Los mercados tuvieron otra semana positiva, aunque lo destacado de la última fue que los bonos tuvieron mejor desempeño que las acciones. El dato de empleo fue mejor de lo esperado, pero la revisión a la baja de los meses previos y el menor dinamismo de los salarios aliviaron a los inversores que mantienen la esperanza de que la Fed comenzará a bajar la tasa a mediados de este año. Esto permitió descomprimir los rendimientos de los bonos del Tesoro y darle impulso a toda la renta fija que compensó parte de la caída que viene mostrando en lo que va del año. En cuanto a la renta variable, en una semana volátil, el S&P 500 tuvo un leve aumento impulsado por los sectores defensivos y cerró en un nuevo récord. El dólar se debilitó, empujando al oro a un nuevo máximo histórico, y los commodities operaron mayormente al alza, salvo el petróleo. También fue una buena semana para la renta variable global, a excepción de China y Latam. Las miradas de esta semana estarán en el dato de inflación de febrero de EE. UU., del cual se espera un nuevo repunte, lo cual puede traer mayor presión sobre la renta fija al tiempo que también se publicarán los datos fiscales y el adelanto de ventas minoristas.

Mercado laboral sólido. El mercado quedó desorientado con los datos de empleo publicados el último viernes. Es que si bien la creación de empleo no agrícola de febrero superó las expectativas, los datos de los dos meses previos fueron corregidos a la baja al tiempo que por la caída del empleo agrícola la tasa de desocupación subió al nivel más alto desde enero de 2022. Concretamente, en febrero se crearon 275.000 puestos de trabajo no agrícola, superando ampliamente las previsiones del mercado (200.000) y un 20% por encima del promedio mensual de los últimos doce meses (230.000). Si bien se aceleró respecto a enero, sorprendió el fuerte ajuste en la estimación anterior que pasó de 353.000 a 229.000, al tiempo que también se ajustó la de diciembre que pasó de 333.000 a 290.000. Esto implicó una revisión de 167.000 puestos de trabajo que, en cierta medida, le sacaron brillo al último dato.

Pero aumentó el desempleo. Pese al buen ritmo en la creación de empleo no agrícola, en febrero volvió a notarse la caída del empleo agrícola que redujo las nóminas en 459.000, lo que resultó en una caída total de empleo de 134.000. Dado que en el mismo mes, la Población Económicamente Activa (PEA) subió en 150.000 personas, los desocupados aumentaron en 334.000 personas que, en términos relativos a la PEA, implica una tasa de desocupación del 3,9%, +0,2 puntos porcentuales en el mes, alcanzando el nivel más alto en dos años. 

Salarios en alza, pero moderando. El otro indicador importante que esperaba el mercado era la evolución de los salarios. En este sentido, vale destacar dos aspectos que hay que tener en cuenta, aunque en ambos casos mostraron una moderación en el ritmo de crecimiento. Por un lado, los salarios promedio por hora aumentaron un 0,14% m/m (vs. +0,52% previo), acumulando en los últimos doce meses un alza de 4,28% –vs. 4,38% i.a. en enero–. Por otro lado, el índice de salarios general subió un 0,24% –vs. 0,44% m/m en enero–, quedando un 4,6% por encima a un año atrás. De esta manera, con una inflación estimada en 3% i.a., el poder de compra de los salarios sigue en alza y, sumado a la mayor empleo, permiten sostener el consumo de las familias.

La Fed espera. En este contexto de buen dinamismo de la actividad y con la inflación bajando –aunque lentamente, incluso acelerando en el margen–, el presidente de la Fed, en su informe semestral de política monetaria al Congreso, destacó que probablemente sea apropiado bajar las tasas en algún momento de este año, aunque solo cuando haya una mayor confianza en que la inflación se está moviendo de manera sostenible hacia el 2%. Al respecto, considera que existen riesgos de reducir la moderación política demasiado pronto o demasiado tarde. Estos datos siguen dando margen para que la Fed no se apure en la toma de decisiones.

