Otra mala semana para el mercado global, incluyendo una de las peores ruedas del año. Las caídas fueron generalizadas en bonos, acciones y commodities en un contexto en el que el dólar siguió fortaleciéndose. Esto obedeció a las repercusiones de la última reunión de la Fed. Si bien la autoridad monetaria cumplió su promesa y las expectativas al bajar la tasa de referencia 25 pb hasta 4,50%, el comunicado que emitió fue más duro de lo previsto: estima sólo dos recortes para 2025 y un leve incremento en la tasa terminal. La noticia golpeó el ánimo de los inversores que nuevamente se ajustaron a un escenario de higher for longer. Esto último presionó al alza a los rendimientos de los bonos del Tesoro que terminaron la semana en el nivel más alto desde mayo y le dio un nuevo impulso al dólar que alcanzó el nivel más alto en dos años. Mientras tanto, los datos económicos siguieron siendo muy buenos, con una actividad que confirma su buen dinamismo, con las expectativas de los consumidores en alza pero con la inflación por encima de lo deseado. En cuanto a esto último, el informe más reciente de ingresos y gastos del consumidor de noviembre trajo cierto alivio al registrarse un alza del PCE menor a la esperada lo que permitió que la última rueda de la semana cierre con el mercado en alza, compensando parte de las pérdidas de los días previos. Se viene la última semana del año en el que no habrá publicaciones relevantes que puedan cambiar la historia de este 2024 que nos deja con una economía americana que superó todas las expectativas en cuanto a crecimiento, con tasas de desocupación en niveles históricamente bajos pero con una inflación que marcó resistencia para converger al objetivo de política monetaria. Despedimos un año con una excelente performance de las acciones que batieron nuevos récords históricos mientras que la renta fija estuvo golpeada por el alza en las tasas de interés.
Volvieron los halcones. En la última reunión del año, la Fed recortó la tasa de interés de referencia en 25 pb, tal como lo había prometido en septiembre y cumpliendo con las expectativas del mercado que esperaban esta decisión con más del 90% de probabilidad, dejándola en un rango de 4,25%-4,5%. Esta decisión se sumó al recorte jumbo de 50 pb en septiembre y a la de 25 pb en noviembre, acumulando una baja de 1 pp en el año. A pesar de esta decisión, la mala noticia fue que el mapa de proyecciones que publicó la Fed junto al comunicado —el Dot-plot— mostró que las autoridades ahora anticipan solo dos recortes de tasas en 2025, por un total de 50 pb, la mitad de lo que proyectaba en el trimestre anterior, llegando a una tasa de 3,75-4,0% para fin del año que viene. Otro dato hawkish fue que volvieron a elevar su proyección de tasa terminal hasta 3%. La entidad también revisó al alza sus previsiones de crecimiento del PBI para 2024 —2,5% i.a. frente a 2% i.a. en la proyección de septiembre— y 2025 —2,1% i.a. frente a 2% i.a.—, mientras dejó en 2,0% i.a. la de 2026. De manera similar, las proyecciones de inflación del PCE se ajustaron al alza para este año —2,4% i.a. vs 2,3% i.a.—, para 2025 —2,5% i.a. vs 2,1% i.a.— y para 2026 —2,1% i.a. vs 2% i.a.—. Lo mismo ocurrió con la inflación PCE core, con previsiones más elevadas para 2024 —2,8% i.a. vs 2,6% i.a.—, 2025 —2,5% i.a. vs 2,2% i.a.— y 2026 —2,2% i.a. vs 2% i.a.—. Por otro lado, el desempleo se prevé menor este año —4,2% vs 4,4%— y en 2025 —4,3% vs 4,4%—, mientras que la previsión se mantuvo en el 4,3% para 2026. Recordemos que las proyecciones de 2024 para PBI y PCE corresponden a la variación interanual del cuarto trimestre. Reflejo de la preocupación que generaron la dinámica reciente de los precios —sin mencionar los riesgos que generan algunas propuestas económicas del presidente electo— en la conferencia de prensa posterior, Powell estuvo enfocado nuevamente en los datos de inflación más que en el mercado laboral, lo que es un cambio respecto a las anteriores en las que las mayores preocupaciones venían por el lado de la actividad y el impacto en la tasa de desocupación.
