Semana de alta volatilidad para los mercados. La aparición de DeepSeek hizo temblar a las tecnológicas americanas y arrastró a la baja a los principales índices de acciones de Wall Street. Mientras, los bonos tuvieron un mejor desempeño, el dólar se fortaleció nuevamente y los commodities operaron con bajas generalizadas, salvo el oro, que alcanzó un nuevo récord histórico. Con este resultado, a pesar de la incertidumbre generada por la asunción de Trump y su política arancelaria, enero cerró con ganancias en bonos, acciones y commodities, con el dólar cerrando estable y las acciones globales en alza, especialmente en Europa y Latam. En el plano monetario, tal como se esperaba, la Fed hizo una pausa en su política de flexibilización monetaria y mantuvo un tono más duro en su comunicado, mostrando su preocupación sobre la dinámica inflacionaria. Los datos económicos de la semana confirmaron el buen dinamismo que mantiene la actividad económica de la mano del consumo privado, aunque con la inflación por encima de la meta de la Fed. Aún en la temporada de balances, las miradas para esta semana estarán en los datos de empleo de enero y en el impacto de los aranceles de Trump, que subieron las tarifas a las importaciones de México, Canadá y China, lo que augura una semana con mucha tensión, en particular para las monedas.
Creció menos de lo esperado. Si bien el crecimiento del último trimestre del año tuvo gusto a poco, en todo 2024 la actividad económica de EE. UU. sorprendió al alza, esquivando el soft-landing que esperaba el mercado y marcando un crecimiento por encima del promedio histórico. Concretamente, la primera estimación del PBI del 4Q24 presentó una expansión de 2,3% t/t anualizado (saar), por debajo del 3,0% que apuntaba el Nowcast de Atlanta y del 3,1% del trimestre anterior. La desaceleración fue generalizada en todos los componentes de la demanda, destacándose la inversión, que se contrajo 0,6% t/t contra un crecimiento de 2,1% en el 3Q24; el consumo público creció 2,5%, la mitad de lo que había hecho en el trimestre anterior; y la variación de inventarios restó casi 1 pp al PBI del trimestre. La excepción fue el consumo privado, que aceleró su marcha, con una expansión de 4,2% t/t, 0,5 pp por encima de lo que había mostrado en el 3Q24. Con este resultado, en todo 2024 el PBI superó las expectativas del mercado y creció 2,8% i.a., prácticamente lo mismo que en 2022 y 2023, impulsado por el consumo privado y la inversión, que aceleraron su marcha (crecieron 2,8% i.a. y 3,8% i.a. vs. 2,5% i.a. y 2,4% i.a., respectivamente). Estos compensaron la menor contribución del consumo público (subió 3,4% i.a., 0,5 pp menos que en 2023) y de las exportaciones netas, que tuvieron una contribución negativa al PBI debido al repunte de las importaciones. Después de caer 1,2% i.a. en 2023, en 2024 las importaciones crecieron 5,4% i.a., en tanto que las exportaciones crecieron 2,8% i.a. y 3,2% i.a., respectivamente. Para el 1Q25, las primeras estimaciones del Nowcast de Atlanta apuntan a una aceleración del crecimiento al 2,9% i.a., de la mano de la recuperación de la inversión privada.
Consumo fuerte. Como destacamos más arriba, el consumo privado es el gran pilar en el que se apoya el crecimiento del nivel de actividad. Es impulsado por el muy buen dinamismo del mercado laboral –con subas del empleo y de los salarios reales– y por una caída en la tasa de ahorro de las familias. Concretamente, en diciembre pasado los ingresos de las familias subieron 0,4% m/m y 5,3% i.a., mientras que el gasto lo hizo al 0,6% m/m y 5,7% i.a., lo que dejó a la tasa de ahorro de las familias en 3,8% de los ingresos, 0,6 pp por debajo de la de diciembre del año anterior y por debajo de la media histórica, que supera el 5% de los ingresos. Medido a precios constantes, lo más destacado del informe fue que el consumo total creció 0,4% m/m (4,9% anualizado), de la mano del consumo de bienes, que aumentó un 0,7% m/m, al tiempo que el de servicios lo hizo un 0,3% m/m.
