Otra mala semana para el mercado global, que despidió al peor mes del año con caídas en bonos y acciones. La combinación de una Fed que mantiene el sesgo contractivo de la política monetaria por más tiempo del previsto, junto con la renovada dificultad del Congreso de EE. UU. para alcanzar un acuerdo sobre el aumento de la deuda, y el ascenso en el precio del petróleo, resultaron letales para un mercado que confirmó la tendencia iniciada a fines de julio. El dólar continuó fortaleciéndose frente a todas las monedas, el petróleo mantuvo su tendencia alcista, y los rendimientos de los bonos del Tesoro siguieron escalando, impactando negativamente tanto a la renta fija como a las acciones; ningún sector logró escapar a esta tendencia general. En el margen, la buena noticia de la semana la ofreció el dato de la inflación implícita del consumo, que, a diferencia del IPC, subió en agosto menos de lo esperado. A su vez, el consumo muestra moderación y respalda el escenario de soft landing que promueve la Fed. Además de las negociaciones en el Congreso para evitar el shutdown, las miradas de esta semana estarán puestas en los indicadores del mercado laboral y en los PMI de septiembre.
Tensión en el Congreso y riesgo de shutdown. El panorama político de EE. UU. vuelve a entrar en escena en los mercados, dado que la falta de acuerdo fiscal entre demócratas y republicanos incrementa los riesgos de un cierre de gobierno —shutdown— a partir de octubre. Esta situación se agrava si se considera el fuerte deterioro experimentado por las cuentas públicas en el último año fiscal. El martes, el Senado votó, con el apoyo de ambos bloques, a favor de una iniciativa (resolución continua) que financiaría las operaciones del gobierno hasta el 17 de noviembre. Sin embargo, la incógnita radica en si Kevin McCarthy, el republicano que preside la Cámara de Representantes, permitirá que este proyecto de ley sea presentado para su votación. McCarthy tiene la opción de bloquear el acuerdo del Senado, lo que daría lugar al shutdown. En este contexto, Moody's, la única agencia de las tres grandes que mantiene la calificación AAA para la deuda de EE. UU., ha emitido una advertencia sobre el impacto que esto tendría en la economía del país y en su calificación crediticia.
Hay tiempo para el soft-landing. La tercera revisión del PBI de EE. UU. para el 2Q23 confirmó un crecimiento del 2,1% t/t anualizado. La novedad de esta última revisión fue que corrigió el incremento del consumo privado a un 0,8% t/t, desde el 1,7% t/t informado previamente, moderando así su ritmo en comparación con el 1Q23, cuando había crecido un 3,8% t/t. Esta desaceleración en el consumo fue compensada por una revisión al alza en la inversión, que creció un 5,2% t/t, frente al 4,9% t/t inicial, acelerando en comparación con el 1Q23, cuando lo había hecho al 3,1% t/t. En lo que va del 3Q23, el consumo privado mantiene una buena performance, aunque moderando en el margen: tras haber crecido un 0,6% m/m en julio, en agosto lo hizo solo al 0,1% m/m, con una caída en el consumo de bienes. En este contexto, el Nowcast de Atlanta sigue estimando que la actividad económica aceleró su ritmo en el 3Q23, previendo un crecimiento del 4,9% t/t. Este crecimiento estaría impulsado por el consumo privado, que habría aumentado al 3,9% t/t, y las exportaciones, que lo habrían hecho al 7,7% t/t, mientras que la inversión habría moderado su avance al 2,2% t/t. La sólida performance de la actividad económica se ve aún más respaldada por un mercado laboral en el que, la última semana, continuó disminuyendo el número de estadounidenses que solicitaron beneficios por desempleo. Hubo un aumento de 2.000 solicitudes para llegar a 204.000, cifra muy por debajo de las expectativas del mercado, que eran de 215.000, manteniéndose así cerca del mínimo en siete meses.
