Sin datos económicos que desafíen el escenario en el que se ha movido el mercado en los últimos meses –fortaleza de la economía estadounidense con una inflación que resiste converger al objetivo de la Fed–, la última semana los activos globales operaron relativamente estables. Sin embargo, lo que marcó la diferencia respecto a lo habitual en 2024 fue el mejor desempeño de la renta fija frente a las acciones. ¿Es este un cambio de rumbo? ¿Será otro año en el que el crecimiento y la inflación sorprendan al alza? Creemos que sí, al menos en el corto plazo, mientras se espera cuán fuerte será el impacto de las medidas de Trump. Consideramos que es un buen momento para la renta fija, que ya refleja un escenario bastante optimista. En tanto, los rendimientos de los bonos del Tesoro operaron estables, lo que brindó soporte a la renta fija; el dólar continuó fortaleciéndose; los commodities subieron, liderados por el petróleo; y las acciones retrocedieron. Los riesgos de las posibles medidas de Trump no solo generan incertidumbre sobre el andar económico de EE. UU., sino que también afectan a otras regiones, en especial para China, Japón y Europa, representando un factor de volatilidad que nos acompañará en 2025. Tras dos semanas cortas y con pocos indicadores relevantes, el calendario económico inicia esta semana con el foco en los datos de empleo de EE. UU. correspondientes a diciembre de 2024, que le marcará el pulso al nivel de actividad económica y al escenario proyectado por la Fed, que anticipa únicamente dos recortes de tasas para este año.
Mejora la actividad. En una semana con pocos indicadores relevantes, la atención se centró en la publicación del PMI manufacturero de diciembre, que presentó un resultado mejor al esperado. Si bien continúa por debajo de los 50 puntos –síntoma de que la actividad está en fase contractiva–, registró su segundo incremento consecutivo al alcanzar 49,3 puntos frente a los 48,4 puntos de octubre. Este es el nivel más alto desde marzo pasado –el único mes expansivo desde septiembre de 2022– y superó las expectativas de los analistas, que no anticipaban cambios. El indicador de nuevos pedidos se situó en 52,5 puntos, reflejando el nivel de demanda más sólido, lo que sugiere que la caída en la producción de los fabricantes podría estar cerca de tocar fondo. Por otro lado, el indicador de precios enfrentados por las empresas también avanzó a 52,5 puntos, contra las expectativas del mercado de 51,7 puntos, lo que mantiene preocupaciones sobre una inflación persistente. Las empresas notaron un repunte en las entregas de proveedores y en las inversiones para mitigar los posibles aranceles de la administración entrante de Trump. Tras estos resultados, la estimación del Nowcast de Atlanta para el PBI del 4Q24 se redujo al 2,4% t/t anualizado, una corrección significativa frente al 3,1% t/t proyectado la semana previa. El ajuste fue determinado por una reducción en el consumo privado (de 3,2% a 3,0%), una caída en la inversión privada (de 2,2% a 1,0%), una menor acumulación de inventarios y un menor aporte de las exportaciones netas, debido a una revisión al alza en las importaciones (de -2,6% a -0,4%).
Tasas estables y mejora de los bonos. Con los inversores atentos a la publicación de nuevos datos económicos, los rendimientos de los bonos del Tesoro registraron leves bajas, aunque se mantuvieron cerca de los niveles más altos desde abril, especialmente en el tramo largo. La UST2Y cerró la semana en 4,28%, frente al 4,33% de la anterior, mientras que la UST10Y terminó en 4,60%, apenas 2 pb por debajo del cierre de la semana previa. En este escenario, el índice agregado de bonos subió un 0,2% en la semana, impulsado por los bonos del Tesoro y los corporativos de alto rendimiento (HY), que avanzaron un 0,2% y un 0,5%, respectivamente. Por su parte, los corporativos Investment Grade (IG) no mostraron variaciones. Fue también una semana positiva para los bonos emergentes, que ganaron un 0,5%.
