Fue una semana complicada para el mercado americano, con descensos tanto en bonos como en acciones. El miedo a un ajuste desordenado se disipa, pero ahora el gobierno debe centrarse en la viabilidad de su plan económico mientras espera que la sociedad tolere el ajuste. La aceleración de la inflación en febrero demostró que alcanzar la meta del 2% de política monetaria requerirá más tiempo y no será un proceso directo, especialmente si la actividad económica mantiene la solidez actual, evidenciada en el dinamismo del empleo y el consumo. Los inversores están ajustando sus expectativas sobre recortes de tasas que, de producirse, serían a partir del segundo semestre. Esto, junto con la debilidad en las finanzas públicas, donde el déficit presupuestario no muestra signos de mejora, presionó los rendimientos de los bonos del Tesoro a alcanzar su nivel más alto del año y fortaleció al dólar, afectando negativamente el precio del oro. En este escenario, los índices de renta fija revirtieron las ganancias de la semana anterior, mientras que las acciones mostraron bajas generalizadas, particularmente las del sector tecnológico. Solo los commodities, destacándose el petróleo, se mostraron en alza. A nivel mundial, la situación tampoco fue favorable, con caídas en los principales indicadores de renta fija y variable, aunque las acciones chinas mostraron una notable recuperación desde finales de enero. Las expectativas de esta semana giran en torno a la reunión de la Fed, que se espera confirme la estabilidad de las tasas de interés y presente sus proyecciones económicas. Además, el riesgo geopolítico gana relevancia ante la decisión de Europa de intensificar el apoyo a Ucrania y contener el avance ruso.
Aceleró la inflación y se aleja de la meta. Tras los recientes datos de empleo, que mostraron un incremento superior al esperado, todas las miradas se centraron en el dato de inflación estadounidense de febrero, el último antes de la segunda reunión del año de la Fed. Las noticias no fueron positivas: el Índice de Precios al Consumidor (IPC) aumentó un 0,4% m/m, acelerando por quinto mes consecutivo y superando las expectativas del mercado, que anticipaba un alza de 0,3% m/m. Así, la tasa de inflación interanual se elevó hasta el 3,2% (versus el 3,1% previo), manteniéndose desde junio de 2023 en niveles por encima del 3% sin poder descender de ese umbral. El IPC Core, que excluye alimentos y energía, registró un aumento del 0,4% m/m, igual al de enero y también por encima de las previsiones, situando la inflación en un 3,8% i.a. La presión inflacionaria también se reflejó en el índice de precios al productor para la demanda final, que ese mes experimentó un aumento del 0,6% m/m, el mayor desde agosto pasado, y duplicó las expectativas del mercado.
Los buenos datos de actividad y empleo mantienen la confianza de los consumidores. Después de la caída del 1,1% en enero, las ventas minoristas se recuperaron en febrero, registrando un incremento nominal del 0,6% m/m y del 1,5% i.a. Por otro lado, la producción industrial mostró un crecimiento del 0,1% m/m, revirtiendo dos meses consecutivos de caídas y desacelerando la contracción a un 0,2% i.a., lo que indica que la actividad manufacturera ha iniciado un ciclo de recuperación. Además, los datos parciales de empleo fueron positivos, ya que las solicitudes de prestaciones por desempleo en la última semana disminuyeron hasta 209.000, situándose por debajo de las expectativas del mercado (218.000). El sentimiento del consumidor, según la Universidad de Michigan, experimentó una ligera reducción hasta 76,5 en marzo (frente a 76,9 previo), el nivel más bajo en tres meses pero aún por encima del promedio de los últimos seis meses.