Inflación controlada, pero “incómoda”. El índice de precios implícito del consumo privado (PCE), que es la medida que sigue la Fed para sus proyecciones y objetivos (recordemos que, a diferencia del IPC, tiene una canasta variable y un menor peso relativo de los servicios en general y de vivienda en particular), en diciembre aceleró al 0,3% m/m desde el 0,1% de noviembre. Esto representa una acumulación en los últimos 12 meses del 2,6% (vs. 2,9% i.a. del IPC), en tanto que el IPC Core lo hizo al 0,2% m/m y 2,8% i.a. (vs. 3,2% i.a. del IPC Core). El resultado no trajo sorpresa, dado que estuvo en línea con las estimaciones del mercado y lo proyectado por la Fed, aunque marcó una resistencia mayor a la esperada, impidiendo la convergencia al objetivo de política monetaria. De hecho, para este año la autoridad estima que tanto el PCE general como el Core subirán 2,5%.
Pausa de la Fed y tensión con Trump. En línea con lo esperado por los analistas, en la primera reunión del año la Fed mantuvo estable la tasa de los fondos federales en el rango del 4,25%-4,5% y detuvo el ciclo de recortes que había comenzado en septiembre –el cual implicó una baja total de 100 pb en la tasa de referencia–. Vale destacar que la decisión fue unánime entre los miembros del comité y el comunicado que acompañó la decisión señaló que los indicadores recientes sugieren que la actividad económica ha seguido expandiéndose a un ritmo sólido, que la tasa de desempleo se estabilizó en un nivel bajo en los últimos meses y que las condiciones del mercado laboral siguen siendo sólidas. Además, con un tono más “hawkish”, reconocieron que la inflación sigue siendo algo elevada y eliminaron su referencia anterior al progreso continuo hacia la meta del 2%. En la conferencia de prensa, Powell remarcó que la Fed no tiene prisa por bajar las tasas de interés y que detuvo los recortes para ver mayores avances en materia de inflación. También sostuvo que las perspectivas económicas son inciertas y que está atenta a los riesgos para ambos lados de su doble mandato de mantener la estabilidad de precios y el pleno empleo, por lo que reafirmó que si la economía sigue siendo fuerte y la inflación no se mueve hacia el objetivo, seguirán con la política monetaria restrictiva. Esto envió un claro mensaje hacia Trump, quien la semana anterior había presionado para que bajaran las tasas y que, inmediatamente después del comunicado de la Fed, salió a criticar la medida. En este contexto, el mercado ahora espera solo un recorte de tasa en 2025, a realizarse en la reunión del 18 de junio, aunque las probabilidades para un recorte adicional en la reunión de octubre siguen siendo elevadas.
Ceden las tasas y repuntan los bonos. Sin novedades en el frente fiscal, los inversores siguen priorizando que la inflación esté bajo control. En este contexto, los rendimientos de los bonos del Tesoro volvieron a ceder en la semana y terminaron el mes prácticamente sin cambios. La UST2Y cerró en 4,24%, 3 pb por debajo de la semana previa, mientras que la UST10Y quedó en 4,57%, 6 pb menos que el viernes 24. Igual tendencia tuvieron los rendimientos de los bonos corporativos Investment Grade, que terminaron el mes en 5,31%, 4 pb por debajo de la semana anterior y del cierre del mes pasado, dejando un spread con los bonos del Tesoro de 82 pb. En tanto, los bonos corporativos de alto rendimiento quedaron en 7,17%, casi sin cambios en la semana, aunque en enero acumularon una caída de 31 pb, acortando el spread con los bonos del Tesoro en 24 pb hasta 268. En este contexto, a nivel general, los bonos tuvieron una ganancia semanal de 0,4% (el mejor desempeño lo tuvieron los bonos del Tesoro) y de 0,5% en el mes, empujados principalmente por los corporativos High Yield, que ganaron 1,4%.
Tropiezo de las acciones. Las acciones tuvieron una semana agitada que comenzó con una fuerte caída ante la aparición de la startup china DeepSeek, que difundió un nuevo modelo de inteligencia artificial de muy bajo costo que pone en jaque el reinado de las tecnológicas americanas. Esto afectó especialmente a Nvidia, que en la rueda del lunes se derrumbó y perdió más de USD 600 M de capitalización. Esto generó volatilidad y heterogeneidad en el mercado de renta variable en un contexto de plena temporada de balances. Aunque los resultados han superado las expectativas y las ganancias siguen siendo importantes (con el 36% de las empresas habiendo presentado los resultados, los beneficios crecen al 7,3% i.a. y se espera que superen el 11% i.a. una vez que todas las empresas hayan presentado sus resultados), las perspectivas de algunas empresas importantes, como Microsoft, generaron preocupación entre los inversores. Así las cosas, el S&P 500 perdió 1,0% en la última semana, arrastrado por la caída de 3,5% y 4,0% en las acciones de los sectores tecnológico y energético, respectivamente. No obstante, cerró el mes con una ganancia de 2,7%. El Nasdaq retrocedió 1,8% en la semana y ganó 1,5% en el mes, en tanto que el Dow Jones esquivó el impacto de las grandes tecnológicas y ganó 0,3% en la semana y 4,7% en el mes, siendo el gran ganador del primer mes del año. Entre las "magníficas", se destacaron las acciones de Nvidia y Microsoft, que perdieron 16% y 6,5% en la semana y 11% y 1,5% en el mes, respectivamente, en tanto que Apple ganó 5,9% en la semana y redujo la pérdida del mes a 5,8%. En el lado opuesto, Meta, Alphabet y Amazon tuvieron una ganancia semanal de 6,4%, 1,9% y 1,2%, respectivamente, cerrando enero con un avance de 18%, 7,8% y 8,3%.