El dólar volvió a fortalecerse. Con expectativas favorables de crecimiento y riesgos de una inflación más elevada en EE. UU., sumado a la debilidad en otras regiones como China y Europa, el dólar mantuvo su tendencia alcista. Durante la última semana, el DXY subió un 0,9%, impulsado principalmente por un avance del 1,2% frente al euro, alcanzando su mayor cotización desde noviembre de 2022. Esto se explicó por las crecientes preocupaciones sobre el desempeño económico europeo, marcadas por expectativas de crecimiento moderado, inestabilidad política, problemas estructurales en Alemania y Francia, temores por posibles aranceles comerciales de Trump, y una postura más moderada del BCE. Por su parte, el yuan registró un incremento del 0,3%, cerrando la semana en USDCHY 7,32, su nivel más bajo desde 2007, superando un umbral que el Banco Popular de China ha intentado defender desde septiembre. En cuanto al real brasileño, la moneda logró cierta tranquilidad al finalizar la semana en USDBRL 6,18, lo que representa una baja del 0,3% respecto a la semana anterior.
Petróleo en alza. Siguiendo la tendencia observada durante el año pasado, los commodities presentaron un comportamiento dispar durante la semana, destacándose un aumento del 4,8% en el precio del petróleo, que cerró en USD 74 por barril de WTI. Este incremento estuvo impulsado por el clima frío en el hemisferio norte, que elevó las expectativas de demanda, junto con una caída en las reservas de crudo en EE. UU. y esperanzas de una recuperación de la demanda en China debido a un nuevo paquete de estímulo fiscal y monetario. En cuanto al resto de las materias primas, la soja finalizó la semana sin cambios en USD 360 por tonelada, mientras que el cobre retrocedió un 0,6%, manteniéndose en su nivel más bajo desde abril de 2024. Por último, el oro registró un alza del 0,7%, cerrando en USD 2.639 por onza, nivel en el que fluctúa desde finales de septiembre pasado.
Semana negativa para las acciones. Durante la última semana, las acciones tuvieron una mala performance, con caídas en los tres principales índices de renta variable americanos. El S&P 500 retrocedió un 0,5%, el Nasdaq un 0,6% y el Dow Jones un 0,7%. El único índice que logró escapar de esta tendencia fue el de empresas de menor capitalización, que repuntó un 0,9% tras las fuertes bajas registradas en semanas anteriores. Entre los sectores del S&P 500, la mayoría operó en terreno negativo, aunque destacó Consumo Discrecional, que cayó un 1,7%, afectado por Tesla que retrocedió un 4,9% debido a la caída en ventas de autos eléctricos. En contraste, las acciones del sector energético avanzaron un 3,4%, y las de Utilities ganaron un 1,3%. En cuanto a las grandes tecnológicas, conocidas como "las magníficas", además de la caída de Tesla, se destacó la baja de Apple (-4,8%) y Microsoft (-1,7%), al tiempo que Nvidia registró un alza del 5,4%. A nivel global, excluyendo a EE. UU., las acciones perdieron un 0,5%, destacándose las bajas de Europa (-1,3%) y China (-2,3%).
Lo que viene. Tras dos semanas con un calendario económico “liviano” debido a los feriados navideños, esta semana el año comienza a tomar ritmo, con la mirada en los datos de empleo de EE. UU. correspondientes a diciembre. El consenso del mercado anticipa la creación de 160 mil nuevos puestos de trabajo no agrícolas –una desaceleración respecto a los casi 230 mil registrados en noviembre–. Cabe recordar que el dato de noviembre reflejó en parte la recuperación de octubre tras el impacto de los huracanes en Florida. Asimismo, se espera que la tasa de desempleo se mantenga estable en 4,2%. Entre otros indicadores relevantes, también se publicarán las estimaciones finales de los PMI de diciembre, el informe de crédito al consumo de noviembre y las minutas de la última reunión de la Fed. Este último documento será clave para entender con mayor claridad el debate interno de la autoridad monetaria sobre el rumbo de la economía y las decisiones a tomar.