Las tasas se descomprimieron y los bonos se recuperaron. Entre lo bueno de la creación de empleo y lo malo de la corrección a la baja de los datos previos y la menor presión de los salarios, los inversores optaron por destacar lo segundo, lo que descomprimió los rendimientos de los bonos del Tesoro, favoreciendo los bonos de mayor duration. La UST10Y bajó 9 pb, cerrando la semana en 4,08%, mientras que la UST2Y terminó la semana en 4,49%, perdiendo 4 pb. Con esto, los índices de renta fija tuvieron una semana positiva y, por primera vez en el año, subieron más que las acciones. Los bonos del Tesoro ganaron un 0,6% –desde fines de enero perdieron un 0,8% y desde que empezó el año acumulan una baja del 1%–. Mejor aún fue la semana para los corporativos Investment Grade que ganaron un 1% en la semana y recortaron la pérdida del mes a un 1% y a un 1,5% en lo que va del año, mientras que los High Yield subieron un 0,4% en la semana pero en el último mes y año prácticamente no registraron cambios. También fue una buena semana para los bonos emergentes que marcaron una ganancia de un 0,9%, en el último mes acumularon un alza de un 1,4% y desde fines de 2023, un 0,2%.

Las acciones no aflojan. Aunque con bastante volatilidad, especialmente en la última rueda de la semana, el S&P 500 volvió a tener una semana positiva, cerrando en nuevos máximos aunque no fue acompañado por el resto de los índices. Concretamente, el S&P subió un 0,3% en la semana, en la que el índice equiponderado tuvo un alza de 1,2% que le permitió ganar terreno frente al índice general. El impulso semanal se lo dieron el sector de utilities y materiales que subieron un 3,3% y un 2,1%, respectivamente, mientras que el peor desempeño lo marcaron el de consumo discrecional y tecnológicas que perdieron un 2,3% y un 0,7%, respectivamente, –entre ellos se destacaron la caída de un 13% en Tesla, de un 3,6% en Apple y un 2,2% y Microsoft–. Con este resultado, desde fines de enero, el S&P ganó un 6,5% y un 8,2% en lo que va del año. En cuanto al Nasdaq y el Dow Jones, estos no lograron seguir al S&P y cerraron la semana con una baja promedio del 0,4%, y en el año acumulan una ganancia del 7,6% y un 3,4%, respectivamente.

Se debilita el dólar e impulsa al oro. Con un mercado que le cree más a la baja de tasas de Powell que a la del BCE y del BoJ –que la subiría en los próximos meses para bajar la inflación–, el dólar quebró la tendencia al alza y presentó una importante devaluación frente a las principales monedas. El US Dollar Index (DXY) tuvo una caída semanal de 1,1% para situarse en 102,7, en un mínimo de ocho semanas frente a una canasta de monedas. La baja semanal se dio principalmente contra el Yen, que se apreció un 2%, y en menor medida frente al Euro, que subió un 0,9%. Con esto, en los últimos 30 días, el dólar perdió un 0,5% y recortó la ganancia del año a un 1,4%, explicada fundamentalmente por la apreciación de un 4,2% frente al Yen. El real brasileño no acompañó la tendencia general y cerró en BRL 4,98, lo que implicó una depreciación de un 0,6% en la semana y en el año acumula un alza de un 2,6%. La debilidad del dólar le dio un fuerte impulso al oro que tuvo una excelente semana al subir un 4,5% y tocar un nuevo récord de USD 2.176 la onza.

Commodities mixtos. El índice Dow Jones Commodity Index subió un 0,8% en la semana, con un avance de un 1,3% en el último mes y una suba de un 0,5% en el año. Los energéticos perdieron en la semana un 2,2% mientras que los metales ganaron un 2,9% y los granos recuperaron un 1,8%. El petróleo fue lo más castigado de la semana con una caída de un 2,4% –cerró en USD 78 el WTI–, ya que los mercados estuvieron cautelosos ante la débil demanda china, debido a que las importaciones de petróleo cayeron un 5,7% a 10,8M bpd en los primeros dos meses del año, a pesar de que la OPEP extendió los recortes de suministro. Igualmente, avanza un 2,4% en el último mes y extiende la ganancia a un 9% en lo que va del año. La soja subió un 1,3%, aunque en el último mes cayó un 4% y un 10% desde principios de año. Entre los metales, el cobre ganó un 0,8%, ampliando la ganancia en el último mes a un 4,8% aunque con una mínima suba de un 0,1% en el año.