Tasas en alza y bonos golpeados. El temor a que la Fed posponga el recorte de tasas ejerció presión sobre las mismas, llevándolas al nivel más alto del año. Las probabilidades de que la Fed realice cambios en la tasa de interés disminuyeron al 8,2% en mayo (frente a un 24% la semana anterior), al 57% en junio (comparado con el 73,4% la semana anterior) y al 77% en julio (versus el 92% la semana anterior), lo que indica que, de anticipar inicialmente siete recortes para este año, ahora los inversores se "conforman" con tres. A esta situación se suma la debilidad observada en las cuentas públicas, ya que el déficit fiscal de enero ascendió a USD 296 MM, un 12% más que en enero del año pasado, impulsado por el mayor gasto en intereses, defensa y la recomposición de las reservas de petróleo. En este contexto, la tasa de UST10Y aumentó 22 pb, cerrando la semana en 4,31%, mientras que la tasa de UST2Y terminó la semana en 4,73%, con un incremento de 23 pb. Como resultado, los índices de renta fija experimentaron una semana negativa, con una caída promedio de 0,8%, acumulando en lo que va del año una bajada promedio cercana al 2%. Los bonos del Tesoro registraron una pérdida del 1,2% en la semana, los corporativos Investment Grade un 1,1%, los High Yield un 0,4% y los bonos emergentes también sufrieron, con una caída del 1,0%.
Las acciones perdieron impulso. Aunque el contexto general se mantuvo estable para la renta variable, con los inversores dando prioridad a los positivos datos de actividad económica y resultados financieros por encima de las fluctuaciones en las tasas de interés, las acciones americanas pausaron el impulso alcista que venían experimentando y enfrentaron una triple retracción. El S&P 500 descendió un 0,4%, el Dow Jones un 0,3%, y el Nasdaq registró la mayor caída con un retroceso del 1,0% durante la semana. Los sectores de Energía (+3,8%) y Materiales (+1,7%) destacaron por su rendimiento, mientras que Real Estate (-3,2%) y Tecnología (-1,0%) se encontraron entre los más afectados. En cuanto a acciones individuales, Google (+4,3%) y Microsoft (+2,4%) sobresalieron positivamente, mientras que Tesla (-6,7%) y Meta (-4,3%) experimentaron notables descensos.
Se fortaleció el dólar. Ante un mercado afectado por el aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro, el dólar retomó su tendencia alcista y se apreció frente a las principales divisas. El índice DXY experimentó un incremento semanal del 0,7%, alcanzando los 103,4, cifra equivalente a la observada a finales de enero. La principal ganancia semanal del dólar fue contra el Yen, con una depreciación de este último del 1,3%, seguido por la libra esterlina con un 1% y el euro con un 0,5%. Así, en los últimos 30 días, el dólar registró una pérdida del 0,8%, aunque desde comienzos de año mantiene una apreciación del 2,1%. El real brasileño también se depreció un 0,3% en la semana, cerrando en BRL 5, lo que representa una caída del 3% en lo que va del año. La fortaleza del dólar puso fin a la racha ganadora del oro, que retrocedió un 1,0% en la semana, aunque aún acumula un incremento del 6% en el año y cerró en USD 2.155 la onza.
Commodities en alza. A pesar de la robustez exhibida por el dólar, los commodities registraron alzas. El índice general incrementó un 2,1% en la semana, con una progresión del 4,8% en el último mes y un ascenso del 2,8% en lo que va del año. Los productos energéticos se apreciaron un 3,4% en la semana, mientras que los metales avanzaron un 2% y los granos retrocedieron un 0,4%. El petróleo resultó ser el más beneficiado de la semana con un aumento del 4%, cerrando en USD 81 el barril de WTI, favorecido por una reducción en los inventarios de crudo estadounidenses de 1,5 M de barriles la semana pasada, contrariando las expectativas de un incremento de 1,3 M de barriles. Adicionalmente, la Agencia Internacional de Energía elevó su pronóstico para la demanda mundial de petróleo para 2024 a 1,3 M de barriles por día desde 1,2 M, y ajustó su previsión a un ligero déficit este año en lugar de un superávit. Hasta ahora, el crudo ha experimentado un incremento del 13% este año. Por otro lado, la soja experimentó un alza del 2,4%, acumulando un avance del 5,7% en el último mes, aunque ha perdido un 8% desde el inicio del año. Entre los metales, el cobre se apreció un 5,9%, extendiendo su ganancia en el último mes a un 7,4% y con un aumento del 6% en el año.
