Fue una semana negativa para el mercado, con caídas generalizadas en bonos y acciones. Aunque el consenso espera que este miércoles la Fed recorte otros 25 pb la tasa de referencia, las expectativas para 2025 apuntan a menos recortes, lo que llevó a que los rendimientos de los bonos del Tesoro repuntaran y alcanzaran los niveles más altos del último mes, con la UST10Y superando el 4,4%. Los datos económicos publicados encendieron una luz amarilla sobre el escenario acomodaticio que siguen los inversores, ya que la inflación volvió a repuntar, alejándose del objetivo de la Fed, mientras que las cuentas públicas registraron un marcado deterioro. Dos malas noticias para la herencia que deberá afrontar Trump. Los síntomas de una economía recalentada, con la actividad en alza, desempleo bajo e inflación persistente, complican el panorama para la Fed, que deberá definir qué rumbo imprimirle a la política monetaria en 2025. Mientras tanto, los bonos tuvieron otra semana negativa, y las acciones hicieron una pausa tras el extenso rally alcista que protagonizaron durante 2024. El dólar continuó fortaleciéndose, mientras que los commodities operaron mixtos, destacándose el petróleo con un alza superior al 6%. Las miradas de esta semana estarán puestas en la Fed, donde los inversores no solo estarán atentos al previsible recorte de 25 pb, sino también al discurso de Powell y a las proyecciones de la entidad para 2025. Además, la agenda incluye publicaciones clave de datos económicos, como los de crecimiento del 3Q24, consumo personal, ventas minoristas, producción industrial de noviembre y el índice de precios PCE, que deberá confirmar si la inflación sigue por encima del escenario planteado por la Fed hace tres meses.
La inflación resiste. Pasado el dato de empleo, que confirmó la fortaleza de la actividad económica, las miradas de la última semana estuvieron puestas en el dato de inflación, completando el panorama para la decisión de la Fed este miércoles sobre la tasa de interés de referencia. El dato fue negativo, ya que superó levemente las expectativas, evidenciando una resistencia no solo para converger al objetivo de política monetaria, sino también para alinearse con las proyecciones de la Fed para este trimestre. Concretamente, el IPC de noviembre mostró un alza de 0,3% m/m —la más alta desde abril— y 2,7% i.a. (vs 2,6% i.a. del mes anterior). El IPC Core registró un aumento mensual idéntico, aunque mantiene un incremento anual de 3,3%, el mismo nivel observado desde agosto. La mayoría de los componentes del IPC exhibieron mayor dinamismo, destacándose los precios de alimentos, energía y vivienda. Este último rubro, aunque desaceleró frente al mes anterior, con un alza de 0,3% m/m, representó casi el 40% del aumento total de precios. En términos anualizados, el IPC general y el Core subieron a 3,8%, mientras que los últimos tres meses promedian incrementos de 3,0% y 3,7%, respectivamente. Aunque resta la confirmación del índice PCE —la medida preferida por la Fed— a fin de mes, todo apunta a que la inflación cerrará muy por encima de las estimaciones planteadas en septiembre. En ese momento, la Fed proyectaba tasas de inflación de 2,3% anualizado para el IPC general y 2,6% para el Core. Reflejando esta mayor presión inflacionaria, el Índice de Precios al Productor (IPP) también repuntó. En noviembre, el IPP mostró un incremento de 0,4% m/m, superando tanto la revisión al alza del 0,3% en octubre como la expectativa del mercado de 0,2%. Este fue el mayor aumento en cinco meses. En términos interanuales, la inflación mayorista se ubicó en 3%, frente al 2,6% revisado al alza en el mes anterior.
Una pesada herencia. El resultado fiscal de noviembre reportó un déficit presupuestario de USD 367 MM, lo que representó un incremento del 17% i.a., impulsado parcialmente por ajustes de calendario que adelantaron pagos de Medicare y Seguridad Social de diciembre a noviembre, sumando aproximadamente USD 80 MM a los gastos. Sin estos ajustes, el déficit habría sido de unos USD 29 MM, un 9% menor que el año anterior. Los ingresos mensuales alcanzaron los USD 302 MM, registrando un aumento del 10% i.a., mientras que los gastos totalizaron USD 669 MM, un 13% más que en noviembre del año pasado, impulsados por un crecimiento del 14% i.a. en el gasto primario y del 10% i.a. en los intereses de deuda, que representaron el 18% de los ingresos totales y el 13% del gasto total. En los dos primeros meses del año fiscal 2025, los ingresos acumulados cayeron un 7% i.a., mientras que los gastos totales aumentaron un 18% i.a., impulsados por un alza del 20% en el gasto primario y del 8% en los intereses de deuda. Esto resultó en un déficit acumulado de USD 624 MM, un 64% superior al del mismo período del año anterior, superando incluso los déficits registrados durante la era del COVID-19. Este aumento también estuvo influido por el vencimiento en 2023 de los aplazamientos de pagos de impuestos debido a incendios forestales en California. El deterioro fiscal refleja un incremento en la deuda pública, que a septiembre alcanzaba los USD35.500 billones (120% de PBI), muy por encima del techo de deuda autorizado en USD32.300 billones.
