La coyuntura económica siguió aportando buenas noticias con la confirmación de que el nivel de actividad de EE. UU. se aceleró en el 2Q24 mientras la inflación cedía. Esto mantiene las expectativas de que la Fed recortará la tasa de interés 25 pb en septiembre y lo repetirá en noviembre y diciembre. Esta perspectiva alivió la presión sobre los rendimientos de los bonos del Tesoro, especialmente en el tramo corto de la curva. Sin embargo, insistimos en que si la economía no muestra señales concretas de moderación, la Fed podría preferir esperar para asegurar que la dinámica de precios se mantenga en el sendero de convergencia al 2% anual. A pesar de este contexto, los resultados de los balances de las tecnológicas, que venían rompiendo nuevos récords, no convencieron, y los inversores comenzaron a rotar sus posiciones hacia sectores cíclicos y hacia la renta fija. El dólar se apreció levemente mientras que los commodities registraron pérdidas generalizadas. Mientras tanto, la carrera a la Casa Blanca comienza a tomar forma con la renuncia de Biden y el casi seguro reemplazo por la vicepresidenta Kamala Harris, lo que aumenta las expectativas para los demócratas aunque, por ahora, las encuestas siguen dando a Trump como favorito. Las miradas de esta semana estarán en los datos de empleo de julio, que mostrarán cómo comenzó el 3Q24, así como en la continuidad de la temporada de balances.
Aceleró el crecimiento. Tal como lo veníamos comentando a lo largo de los últimos tres meses, la economía americana sigue gozando de buena salud y la desaceleración que había marcado en el 1Q24 era transitoria, pues los motores del crecimiento seguían encendidos de la mano de la buena performance del mercado laboral, que combinaba más empleo con mejores salarios. Así lo confirmó la primera estimación del PBI del 2Q24, que marcó un crecimiento de 2,8% t/t anualizado (tasa anual ajustada estacionalmente, SAAR por sus siglas en inglés), el doble de lo que había hecho en los primeros tres meses, quedando 3% por encima del mismo período del año anterior. Todos los componentes de la demanda tuvieron una buena performance, pero lo que explicó la aceleración del crecimiento respecto al trimestre anterior fue el consumo, que subió 2,3% SAAR (vs. 1,5% en el 1Q24), aportando 1,6 pp al crecimiento total. También fue muy buena la dinámica de la inversión, que subió 8,4%, 4 pp más que en el trimestre anterior, impulsada por la inversión no residencial y la acumulación de inventarios, mientras que la inversión residencial retrocedió levemente tras un muy buen 1Q24. Además de mejorar el crecimiento, también hubo buenas noticias en términos de inflación. Los precios implícitos del PBI (que miden todos los precios de la economía) avanzaron al 2,3% t/t SAAR, desacelerando respecto al 3,1% registrado entre enero y marzo.
El consumo resiste con menos ahorro. En junio pasado, los ingresos disponibles de las familias aumentaron 0,2% m/m y 3,6% i.a., gracias al alza en los ingresos por salarios, que subieron 0,4% m/m y 4,7% i.a. Mientras tanto, el gasto subió 0,3% m/m y 5,2% i.a., lo que llevó a que la tasa de ahorro en el mes bajara a 3,4% de los ingresos, el nivel más bajo desde noviembre de 2022. Medido a valores constantes, el gasto se expandió 0,2% m/m (2,6% anualizado), reafirmando la recuperación que había comenzado en mayo cuando creció 0,4% m/m después de caer 0,1% m/m en abril, con una buena performance tanto en el consumo de bienes como en el de servicios.
Inflación en baja, con un leve repunte en junio. El índice de precios implícitos del consumo (PCE), que difiere metodológicamente del IPC tanto en la composición de la canasta como en el método de desestacionalización, subió 0,1% m/m en junio, mientras que el IPC había marcado una caída de 0,1% m/m. En los últimos doce meses, el PCE acumuló un alza de 2,5% en comparación con el 3,0% i.a. del IPC. El PCE Core aceleró a 0,2% m/m y 2,6% i.a., frente al 3,3% i.a. del IPC Core. A pesar del leve repunte respecto a mayo, la dinámica de costos sigue alineada con el objetivo de la Fed de converger al 2% anual.