Europa se mantiene firme en la tasa a pesar del estancamiento. La economía de la zona del euro presenta un contexto de estanflación, con la actividad mostrando un estancamiento –en el segundo semestre de 2023 no creció y cerró el año con un alza de apenas el 0,4% i.a., mientras que en 2022 lo había hecho al 3,4% i.a. Sin embargo, el mercado laboral se mantiene sólido – en el 4Q23 el número de personas empleadas aumentó un 0,3% t/t, acelerándose desde el aumento del 0,2% del trimestre anterior y marcando el undécimo trimestre consecutivo de crecimiento del empleo–, lo que dio pie para que en la reunión de la última semana el Banco Central Europeo haya mantenido sus tasas de interés en el 4,5%. En su mapa de proyecciones estimó que la inflación promediará el 2,3% en 2024, y recién el 2,0% en 2025, mientras que bajó su proyección de crecimiento para 2024 hasta el 0,6%, anticipando que la actividad económica seguirá siendo moderada en el futuro próximo.

Mejora la actividad en Brasil y China. En la región, la producción industrial de Brasil experimentó una caída del 1,6% mes a mes en enero –fue la contracción más pronunciada de la actividad industrial desde abril de 2021, después de dos meses consecutivos de crecimiento–, pero esto fue compensado por el PMI de servicios, que aumentó a 54,6 en febrero (desde 53,1 previo), marcando la quinta expansión consecutiva en la actividad de servicios. Asimismo, el superávit comercial se incrementó un 111,8% i.a. hasta USD 5.450 M en febrero, con las exportaciones creciendo un 16,3% i.a. y las importaciones apenas un 2,4% i.a. En China, el PMI de servicios generales de Caixin se moderó por segundo mes consecutivo hasta 52,5 en febrero, pero señalando el decimocuarto mes de expansión. Desde la perspectiva externa, el superávit comercial aumentó a USD 125.160 M en enero-febrero de 2024 combinados (+21% i.a.), con exportaciones que crecieron un 7,1% e importaciones un 3,5% i.a. Finalmente, la inflación de febrero aceleró a un 1,0% mes a mes –la más alta desde marzo de 2020– acumulando en doce meses un incremento de 0,7% –desde el -0,8% interanual de enero–.

Latam no despega. El índice de acciones globales avanzó un 0,7% en la semana, acumulando un alza del 6,3% desde enero y un 6,8% desde fines de 2023. Si se excluye a EE. UU., en el mismo período, subió un 1,6%, un 5,8% y un 4,0%, respectivamente. Entre los índices destacan el Europeo con un 1,8% en la semana, un 6,4% en el mes y un 5,8% en el año, y el de Japón, que en la semana subió un 1,4%, en el mes un 7,7% y un 11,2% en lo que va del año, siendo el de mejor desempeño global. Del lado opuesto está el índice de China, que en la semana perdió un 1,6% –en los últimos 30 días ganó un 6,7%– y en lo que va del año cae un 4,3%, mientras que Latam perdió un 1,7% –prácticamente todo lo que había ganado en las cuatro semanas previas–, y en el año acumula una baja de un 4,3% –todas caen, salvo Perú y Colombia–.

Se viene la inflación. La próxima semana en EE. UU., la atención se centrará en el dato de inflación de febrero, donde se espera que el índice general aumente un 0,4% mes a mes luego del 0,3% anterior y que en términos interanuales se mantenga en un 3,1%. También se publicarán los datos de ventas minoristas del mes pasado, donde se proyecta un aumento de un 0,5%, revirtiendo parcialmente una disminución del 0,8% en enero. Por último, se esperan datos de actividad industrial y del sentimiento del consumidor de Michigan. En la región asiática, tendremos información de China sobre la tasa de interés de la línea de crédito a mediano plazo a un año del Banco Popular de China, en medio de una creciente anticipación de un posible recorte de tasas. También se espera el índice de precios de la vivienda chino para ver si hubo algún repunte del sector.