Finalmente, luego de nueve reuniones, la Fed redujo la tasa de interés de referencia en 50 pb llevándola al rango de 4,75%-5,0%. Era algo que era esperado por una parte del mercado, pero a nosotros nos sorprendió por la magnitud, pues una baja así solo se dio en contextos en el que la actividad tenía serios riesgos de recesión. Como lo venimos destacando, este no es el caso, pues la economía sigue creciendo a buen ritmo, el mercado laboral se mantiene sólido con la tasa de desempleo muy baja, mientras que la inflación viene bajando, pero aún por encima del objetivo de política monetaria. También sorprendió a los que esperaban un discurso “blando” de Powell, pero este se encargó de aclarar que la reducción de 50 pb no debe tomarse como la regla, sino más bien como la excepción pues espera que en las siguientes reuniones la reducirían en 25 pb. Así, el balance deja tasas hacia fin de año un poco más altas a las que esperaba el mercado hace una semana. En este contexto, el mercado tuvo una semana volátil en la que los rendimientos de los bonos del Tesoro tuvieron una leve presión al alza aunque el resto de los índices de renta fija operaron al alza. También fue una semana positiva para las acciones que siguieron con subas generalizadas y alcanzaron nuevos récords. El dólar se debilitó, los commodities subieron y el buen humor de los inversores contagió a las bolsas del resto del mundo y a los bonos emergentes. Las miradas de esta semana estarán en los datos de ingreso personal, gasto y ahorro de las familias de agosto que servirán para medir el termómetro de la actividad así como también el índice de precios PCE que marcará si la inflación se aceleró en el margen, tal como lo marcó el IPC la semana pasada.
Un nuevo ciclo. Luego de un ciclo de ajuste monetario de los más duros de las últimas décadas, la Fed decidió reducir la tasa de interés de referencia en 50 pb, inaugurando así un nuevo ciclo de política monetaria flexible y ahora el partido será por cuánto tiempo y cuánta intensidad será la baja de tasas. Si bien estaba en el rango de probabilidades —el mercado esperaba la decisión con un 60% de chances de que la baja sea de la magnitud realizada— para nosotros haber llevado la tasa de referencia a un rango de 4,75%-5,0% fue una sorpresa, pues un recorte de esa magnitud se asocia con períodos en los que los riesgos de recesión son elocuentes –tal fue el caso de 2001, 2008 o el inicio de la pandemia–. Como lo hemos destacado continuamente, el contexto económico actual no tiene dichas características, pues la actividad crece al 3% anual, el mercado laboral está sólido con una tasa de desempleo en niveles históricamente bajos mientras que la inflación viene bajando y convergiendo al objetivo de la política monetaria aunque por ahora sigue siendo elevada, marcando resistencia en los precios de los servicios. El premio “consuelo” es que en la conferencia posterior a la reunión de la Fed, Powell afirmó que no tienen prisa por continuar relajando la política monetaria, por lo que no debe considerarse la baja de 50 pb como “nuevo ritmo” aunque se esperan dos recortes más pero de 25 pb.
Un panorama alentador. Junto con la decisión, la Fed también publicó nuevas previsiones económicas en las que adelantan una flexibilización de 100 pb para fin de año y para 2025, se espera 1 pp adicional de recortes, seguido de una reducción final de 50 pb en 2026. La inflación del PCE se revisó a la baja para el 2024 hasta el 2,3% i.a. (frente al 2,6% en la proyección de junio) y para 2025 al 2,1% (antes 2,3%) y lo mismo hicieron para el PCE core del que esperan un alza de 2,6% para 2024 (antes 2,8%) y del 2,2% para 2025 (antes 2,3%). El crecimiento del PBI se prevé ligeramente inferior al 2% (vs 2,1% de la proyección anterior), pero la previsión para 2025 se mantuvo en el 2%. Mientras tanto, la tasa de desempleo se prevé más alta este año (4,4% frente a 4%) y el próximo (4,4% frente a 4,2%). Recordemos que todas estas proyecciones corresponden a la variación interanual del último trimestre de cada año.
Pese a las dudas, los mercados festejan. Si bien la aclaración de Powell de que en las próximas reuniones el ajuste de tasas será menor desilusionó a los inversores que esperaban que la tasa de referencia termine el año un poco más abajo —más cerca del 4%—, los mercados tuvieron una semana muy positiva, con subas generalizadas, salvo en los bonos del Tesoro que tuvieron un balance negativo dado que los rendimientos de los bonos largos subieron (la UST10Y subió 8 pb hasta 3,73%, mientras que la UST2Y cerró sin cambios en 3,57%) por lo que el índice que los agrupa tuvo un retroceso semanal de 0,4%, achicando la ganancia en lo que va de septiembre a 1,2%. El resto de los índices de renta fija cerraron con subas generalizadas, entre los que se destacaron los corporativos High Yield con un alza de 0,8%. En el caso de las acciones, todos los índices operaron con subas muy parejas: el S&P 500 ganó 1,1% mientras que el Dow Jones y el Nasdaq subieron 1,4% lo que permitió que en lo que va del mes, todos registren subas en torno al 1% y se mantengan en niveles récords.
El dólar se debilita y los commodities suben. Ya con la nueva decisión de la Fed, el dólar continuó su tendencia a la baja y los commodities recuperaron terreno en un año altamente volátil. Concretamente, el índice DXY bajó 0,4% en la semana, explicado principalmente por el euro contra el cual bajó 0,8%, mientras que contra el yen japonés recuperó 2,2% y contra el real brasileño perdió 1,0%. Con esta performance, en lo que va del mes, el dólar acumula una caída promedio de 1% contra las principales monedas y 1,8% frente al real. En el caso de los commodities, el petróleo subió 4,1% –volvió a cotizar por encima de los USD 70 el barril– mientras que la soja y el cobre ganaron 2,6%, acumulando en el mes un alza de 3,2%. Finalmente, el oro siguió su camino ascendente con una ganancia semanal de 1,8% –cerró en récord de USD 2.622 la onza– y de 4,8% sólo en lo que va de septiembre.
El mundo aprovecha. El inicio del nuevo ciclo monetario de la Fed impulsó al resto de los mercados globales. En cuanto a las acciones, el índice sin EE. UU. subió 1,3% en la semana y se equilibró en septiembre. China se destacó con un alza del 4,3%, acumulando una ganancia del 2% en lo que va del mes, mientras que Latam tuvo la peor actuación con una caída del 1,3%, arrastrada por Brasil que bajó un 1,6%. En cuanto a la renta fija, los bonos emergentes subieron 0,5% en la semana y acumulan un alza del 1,6% en el mes.
Lo que viene. Las miradas estarán puestas en el informe de inflación PCE de agosto, del cual se estima un alza de 0,2% m/m, idéntica a la del mes anterior –lo mismo se prevé para el PCE Core–. Además, se publicará la estimación de ingresos personales –se estima un alza de 0,4% m/m, ligeramente por encima del 0,3% m/m- y del gasto de los consumidores –se espera un crecimiento de 0,3% m/m, levemente más lento que en julio–. También serán importantes los PMI preliminares de S&P Global que muestran que el sector manufacturero se contrajo a un ritmo ligeramente más lento, mientras que el crecimiento de los servicios disminuyó. Otros indicadores clave a tener en cuenta serán las cifras finales de crecimiento del PBI del 2Q24, la confianza del consumidor de CB, el Índice de precios de viviendas Case-Shiller, las ventas de viviendas nuevas y pendientes, y las cifras finales de la confianza del consumidor de Michigan.