semana estable, con el índice agregado registrando un alza del 0,1% en la semana y acumulando una ganancia del 0,6% en lo que va del año. Se destacaron los bonos ajustables por inflación (TIPS), que aumentaron un 0,4%, mientras que los bonos corporativos de alto rendimiento presentaron el peor desempeño con una caída del 0,5%. A pesar de ello, siguen siendo los más rentables en el año, con una ganancia del 0,9%. Los bonos emergentes siguieron la tendencia general con un aumento del 0,1% y desde fines de 2024 acumulan una ganancia del 1,8%.
Leve retroceso del dólar. El vaivén de las negociaciones arancelarias afecta directamente la evolución del dólar, que se mantiene en niveles históricamente elevados, aunque en la última semana el índice del dólar (DXY) retrocedió un 0,3%, impulsado principalmente por la depreciación del 2,4% frente al yen, cerrando en USD/JPY 151. En contraste, frente al euro, el dólar subió un 0,3%. Con este resultado, en lo que va del año, el dólar ha subido un 0,4% frente a las principales monedas. En cuanto a las monedas emergentes, el dólar se fortaleció un 0,5% frente al yuan, aunque en el año no muestra cambios significativos. Frente al real brasileño, sin embargo, continuó perdiendo terreno, marcando una caída del 0,6% en la semana, hasta USD/BRL 5,81. Desde el comienzo de 2025, el real se ha apreciado un 6,0%.
Retrocede el petróleo y suben los metales. Los precios de las materias primas mostraron nuevamente un comportamiento mixto esta semana, destacándose el retroceso en el precio del petróleo y el incremento en los metales, con el oro alcanzando nuevos récords históricos. El WTI cayó un 2,1% hasta situarse en USD 71 el barril, debido a los temores de un exceso de oferta por las perspectivas de un aumento en la producción de la OPEP+ y EE. UU., junto con una demanda más débil, acumulando una baja del 1,0% en el año. En contraste, el cobre experimentó un repunte del 7,5% esta semana, elevando su valor acumulado en 2025 al 15%, alcanzando su nivel más alto desde octubre. Este aumento se ha visto impulsado por una disminución en la oferta desde Chile y un aumento en la demanda desde China. En el ámbito de los commodities agrícolas, la soja registró un incremento del 0,7%, llegando a USD 385 la tonelada, con un alza acumulada del 5,1% desde finales de 2024. Por último, respaldado por la incertidumbre global y los riesgos inflacionarios, el oro subió un 2,1% hasta USD 2,860 la onza, estableciendo un nuevo máximo histórico y acumulando una ganancia del 9,0% en el año.
Nueva caída de las acciones. La incertidumbre sobre las medidas arancelarias de Trump ha impactado nuevamente las acciones, marcando la segunda semana consecutiva de pérdidas. Recordemos que la semana anterior fue afectada por la aparición de la startup china DeepSeek, que lanzó un nuevo modelo de inteligencia artificial a muy bajo costo. Específicamente, todos los índices estadounidenses cerraron la primera semana de febrero en números rojos: el S&P 500 perdió un 0,2%, el Nasdaq un 0,4%, el Dow Jones un 0,5% y el Russell 2000, que agrupa a empresas de menor capitalización y teóricamente beneficiadas en un contexto de mayor proteccionismo, también descendió un 0,2%. Desde una perspectiva sectorial, la caída fue liderada por el sector de consumo discrecional, que retrocedió un 2,8% arrastrado por las acciones de Tesla y Amazon, que cayeron un 11% y un 3,6% respectivamente. El resto de las "magníficas" también experimentaron una semana desfavorable, con Google, Apple y Microsoft registrando pérdidas del 9,2%, 3,5% y 1,3% respectivamente, mientras que Meta y Nvidia se diferenciaron positivamente con incrementos del 3,7% y 8,1%. Además, continuó la temporada de balances, con el 62% de las compañías que componen el S&P 500 ya habiendo presentado sus resultados del 4Q24. Los destacados incluyen un aumento interanual del 5,4% en las ventas y del 12,6% en los beneficios, impulsado principalmente por el excelente desempeño del sector de consumo discrecional, que creció un 36% i.a. Los sectores de comunicaciones, salud y financiero también mostraron fuertes incrementos, con aumentos del 28%, 22% y 19% i.a., respectivamente, mientras que el sector energético enfrentó la mayor contracción, con una disminución del 36% i.a.
Mejora el resto del mundo. Aunque a nivel macroeconómico EE. UU. se destaca por su excelente desempeño, el mercado de acciones no refleja la misma tendencia, al menos no en este inicio de 2025, donde las acciones del resto del mundo están mostrando un mejor desempeño. En la última semana, el índice global de acciones, excluyendo a EE. UU., subió un 0,8%, acumulando en el año un alza del 4,3% en comparación con el 2,5% del S&P 500. El impulso reciente provino de los mercados emergentes, que avanzaron un 1,1%, liderados por China y América Latina, que registraron aumentos del 2,7% y 1,7%, respectivamente. México se destacó con un incremento del 3,5%, respirando aliviado tras la tregua otorgada por Trump, que postergó la subida de aranceles hasta marzo. Por otro lado, Europa y Japón mostraron avances más modestos, de solo un 0,2%. En lo que va del año, América Latina sigue liderando con una ganancia del 11,7%, impulsada principalmente por Brasil, que ha subido un 12,0%. Europa le sigue con un aumento del 7,4% y China con un 6,1%. Estas cifras reflejan una tendencia en la que los mercados internacionales están superando a los estadounidenses, pese a la fortaleza macroeconómica de EE. UU.
Lo que viene. Como ya es costumbre, las miradas estarán puestas en las próximas medidas que anuncie Trump, quien este fin de semana reveló un nuevo arancel del 25% para las importaciones de acero y aluminio y prometió más anuncios para el martes y miércoles próximos. En paralelo, la agenda macroeconómica de EE. UU. se centrará en la publicación de los datos de inflación de enero. Se anticipa que el IPC general registre un aumento del 0,3% m/m, expectativa que se extiende igualmente al IPC Core, indicando ambos una persistente resistencia de los precios a alinearse con el objetivo de la Fed. Además, cobrarán relevancia las ventas minoristas de enero, que podrían mostrar un cierto estancamiento tras un muy buen diciembre, así como la producción industrial y el resultado fiscal del primer mes del año. Paralelamente, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, presentará su Informe Semestral de Política Monetaria ante el Congreso. En el ámbito corporativo, será una semana importante para las presentaciones de balances, con compañías como McDonald's, Coca-Cola, S&P Global, Cisco Systems, Applied Materials y Deere & Co. alistándose para revelar sus resultados financieros.