La volatilidad volvió al centro de la escena. Los mercados interrumpieron el rally alcista que venían marcando y anotaron la peor semana desde abril con caídas generalizadas en bonos y acciones, siendo el sector tecnológico el más golpeado. Los motivos del mal humor de los inversores no fueron los datos económicos –que siguieron marcando una saludable combinación de crecimiento con desinflación– ni tampoco declaraciones de la Fed alertando sobre tasas más altas. Lo que motivó esta performance fueron las perspectivas de mayores restricciones a las importaciones chinas de semiconductores y los reclamos de Trump a Taiwán, lo que fue la excusa principal para aprovechar una toma de ganancias en las acciones del sector tecnológico que venían con un rally imparable, batiendo todos los récords. Dada la ponderación cada vez más fuerte de estas empresas en el S&P –el peso de las Siete Magníficas representa más de un tercio del total–, la desvalorización que tuvieron en la semana arrastró a un mercado que va rotando hacia sectores más Value. Por otro lado, si bien el escenario electoral se va aclarando con una alta probabilidad de que Trump regrese a la Casa Blanca, los temores sobre su política fiscal y arancelaria le ponen un piso a los rendimientos de los bonos del Tesoro que, en la última semana, tuvieron un leve repunte arrastrando a toda la renta fija. El dólar volvió a fortalecerse y los commodities tuvieron una semana con caídas generalizadas. El mal clima inversor también se reflejó en los activos financieros del resto del mundo con importantes caídas en los emergentes y Europa. Las miradas de esta semana estarán en el impacto de la renuncia de Biden a la candidatura a presidente, mientras que en la agenda económica cobra relevancia la publicación del PBI del 2Q24, la evolución de ingresos y gastos de las familias y el PCE de junio, mientras sigue avanzando la temporada de balances del 2Q24.
¿Partido definido? Arrancó la carrera electoral en EE. UU. y Trump corre con mucha ventaja, por lo que las probabilidades de que vuelva a la Casa Blanca son cada vez más altas. Si bien el expresidente es una figura polémica, incluso con problemas con la Justicia y sin capacidad de captar el voto independiente y moderado, el atentado sufrido en su acto de campaña del sábado pasado y la debilidad de Biden –quien tuvo una pésima performance en el primer debate– lo posicionan como claro favorito en las encuestas, ganando en los principales estados. Los modelos apuntan a un 60% de chances de ganar en noviembre. Por el lado de los demócratas, las bondades de una economía que crece con pleno empleo no pueden ser capitalizadas por Biden, quien no pudo mostrarse apto para gobernar otros cuatro años debido a su estado. La presión en el seno de su propio partido hizo que el presidente se bajara de la carrera electoral y apoyara a la vicepresidenta Kamala Harris como candidata. Será la Convención del Partido Demócrata, a realizarse en agosto, la que defina quién los representará. Si bien es prematuro, el mercado empieza a evaluar un eventual segundo mandato de Trump, en el que se asoma una política arancelaria más agresiva que podría afectar los costos de las empresas, al tiempo que la política fiscal tendería a ser más expansiva, poniendo más riesgos sobre la deuda pública americana.
Powell ilusiona y los inversores descuentan. En la presentación semestral ante el Congreso, Powell señaló que los recientes datos de inflación reforzaron la confianza en la economía e hizo hincapié en que la Fed puede actuar de forma preventiva antes de que la inflación alcance el 2%. Citó datos recientes de inflación positivos que sugieren que las presiones sobre los precios están disminuyendo y enfatizó la necesidad de señales más fuertes de un movimiento sostenible hacia el objetivo del 2%, en lugar de esperar a que realmente alcance esa marca. Esto reforzó las expectativas de los inversores, que prevén que la Fed recorte 25 pb la tasa de referencia en la reunión de septiembre y replique esa decisión en las reuniones de noviembre y diciembre. Esto descomprimió los rendimientos de los bonos del Tesoro, que promediando la semana habían alcanzado el nivel más bajo desde abril, pero en las últimas dos ruedas repuntaron y cerraron la semana con un alza de 6 pb en la UST2Y y UST10Y, que cerraron en 4,52% y 4,24%, respectivamente. En este contexto, los índices de renta fija anotaron una caída promedio de 0,3% en la semana, recortando la ganancia en lo que va del mes a 1,0%, siendo los bonos corporativos Investment Grade los más castigados con una pérdida semanal de 0,7%, mientras que los High Yield cerraron sin cambios.
La actividad no afloja. Entre los datos económicos de la semana, se destacó el informe de ventas minoristas, que mostró que en junio se estancaron en términos nominales, tras un aumento revisado al alza del 0,3% m/m en mayo, determinado por la baja de 3% m/m en combustibles y 2,3% en autos. Sin embargo, las ventas excluyendo los servicios de alimentación, los concesionarios de automóviles, las tiendas de materiales de construcción y las gasolineras –que se utilizan para calcular el PBI– aumentaron un 0,9% m/m, el mayor incremento desde abril de 2023, tras un aumento del 0,4% m/m en mayo. A esto se sumó el buen dato de la actividad manufacturera en la región del Atlántico Medio, que se expandió más de lo esperado en julio en medio de un aumento en los nuevos pedidos. En tanto, las últimas solicitudes semanales de desempleo, aunque sumaron 10.000 más que la semana previa, habrían obedecido a factores estacionales, lo que indica que el mercado laboral sigue ajustado. Con todo esto, el Nowcast de la Fed de Atlanta revisó al alza la estimación de crecimiento del 2Q24 llevándola a 2,7% t/t anualizado.
