Los mercados financieros globales tuvieron otra buena semana, y noviembre se perfila a ser el mejor mes del año con fuertes subas en bonos y acciones. Las minutas de la última reunión de la Fed mostraron que, si bien decidieron dejar la tasa de referencia sin cambios y que probablemente no realicen más ajustes, siguen preocupados por la dinámica de la inflación; por lo que no tienen previsto recortes de tasas. Esto frenó la caída en los rendimientos de los bonos del Tesoro Americano, que tuvieron una semana levemente alcista, lo que le quitó impulso a la renta fija. Las acciones siguieron con su rally alcista en todos los sectores y regiones, permitiéndoles recuperar todo lo perdido entre julio y octubre, llegando al nivel más alto del año. En el mercado de commodities, la suba de inventarios en EE. UU. y la distensión en el conflicto en Medio Oriente volvieron a presionar a la baja al petróleo, que se diferenció del resto de las materias primas que tuvieron un comportamiento estable. Las miradas de esta semana estarán en la segunda revisión del PBI del 3Q23 y en los datos de consumo y de su derivado índice de precios implícito – PCE – correspondientes a octubre, que darán una mejor pista de cómo arrancó el 4Q23.
Sin novedades en el frente. Al ser una semana corta por los feriados, no hubo indicadores que puedan cambiar nuestra lectura de la coyuntura económica americana. Seguimos notando que la actividad continúa creciendo por encima de lo esperado, con una buena dinámica del mercado laboral y con la inflación en servicios impidiendo una convergencia más rápida al objetivo de la Fed. Si bien las expectativas de los consumidores continuaron cayendo –se publicó el Índice de Confianza del Consumidor de la Universidad de Michigan, que mostró la cuarta caída consecutiva debido al mayor pesimismo sobre la situación actual, con un repunte de la inflación esperada–, no se espera que se frene la buena performance económica. Las peticiones semanales por desempleo, que habían aumentado en las dos semanas previas, volvieron a retroceder, marcando el buen momento del mercado laboral. Además, la primera estimación del PMI Compuesto quedó en 50,7, reflejo de que la actividad privada sigue creciendo. Con todo esto, las estimaciones del PBI del 4Q23 del nowcast de Atlanta apuntan a un crecimiento de 2,1% t/t anualizado que, de cumplirse, marcaría una expansión de la actividad en todo el año de 2,5%, superando todas las expectativas.
La Fed se mantiene prudente. La semana pasada se publicaron las minutas de la última reunión de la Fed, en la que recordemos dejó la tasa de referencia en 5,5%. Estas marcaron que, si bien los directores destacan la baja de la inflación, aún ven riesgos al alza. Por lo tanto, Powell remarcó que no ven condiciones para bajar la tasa de interés hasta no asegurarse de que la dinámica de precios converja al objetivo de 2% i.a. Esto moderó las expectativas de los analistas que esperan que en mayo de 2024 comience a recortar la tasa: ahora, la probabilidad de que la baje a 5,25% cayó a 40%, desde 60% la semana pasada. Además, la Fed también mostró preocupación por los efectos en la hoja de balance de la suba de tasas, por lo que podrían volver a poner el foco en el quantitative tightening, como en 2017.
Tasas estables, dólar debilitado y petróleo en baja. Luego de tres semanas en retroceso, ante las declaraciones de la Fed y la menor probabilidad de baja de tasas, los rendimientos de los bonos del Tesoro Americano tuvieron un leve repunte. La UST2Y cerró en 4,95%, versus 4,91% de la semana anterior, y la UST10Y pasó de 4,445 a 4,47%, por lo que el spread entre ambas se mantuvo negativo en 48 pb. A pesar de esto, el dólar continuó perdiendo terreno frente a las principales monedas: el DXY cayó 0,5% en la semana, destacándose la caída semanal de 0,9% frente al Yuan, alcanzando el nivel más bajo de los últimos cuatro meses, y acumulando en noviembre una pérdida de 3,1%, ubicándose en el nivel más bajo desde julio. En cuanto al mercado de commodities, el precio del petróleo continuó con la tendencia de las dos semanas previas al anotar una caída de 1,7%, extendiendo a 10% la caída en lo que va del mes, mientras que el oro ganó 1% para superar los USD 2.000 la onza y la soja retrocedió 0,7%, tocando los USD 489 la tonelada.
Mercados en alza. Los mercados tuvieron una semana positiva, nuevamente liderados por la renta variable, mientras que los bonos tuvieron un comportamiento más estable. En cuanto a las acciones, el S&P 500 subió 1%, con todos los sectores anotando ganancias –esta semana se destacó el sector de salud, que ganó 2,2%– acumulando en el mes una ganancia de 8,9%, por lo que se encamina a ser el mejor mes del año. Es importante destacar que, a diferencia de los primeros 10 meses del año, la buena performance fue generalizada, y ello se refleja en el S&P 500 equiponderado que en la semana anotó un alza de 1,0% y 8,2% en lo que va del mes. La diferencia se nota en el acumulado del año, dado que el índice general subió 19,1%, mientras este lo hizo al 6,8%. También fue buena la performance de la renta variable global, excluyendo EE. UU., que en la semana ganó 0,9% –impulsada por Europa y China–, acumulando en el mes un incremento de 8,4%, entre los que se destaca Brasil con una suba de 13%, siendo la bolsa de mejor desempeño del año con una ganancia del 21%. En cuanto a la renta fija, las declaraciones de la Fed afectaron a los bonos del sector público americano que tuvieron una baja de 0,1% –en el mes ganan 3,1%–, aunque esto no detuvo la buena performance de los corporativos y emergentes que subieron 0,3% y 0,9% respectivamente, acumulando en el mes subas de entre 3,35 y 5,6% respectivamente.
Mirando el consumo y los precios. Las miradas de esta semana estarán en la segunda revisión del PBI del 3Q23, recordando que la primera marcó un alza de 4,9% t/t, muy por encima del 2% del primer semestre, y más importante aún, en el informe de ingresos y gastos del consumidor correspondientes a octubre. En cuanto a esto último, lo destacado pasará por la dinámica del consumo –el indicador de ventas minoristas conocido la semana pasada adelantó cierto estancamiento– y por la tasa de ahorro de las familias, dado que se ubica muy por debajo de la media histórica. Como resultado de lo anterior, lo más importante será el Índice de Precios Implícitos –PCE–, medida de precios de referencia de la Fed.