¿Se viene la tercera? Desde el primer recorte de tasas en septiembre, la economía ha respondido con más crecimiento y mayor inflación. A pesar de ello, el mercado asigna una probabilidad del 95% a que la Fed reduzca la tasa en 25 pb, llevándola al rango de 4,25%-4,50%. Sin embargo, la cautela del mercado se refleja en las expectativas para 2025, donde ahora se proyectan solo dos recortes. Según estas previsiones, la Fed no realizaría cambios en enero, mientras que en marzo recortaría la tasa al rango de 4,0%-4,25%, para mantenerla sin modificaciones hasta septiembre, cuando la reduciría a 3,75%-4,0%. Este rango sería el nivel final del año, 0,35 pp por encima de lo indicado en el último Dot-Plot. En este contexto, los rendimientos de los bonos del Tesoro operaron al alza, alcanzando los niveles más altos del último mes. La UST2Y subió 15 pb hasta 4,24%, mientras que la UST10Y aumentó 25 pb hasta 4,41%. Con este marco, el índice de bonos agregado retrocedió 1,4% en la semana, con caídas en todos los segmentos: los bonos del Tesoro bajaron 1,3%, los corporativos Investment Grade un 1,8%, y los High Yield un 0,6%. Como resultado, en lo que va del mes, los bonos acumulan una caída del 1,3%.
¿Se apagó el Trump Trade? En un año caracterizado por subas generalizadas –con la mayoría de los índices cotizando en niveles récord–, diciembre comenzó con un tono más débil, sostenido únicamente por las empresas tecnológicas de alta capitalización. Durante la última semana, el S&P 500 retrocedió un 0,6% –una baja que se amplía al 1,7% si se considera el índice equiponderado–, el Dow Jones perdió un 1,7%, mientras que el Nasdaq se destacó con una leve suba del 0,3%. Todos los sectores cerraron a la baja, excepto el de consumo discrecional, que gracias al impulso de Tesla –con un alza semanal del 11%– logró avanzar un 1,2%. Con estos resultados, en la primera quincena de diciembre, el S&P 500 acumula una ganancia del 0,3%, impulsado por las empresas de mayor capitalización, mientras que el índice equiponderado registra una caída del 3,0%. El Russell 2000, que reúne a las empresas de menor capitalización y que había mostrado una excelente performance tras la victoria de Trump, es el más golpeado en diciembre, con un retroceso del 3,6%.
Dólar fuerte y commodities mixtos. La presión de tasas en EE. UU., sumada a la debilidad de las economías del resto del mundo –especialmente en Europa–, sigue impulsando la revalorización del dólar. El índice DXY avanzó un 0,9% en la semana y acumula una suba del 1,2% en el mes. El mayor avance semanal se dio frente al yen japonés, con una apreciación del 2,4%, mientras que contra el euro subió un 0,7%. Frente al real brasileño, en una semana marcada por la volatilidad, el dólar se fortaleció un 2,0%, cerrando nuevamente por encima de USDBRL 6. En el mercado de commodities, el petróleo destacó con un alza del 6,1%, cerrando la semana en USD 71 por barril de WTI. Este movimiento fue impulsado por la escasez de suministros globales y un aumento en la demanda de combustible, motivado por expectativas de sanciones a Rusia e Irán, proyecciones de tasas de interés más bajas en EE. UU. y Europa, y medidas de estímulo económico en China. En particular, la Unión Europea impuso nuevas sanciones a la flota de petroleros de Rusia, mientras que EE. UU. evalúa tomar medidas similares. Además, las importaciones de crudo en China aumentaron en noviembre, lo que llevó a la Agencia Internacional de Energía (AIE) a mejorar sus perspectivas para la demanda mundial de petróleo.
Lo que viene. Las miradas de la semana estarán puestas en la decisión de la Fed respecto a la tasa de referencia. Como se mencionó anteriormente, el mercado anticipa el tercer recorte del año de 25 pb, que la llevaría a un rango de 4,25%-4,50%. Será crucial no solo la confirmación de esta baja, sino también el cuadro de proyecciones y la conferencia de prensa posterior de Powell, que dará indicios sobre la política monetaria para 2025. Además, la semana estará cargada de datos económicos relevantes. Destaca la tercera y última estimación del PBI del 3Q24, que se mantendría en 2,8% t/t anualizado. También será clave el informe de PCE, que probablemente confirme la persistencia de la inflación. Se espera un aumento de 0,2% m/m en la inflación general y de 0,3% m/m en la inflación core. En paralelo, se anticipa un crecimiento del gasto personal de 0,5% m/m, mientras que los ingresos personales podrían desacelerarse a un aumento del 0,4% m/m. Otros datos a seguir incluyen las ventas minoristas, que habrían crecido un 0,5% m/m en noviembre frente al 0,4% m/m de octubre, y la producción industrial, que se espera que se recupere con un incremento del 0,1% m/m tras haber caído un 0,3% m/m en octubre.