Temporada de balances. En la última semana, 136 compañías del S&P 500, representando casi un tercio de su capitalización, presentaron sus balances del 2Q24. Destacaron Tesla y Alphabet, cuyos resultados no convencieron a los inversores: Tesla cayó un 8% tras informar una disminución del 7% en ingresos automotrices, mientras que Alphabet bajó un 2% debido a ingresos publicitarios de YouTube por debajo de las previsiones, aunque sus ganancias e ingresos superaron expectativas. Hasta ahora, el 41% de las compañías del S&P 500 han reportado sus resultados, con ventas creciendo 4,1% i.a. y beneficios 6,54% i.a. Sobresalieron las empresas tecnológicas y de servicios públicos con un crecimiento del 18% i.a., comunicación con 14% i.a., y el sector financiero con 10% i.a., mientras que el consumo discrecional apenas subió un 3% i.a. y los sectores de energía y bienes raíces cayeron 16% i.a. y 14% i.a., respectivamente.
Se mantiene la rotación. Las acciones de las 7 magníficas volvieron a tener una semana con caídas generalizadas, destacándose Tesla, Alphabet y Nvidia con pérdidas de entre 7% y 5%. Esto arrastró a los sectores de Consumo Discrecional, Tecnología y Comunicación a bajas de 2,7%, 2,1% y 1,6%, respectivamente, mientras que el resto de los sectores tuvieron una buena performance. Así, el S&P terminó la semana con una caída de 0,8%, quedando neutral en lo que va del mes, mientras que el índice equiponderado subió 0,9%, acumulando en julio un alza de 3,4%. Este comportamiento sectorial se evidencia con el Nasdaq, que cayó 2,0% en la última semana y 2,2% en lo que va de julio, mientras que el Dow Jones subió 0,8% y 3,8%, respectivamente.
Buena semana para la renta fija. Los buenos resultados de la inflación aliviaron la presión sobre los rendimientos de los bonos del Tesoro, que habían estado afectados durante la semana debido a los buenos resultados del nivel de actividad. Además, la renta fija en general se vio favorecida por la incertidumbre generada por la caída de las empresas tecnológicas, lo que llevó a los inversores a migrar hacia instrumentos de renta fija, que por primer mes en el año podrían tener mejor resultado que el S&P. La UST2Y bajó 12 pb hasta 4,39%, mientras que la UST10Y bajó solo 5 pb hasta 4,19%, el nivel más bajo desde marzo. Con esto, el índice de bonos del Tesoro subió 0,3% en la semana, y la buena performance también se reflejó en los corporativos (los Investment Grade subieron 0,2% y los High Yield 0,4%) y en los emergentes, que subieron 0,6%.
Sufren los commodities. A pesar del buen ritmo de crecimiento de la economía global, las dudas sobre la economía china y factores de oferta presionan los precios de los commodities, que tuvieron una semana con caídas generalizadas y apuntan a cerrar julio con fuertes bajas. Ante las perspectivas cada vez más avanzadas de un cese al fuego en Gaza, el petróleo retrocedió 3,7% en la semana, quedando en USD 77 el barril de WTI. El cobre perdió 2,7% en la semana y 6,5% en julio ante el temor de menor demanda de China, mientras que la soja bajó 1,8% ante las muy buenas perspectivas de cosecha, cotizando en USD 396 la tonelada, acumulando en lo que va del año una caída de 16% y del 30% respecto a julio del año pasado.
Lo que viene. Las miradas de la semana estarán en la reunión de la Fed, donde se espera que mantenga la tasa en 5,50% por octava reunión consecutiva, aunque los inversores buscan señales de Powell respecto a la reunión de septiembre. La agenda económica incluirá los datos del mercado laboral de junio, con la expectativa de la creación de 185 mil nuevos puestos de trabajo, levemente por debajo de los 206 mil de junio, y una tasa de desocupación del 4,1%. En cuanto a la temporada de balances, se esperan los resultados de Microsoft, Apple, Amazon, Meta, McDonald's, P&G, Merck, Toyota, AMD, Caterpillar, Pfizer, S&P Global, Stryker, Airbus, Mastercard, T-Mobile, Qualcomm, HSBC, Boeing, Intel, Exxon Mobil y Chevron.