Menos actividad y más inflación en Europa. Los datos de inflación mensual de Alemania y Francia corroboran la aceleración que se observó en el IPC preliminar de la Eurozona en febrero, que recordemos registró un aumento del 0,6% m/m. En Alemania, el IPC subió un 0,4% m/m en febrero (frente a un 0,2% previo) y en Francia avanzó un 0,8% m/m (comparado con un -0,2% previo). Aunque en términos interanuales ambos países mantuvieron una tendencia descendente (2,5% y 3%, respectivamente), estos datos mensuales, de no revertirse, podrían frenar esta dinámica a corto plazo. Por otro lado, los indicadores de actividad, en contraste con lo que sucede en EE. UU., presentan una tendencia negativa: la producción industrial de la Eurozona experimentó un desplome del 3,2% m/m en enero (frente a un +1,6% previo), situándose muy por debajo de las expectativas del mercado (-1,5%) y marcando la contracción más significativa desde marzo del año anterior y la segunda mayor caída desde el impacto inicial del brote de COVID-19 en abril de 2020, con una caída del 6,7% i.a. En este escenario, el Banco Central Europeo enfrenta una presión mayor que la Fed para iniciar recortes de tasas, aunque no desea precipitarse y verse obligado a revertir las medidas posteriormente.
Aceleró la inflación pero mejoró el consumo en Brasil. El IPC experimentó un notable aumento hasta el 0,83% m/m en febrero (comparado con el 0,42% del mes anterior; lo que representa más del 10% anualizado), impulsado por un incremento del 5% en los costos de educación, atribuido a un aumento estacional de las tasas de matrícula, mientras que los gastos en combustible repuntaron un 2,93%, afectados por la subida del ICMS (Impuesto sobre Circulación de Mercancías y Servicios estatal). De esta manera, la inflación interanual alcanzó el 4,5%, cifra similar a la previa y ligeramente por encima de las previsiones. Por otro lado, aunque la actividad económica en Brasil ha mostrado un desempeño modesto desde la segunda mitad del año pasado, las ventas minoristas registraron un significativo aumento del 2,5% m/m en enero (el mayor incremento en un año), recuperándose de una caída del 1,4% en el mes anterior y superando ampliamente las expectativas del mercado (+0,2%). Así, en términos interanuales, las ventas minoristas experimentaron un crecimiento del 4,1%.
Mala semana para las acciones globales. El índice de acciones globales registró una pérdida del 0,3% en la semana, sumando un incremento del 1,1% en lo que va de marzo. Excluyendo a EE. UU., durante el mismo período, el índice retrocedió un 0,4%, aunque avanzó un 2,2% desde fines de febrero. Brasil experimentó una caída del 0,7% en la semana, acumulando un descenso del 8,2% en el año, influenciado principalmente por Vale, que sufrió una baja del 7% en la semana y un 24% en el año, afectada por un descenso del 40% en el precio del hierro debido a la menor demanda de China. Asimismo, Petrobras cedió un 1% en la semana, sumando una caída del 9% en el año, golpeada por una reducción del 33% en su último balance y un pago de dividendos menor al esperado, a lo que se añade la intervención del gobierno de Lula en asuntos financieros. Por otro lado, China experimentó un aumento del 2,8% y Europa del 0,6%.
Lo que viene. El mercado se prepara para la decisión de la FED el próximo miércoles. Aunque se prevé que mantenga la tasa de referencia sin cambios, será crucial el mensaje que transmita el comunicado, la conferencia de prensa posterior de Powell, así como también la actualización de las proyecciones, conocidas como el dot plot. Además, se espera la decisión monetaria del Banco Central de Japón, que podría elevar las tasas por primera vez desde 2007.