La actividad no afloja. Más allá de los vaivenes del mercado ante las palabras de Powell —se nota una regla en no sorprender con sus decisiones pero dejando la puerta abierta a flexibilidad en la política a seguir—, la actividad económica en EE. UU. sigue mostrando una notable fortaleza. En la última semana se publicó la tercera y última estimación del PBI del 3Q24, la cual elevó el crecimiento al 3,1% t/t anualizado, superando el 2,8% t/t que habían marcado las estimaciones preliminares y posicionándose como la mayor tasa de crecimiento registrada en lo que va del año. El muy buen dinamismo fue motivado por el consumo privado que subió un 3,7% t/t, impulsado por el consumo de bienes (+5,6% t/t) y servicios (+2,8% t/t). La inversión fija creció un 2,1% t/t, destacando un aumento en equipos (+10,8%), mientras que las estructuras y la inversión residencial cayeron. El consumo gubernamental subió un 5,1% t/t, y el comercio neto fue menos negativo gracias a revisiones al alza en exportaciones (+9,6% t/t) e importaciones (+10,7% t/t). El buen comportamiento se mantiene en lo que va del último trimestre, tal como lo reflejó el PMI compuesto preliminar de diciembre que subió a 56,6 desde 54,9 en noviembre —el mejor desempeño desde marzo de 2022— impulsado por un aumento en los servicios que se ubicó en 58,5, frente a 56,1 en noviembre y el más alto desde octubre de 2021, que compensó la desaceleración del sector manufacturero que marcó 48,3 —vs. 49,7 del mes anterior y el más bajo en tres meses—. También fueron alentadores los datos de ventas minoristas que aumentaron 0,7% m/m en noviembre, superando las expectativas del mercado de 0,5% m/m. El buen momentum de la actividad quedó confirmado con el informe de ingresos y gastos de las familias de noviembre, el cual mostró que los ingresos subieron 0,3% m/m y 5,1% i.a., mientras que el gasto repuntó 0,4% m/m y 5,4% i.a., por lo que la tasa de ahorro de las familias quedó en 4,4% de los ingresos, apenas 2 pb por debajo al de noviembre del año pasado —recordemos que el mercado esperaba un derrumbe de la tasa de ahorro que limitaría el alza del consumo—. Medido a precios constantes, el consumo subió 0,3% m/m, recuperándose del 0,1% m/m de octubre, impulsado por el consumo de bienes que subió 0,7% m/m mientras que el gusto amargo lo aportó el consumo de servicios que solo subió 0,1% m/m, el peor desempeño desde enero. Con todo esto, las proyecciones del Nowcast de Atlanta del PBI del 4Q24 apuntan a una expansión de 3,1% t/t anualizado que de cumplirse implicaría que en 2024 la actividad habría crecido 2,8% i.a., casi lo mismo que en 2023 y por encima del 2,5% de 2022.
¿Alivio temporal? Como lo destacamos en los informes semanales de la segunda mitad de este año, la dinámica de la inflación obligaba a la prudencia dado que el repunte que venía marcando la alejaba de la convergencia al objetivo de la Fed del 2% anual. Así lo marcó el IPC y el IPC core que a noviembre marcaban un alza de 2,6% i.a. y 3,3% i.a., respectivamente. La buena noticia la aportó el PCE que, contrario a las expectativas en noviembre, marcó un alza de sólo 0,1% m/m, aunque la interanual subió al 2,6% —en línea con IPC—, en tanto que el PCE core subió 0,1% m/m y 2,8% i.a. —vs. 3,3% del IPC core—. La mala nota la dio el PCE super core —excluye vivienda— que en el último mes aceleró su marcha al marcar un alza de 0,3% m/m y 2,6% i.a.
Tasas presionadas. El duro discurso de la Fed, sumado a los síntomas de una economía recalentada y con la incertidumbre que genera el plan económico de Trump, siguieron presionando sobre los rendimientos de los bonos del Tesoro que cerraron la semana en el nivel más alto desde mayo. Concretamente, en la última semana la UST2Y subió 8 pb hasta 4,32% y la UST10Y lo hizo 13 pb hasta 4,53%, acumulando en lo que va de diciembre un alza de 14 pb y 33 pb respectivamente. Con este marco, el índice de bonos agregado perdió 1,0% en la semana con retrocesos en todos los segmentos: los bonos del Tesoro bajaron 0,9%, los corporativos Investment Grade 1,6% y los High Yield 1,0%. Con este resultado, en lo que va del mes acumulan una caída de 2,1%, siendo los corporativos IG los más golpeados con un retroceso de 3,2%. También fue una mala semana para los bonos emergentes que cayeron 1,7%, estirando a 2,8% la pérdida en lo que va de diciembre.
Sin rally navideño. El contexto de tasas de interés más altas volvió a golpear a la renta variable que se encamina a cerrar diciembre en rojo, aunque esto no le quitaría la excelente performance que tuvieron a lo largo del año. Concretamente, en la última semana el S&P 500 retrocedió 2,2% —la baja llega a 3,0% si tomamos el índice equiponderado—, el Dow Jones 2,5% y la onda negativa también llegó al Nasdaq que cayó 1,9%. Todos los sectores que componen el S&P 500 operaron a la baja, entre los que se destacó el energético con un retroceso de 5,7% en la semana —12% en el mes—. Con estos resultados, en lo que va de diciembre, el S&P 500 acumula una caída de 1,9% —se extiende a 5,8% si tomamos el índice equiponderado— en la que solo registraron subas el sector de consumo discrecional que subió 3,0%, impulsado por Tesla que ganó 22% y Amazon con una suba de 8%, y el sector Tecnológico —Apple y Microsoft ganaron 7,2% y 3,1% respectivamente—. El Russell 2000, que agrupa a las empresas más chicas y que tuvieron una excelente performance luego de la victoria de Trump, continuó bajo presión, perdiendo 4,7% en la semana y 8,2% en lo que va del mes.
Súper dólar. La fortaleza de la economía americana, con un tono más duro de la Fed en un contexto internacional mucho más incierto para el resto del mundo, le dieron un nuevo impulso al dólar DXY que cerró la semana en el nivel más alto de los últimos dos años. En la última semana, subió 0,6%, impulsado por la ganancia de 0,7% frente al euro y 1,7% frente al yen japonés. Respecto al real brasileño, con la fuerte intervención que realizó el BCB en el mercado, en la semana solo subió 0,7% —cerró en USDBRL 6,08, pero llegó a cotizar en USDBRL 6,30–.
Lo que viene. La agenda económica prácticamente está cerrada dado que los principales indicadores económicos ya fueron publicados y los mercados tendrán una semana reducida por los feriados navideños. Así las cosas, no se esperan grandes novedades para el cierre de un año que será recordado por la excelente performance de la renta variable americana que esquivó todos los riesgos que se le fueron presentando, como la incertidumbre política, y con tasas de interés altas en un entorno de un sólido andar del nivel de actividad, con buena dinámica del empleo y del consumo.