Los mercados financieros globales tuvieron otra semana agitada. Sin indicadores económicos relevantes y sin sorpresas en cuanto a los balances de las empresas, los inversores quedaron atrapados entre la coyuntura de Japón, los temores de una recesión en EE. UU. y la consecuente decisión de la Fed respecto al recorte de tasas de interés. Lo que comenzó con un lunes negro fue seguido por una recuperación gradual a medida que los mercados digerían la sobrerreacción inicial a los datos de empleo de julio. Las acciones cerraron la semana prácticamente sin cambios, mientras que la renta fija devolvió parte de las ganancias obtenidas al inicio del mes. También contribuyeron a esta recuperación las declaraciones del vicepresidente del BoJ, quien señaló que no volverían a subir la tasa en tiempos de volatilidad en los mercados. Ya prácticamente no hay dudas de que en septiembre la Fed iniciará el ciclo de recorte de tasas, y ahora el debate se centra en cuán fuerte será la baja y cuán rápido avanzará el proceso. Nuestra visión sigue siendo que, dada la fortaleza que muestra la economía estadounidense, con prácticamente pleno empleo y la inflación aún por encima del objetivo del 2%, la Fed no tiene prisa en realizar recortes agresivos, más aún en tiempos electorales y con la expectativa de que una eventual presidencia de Trump sea más inflacionaria. Por lo tanto, creemos que seguirán una estrategia de recortes gradual. Comienza una semana clave para contener las expectativas, ya que se publicarán los datos de inflación y actividad de julio, que darán forma al escenario planteado y podrían tranquilizar a los inversores tras una de las semanas más volátiles de los últimos años.

Del pánico y la sobrerreacción, al alivio y recuperación. Tal como comentamos en el informe anterior, los inversores hicieron una lectura muy pesimista de algunos indicadores económicos de EE. UU. –como el ISM manufacturero y el aumento del desempleo en julio– lo que impulsó las expectativas de recesión y una respuesta rápida de la Fed bajando la tasa de interés. Desde el inicio, esta reacción nos pareció exagerada, considerando la fortaleza que aún muestra la economía, más allá de la moderación en algunos indicadores. Una lectura más detallada de los datos de empleo de julio muestra que el mercado laboral sigue sólido y que la desaceleración en el ritmo de crecimiento del empleo es compensada por el mejor desempeño del poder adquisitivo de los salarios, lo que sostiene la masa salarial, un aspecto clave para mantener la dinámica del consumo. Con una semana “liviana” en cuanto a la publicación de indicadores económicos, el mercado se apoyó en la evolución de las peticiones iniciales de desempleo, que vinieron por debajo de lo esperado, restando dramatismo a la coyuntura. También fue mejor de lo esperado la expansión del crédito. Además, la actualización del Nowcast de la Fed de Atlanta para el 3Q24 proyecta que el PBI se expandirá un 2,9% t/t, manteniendo el ritmo de crecimiento del 2Q24 y alejando no solo el escenario de hard landing sino también el de soft landing. Al igual que la Fed, seguimos siendo dependientes de los datos y, por ahora, nada sugiere que la economía experimentará un trimestre recesivo.

La curva de tasas busca su destino. Una de las características observadas en el último año, durante el cual la Fed mantuvo la tasa de referencia sin cambios, es que el mercado tiende a sobrerreaccionar ante cualquier dato que indique una moderación en el crecimiento, anticipando recortes de tasas agresivos. Esto se ha vuelto particularmente evidente en las últimas dos semanas. Con buenos datos de inflación y el aumento de la tasa de desocupación, los inversores interpretaron el comunicado de Powell como una señal de un ciclo de recorte de tasas más agresivo, especialmente si la economía se deteriora. Así, las expectativas comenzaron a prever recortes más profundos y frecuentes –llegando a anticipar tres recortes consecutivos de 50 pb e incluso un recorte de emergencia–. Sin embargo, a medida que avanzó la semana, estas expectativas se moderaron, y ahora prevalece la probabilidad de un recorte de 25 pb en la reunión del próximo 18 de septiembre. Este comportamiento se reflejó en los rendimientos de los bonos del Tesoro, que, tras desplomarse en los primeros días de agosto –la UST10Y llegó a ubicarse por debajo del 3,7%–, recuperaron terreno en la última semana, aunque siguen en los niveles más bajos del año. En concreto, la UST2Y subió 18 pb en la semana y cerró en 4,05% –acumulando en el mes una baja de 57 pb y en el año de 20 pb–, mientras que la UST10Y subió 15 pb hasta 3,94% –acumulando en el mes una baja de 25 pb y en el año un aumento de 8 pb–.

Acciones volátiles y bonos en baja. Con este marco de fondo, los mercados tuvieron una semana agitada y el índice VIX lo reflejó al haber tocado a principios de semana los 60 pb, el nivel más alto desde la pandemia, aunque luego se estabilizó y cerró más cerca de los 20 pb. Dentro de una tendencia de caídas generalizadas, el S&P 500 cerró la semana neutral, gracias a que el repunte de las acciones de sectores defensivos como utilities y consumo estable más que compensaron las bajas en los sectores tecnológicos y cíclicos. En el caso de la renta fija, si bien se benefician del escenario de recorte de tasas que espera el mercado, en la última semana fueron golpeados por la recuperación de los rendimientos de los bonos del Tesoro, lo que resultó en una caída del 0,8% –solo escaparon a la tendencia general los corporativos High Yield que subieron 0,3%–. Con este resultado, en lo que va de agosto el S&P acumula una caída de 3,2%, mientras que los bonos suben 0,4%.

Se va terminando la temporada de balance. En la última semana se publicaron los reportes trimestrales del 2Q24 de otras 71 compañías, entre las que se destacaron Berkshire Hathaway (neutral), Eli Lilly (positivo), Disney (neutral), Airbnb (negativo), CVS (negativo) y Uber (positivo). Con estas presentaciones, el 91% de las compañías que componen el S&P 500 ya han presentado sus reportes del 2Q24. Hasta ahora, se han superado las estimaciones tanto en ingresos como en beneficios, con todos los sectores mostrando una sorpresa positiva en beneficios. Las ventas aumentaron 5,0% i.a., con solo los sectores de consumo básico y materiales reportando caídas, mientras que los beneficios subieron un 9,3% i.a., destacándose los sectores de consumo discrecional, salud, servicios públicos, financiero y tecnología por sus importantes tasas de crecimiento, y solo tres sectores reportaron caídas.

Lo que viene. La semana que comienza será crucial debido a la publicación de indicadores económicos clave. En primer lugar, se espera el IPC de julio, donde se anticipa un ligero repunte en la inflación minorista, aunque sin comprometer la tendencia de desaceleración anual observada. Además, las ventas minoristas de julio son otro dato importante, con expectativas de un aumento que también se espera para la producción industrial. También es relevante el índice de confianza del consumidor elaborado por la Universidad de Michigan, que ofrecerá una visión sobre el sentimiento económico general. En el ámbito corporativo, la temporada de balances está llegando a su fin, destacándose la publicación de resultados de Walmart entre las empresas más importantes.