Latam se diferencia del resto. Mientras que la mayoría de los mercados de renta variable globales tuvieron una mala semana –el índice general registró una caída semanal de 0,7% y de 0,3% excluyendo EE. UU.– las acciones de Latam, y Brasil en particular, se diferenciaron al anotar un alza del 2,2% y 4,1%, respectivamente. Con este resultado, el índice global de acciones en enero ganó 3,1% y 3,5% sin EE. UU., entre los que se destacaron las subas de 7,1% en Europa y de 9,8% en Latam, empujado principalmente por Brasil, que subió 12,5%.
Se recuperó el dólar. Las monedas padecen la dispersión de las políticas monetarias de los principales bancos centrales. Mientras la Fed hizo una pausa, el BCE volvió a bajar la tasa de referencia, al tiempo que el Banco de Japón la subió. A esto se suma la incertidumbre ante las probables subas de aranceles que hará la administración Trump, lo que sería respondido con subas en el tipo de cambio contra el dólar. En este marco, y con una suba al cierre de la semana, el dólar a nivel global (DXY) marcó un alza semanal de 0,9%, lo que le permitió recuperar el terreno perdido en las semanas previas y cerrar enero en el mismo nivel en el que había cerrado el mes anterior. El principal impulso semanal se lo dio la paridad contra el euro, dada la combinación de diferencial de tasas y amenazas de mayores tarifas, con una apreciación del 1,3% en la semana, cerrando en el mismo nivel que al cierre de 2024. Por otro lado, contra el yen japonés, el dólar perdió 0,5% en la semana y 1,3% en el mes. En cuanto a las monedas emergentes, se destacó el real brasileño, que cerró la semana con una apreciación de 1,2% y un acumulado en enero de 5,5%, cerrando el mes en USDBRL 5,84.
Commodities a la baja. Los precios de las principales materias primas tuvieron una semana negativa, con caídas extendidas, salvo el oro, que siguió escalando y alcanzó un nuevo récord histórico. En concreto, el petróleo retrocedió 2,9% (el WTI cerró en USD 72,5 el barril), la soja 1,3% (terminó el mes en USD 383 la tonelada) y el cobre 0,7%, mientras que el oro subió 1,1% (terminó enero cotizando en USD 2.800 la onza, superando el récord que había marcado en octubre del año pasado). A pesar de esta performance semanal, los commodities cerraron enero con subas generalizadas: 1,1% el petróleo, 4,4% la soja, 6,8% el oro y 6,9% el cobre.
Lo que viene. Al igual que el lunes pasado, la semana arranca con mucha volatilidad e incertidumbre en los mercados globales, luego de que Trump subiera los aranceles al 25% a las importaciones de bienes de México y Canadá y al 10% a las de China. Esto aumenta la tensión no solo en el mercado de monedas –el dólar vuelve a fortalecerse–, sino también en cuanto a las perspectivas de inflación y crecimiento en EE. UU. Con respecto a la agenda económica, la semana estará concentrada en los indicadores de empleo de enero, un mes que suele estar influido por cuestiones climáticas y que seguramente traerá más volatilidad al mercado. De hecho, se prevé la creación de 170 nuevos empleos en el primer mes del año, lo que supone una importante desaceleración respecto a los casi 260 mil generados el mes anterior, aunque se espera que la tasa de desocupación se mantenga en 4,1% con salarios creciendo al 0,3% m/m. También se destaca la publicación del ISM PMI de enero y del índice de confianza de la Universidad de Michigan. En el plano corporativo, resaltan las publicaciones de los balances de Amazon, Alphabet, Pfizer, Qualcomm, Eli Lilly y Honeywell, entre los más importantes.