Temporada de balances. Hasta ahora, solo un 14% de las compañías del S&P 500 han reportado sus resultados. La sorpresa en ventas es prácticamente nula, aunque en beneficios se sitúa en el 5,66%. Por otra parte, destacamos que las ventas han demostrado un aumento del 4,26% i.a. y los beneficios lo han hecho en un 8,9% i.a.
La rotación de growth hacia value. Las amenazas de la administración Biden de ampliar las restricciones comerciales e imponer sanciones más duras a las empresas que venden tecnologías a China, junto con la afirmación de Trump de que Taiwán debería pagar a EE. UU. por protección y la acusación hacia ese país de robar el negocio de semiconductores de EE. UU., golpearon a las acciones tecnológicas y arrastraron al resto del mercado. Concretamente, las Siete Magníficas anotaron una caída promedio de 4,5%, lideradas por Nvidia, que perdió 9%, lo que arrastró al Nasdaq a una caída de 3,6% en la semana, perdiendo todo lo que había ganado en julio. Dada la importante participación que alcanzaron estas acciones –casi un tercio del índice, el doble que hace 10 años–, el S&P 500 perdió 2,0% en la semana, mientras que el Dow Jones subió 0,7%, beneficiado por la rotación hacia sectores value, como el energético, financiero y real estate, que subieron 1,5% en promedio.
Mejoran las perspectivas para la economía global. El FMI espera que la economía mundial repita la performance del año pasado y marque una expansión de 3,2% en 2024, mientras que para 2025 revisó al alza en 0,1 pp hasta el 3,3% i.a. Las economías desarrolladas crecerán 1,7% i.a. este año y 1,8% i.a. en 2025, mientras que las economías emergentes mantendrán una expansión de 4,3% i.a. Para EE. UU. estima un crecimiento de 2,6% i.a. para este año, y el año que viene desaceleraría a 1,9% i.a. Para la Eurozona se prevé una expansión de 0,9% y 1,5%, mientras que Japón se expandiría 0,7% y 1,0%, respectivamente. China e India continuarán desacelerando su dinamismo, estimándose una expansión de 5,0% y 7,0% para 2024 –vs. 5,2% i.a. y 8,2% i.a. en 2023– y de 4,5% y 6,5% en 2025, respectivamente, en tanto que el resto de los emergentes acelerarán su crecimiento, destacándose Oriente Medio y África con una proyección de crecimiento superior al 4% para 2025. Para Latam, el FMI espera un alza de apenas 1,9% i.a. este año, pero repuntaría a 2,7% i.a. en 2025. También advirtió que la inflación de los servicios está frenando los avances en materia de desinflación, lo que está complicando la normalización de la política monetaria. Por lo tanto, los riesgos al alza para la inflación han aumentado, incrementando la perspectiva de tasas de interés más altas durante un período aún más largo, en un contexto de crecientes tensiones comerciales y una mayor incertidumbre política.
El BCE no movió la tasa. Tal como se esperaba, en la última reunión de política monetaria, el BCE decidió mantener los tipos de interés sin cambios, ya que los datos actuales respaldan sus perspectivas de inflación anteriores. El tipo de las operaciones principales de financiación se mantuvo en 4,25%, el tipo de la facilidad de depósito en 3,75% y el tipo marginal de crédito en 4,5%. Las presiones sobre los precios internos y la inflación de los servicios siguen siendo elevadas, y se espera que la inflación general se mantenga por encima de la meta durante el próximo año. El objetivo de las autoridades es devolver la inflación al 2% y mantendrán tipos de política restrictivos según sea necesario.
Desacelera China. El PBI de China en el 2Q24 creció un 0,7% t/t, marcando una fuerte desaceleración respecto al 1,5% t/t que había registrado en el 1Q24, siendo el resultado más débil desde el 2Q23. Esto refleja múltiples obstáculos internos, como el clima extremo, el consumo débil, las elevadas deudas de los gobiernos locales y la continua debilidad del sector inmobiliario. Comparado con el mismo trimestre del año pasado, la economía marcó una expansión de 4,7%, 0,6 pp menos que en el trimestre anterior.
Mala semana para los mercados globales. En una semana en la que se fortaleció el dólar y cayeron los commodities, los mercados globales de renta variable –sin EE. UU.– retrocedieron 2,9%. Si bien las bajas fueron generalizadas, los más golpeados fueron los emergentes, que cayeron 4,0%, impulsados por la pérdida de 4,5% en la bolsa de China, mientras que Latam anotó una caída de 3,7%.
Lo que viene. Las miradas de la semana estarán en la primera estimación del PBI del 2Q24, en la que el consenso espera que acelere su marcha con un crecimiento de 2,0% t/t –vs. 1,4% del 1Q24–, impulsado por un aumento en el gasto de los consumidores. También se publicará el índice de precios PCE de junio, y las previsiones apuntan a un repunte del 0,1% m/m en el índice general. Se espera que el gasto personal aumente a un ritmo del 0,3% m/m, mientras que el crecimiento de los ingresos probablemente se desaceleró al 0,4% m/m. Además, los PMI globales de S&P proporcionarán una estimación preliminar de la actividad económica en julio. Otros indicadores clave a seguir incluyen las ventas de viviendas nuevas y usadas, el índice manufacturero de la Reserva Federal de Richmond, el índice de actividad nacional de la Reserva Federal de Chicago, los pedidos de bienes duraderos y la estimación final de la confianza del consumidor de Michigan. En cuanto a los balances del 2Q24, le llega el turno a Microsoft, Alphabet, Tesla, Verizon, Visa y Coca-Cola como los más importantes.