Mejora el dato de inflación. El índice de precios implícitos del gasto del consumidor, el PCE, que es la medida que la Fed utiliza para sus proyecciones, subió en agosto en línea con lo esperado. Sin embargo, el PCE trajo mejores noticias al "desautorizar" al IPC con un alza menor a la prevista y disminuyendo respecto a los meses anteriores. Concretamente, el PCE general aumentó un 0,4% m/m, acelerándose en comparación con el aumento del 0,2% m/m registrado en los dos meses anteriores. Este aumento se debe en gran medida a la subida del precio del petróleo en el último trimestre; el subíndice de la energía se disparó un 6,1% m/m. Por otro lado, el IPC Core registró un aumento más moderado, subiendo un 0,1% m/m y desacelerándose en comparación con el 0,2% m/m observado en los tres meses anteriores. Cabe recordar que el IPC Core de agosto había acelerado a un 0,3% m/m, acumulando en los últimos 12 meses un alza de 3,9%.
Suben el petróleo y los metales y caen los agrícolas y el oro. En la última semana, las cotizaciones del petróleo y los metales operaron al alza, mientras que el oro y los commodities agrícolas continuaron ajustándose. El balance arrojó una caída semanal del índice general de 1,3% y un alza mensual de 3,2%. En cuanto al petróleo, el WTI registró un incremento de 0,8% y cerró septiembre con una suba del 8,6%, acumulando un aumento del 13% en lo que va del año. El Brent mostró aún más fortaleza, cerrando en USD 95 por barril, un 2,2% por encima del cierre de la semana previa y un 9,7% más alto que a fines de agosto. Detrás de esta tendencia se encuentra la escasez de suministros globales, provocada por el recorte de 1,3 millones de barriles diarios anunciado por la OPEP+, Arabia Saudita y Rusia, en un contexto de disminución de los inventarios de EE. UU. También fue una semana y un mes positivos para los metales, que subieron un 1,8% en la semana y un 0,8% en septiembre. El aluminio se destacó particularmente, con un incremento del 5,1% en la semana y del 7,1% en el mes, alcanzando niveles máximos desde mayo. Este aumento se debe a que China, el principal productor mundial y responsable de más de la mitad de la producción global, detuvo la expansión de su capacidad de producción. Por otro lado, los commodities agrícolas mostraron una tendencia distinta, con una caída del 2,1% en la semana y del 1,5% en el mes. El trigo y la soja fueron especialmente afectados, disminuyendo un 6,6% y un 1,6% en la semana, respectivamente, lo que amplía la pérdida mensual a 6,3% y a 16% en lo que va del año. En el caso del oro, en un contexto en el que el dólar se está fortaleciendo, experimentó una fuerte caída semanal del 4% y cerró en USD 1.848 la onza, el precio más bajo desde marzo. Desde el pico de mayo, acumula una caída del 10%.
Suben las tasas largas y el dólar se fortalece. Debido al aumento de los precios del petróleo y una perspectiva de tasas más altas durante más tiempo y al deterioro fiscal que viene teniendo EE.UU, los rendimientos de los bonos del Tesoro continuaron en los niveles más altos de los últimos 16 años, aunque los más largos fueron los que más presión sintieron. De hecho, el UST2Y cerró en 5,04%, una caída de 9 pb respecto a la semana anterior –subió 15pb en el mes- mientras que UST10Y subió 13 pb en la semana -50 pb en el mes- y cerró en 4,57%. Con esto, el spread entre las tasas largas y cortas se redujo a 0,48%, la mitad a lo que estaba en julio y la más baja desde marzo. Este ascenso en los rendimientos impulsó las tasas de los créditos hipotecarios, que avanzaron 10 pb durante la semana y cerraron 7,41%. Este contexto, el dólar continuó escalando contra todas las monedas: en la semana el DXY subió 0,6% y en todo septiembre se apreció 2,6% -2,6% frente al Euro y el Yen y 3,8% frente a la libra- en tanto que contra el Real se apreció 2% en la semana y cerró por arriba de 5 reales por primera vez desde fines de mayo.
Retroceso en los bonos. En este contexto, en el que la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro opera al alza, todos los índices de renta fija continúan operando a la baja. El índice general de bonos del Tesoro descendió 0,7% en la semana y amplió a 2,5% la pérdida durante septiembre. La caída fue particularmente notoria en los bonos de mayor duration: los bonos a 20 años retrocedieron un 3% en la semana y un 8% en el mes, mientras que los bonos de 1 a 3 años prácticamente no registraron cambios. También experimentaron caídas los bonos corporativos, especialmente los Investment Grade, que retrocedieron un 1,8% en la semana y un 3,9% durante el mes. En el mismo período, los bonos High Yield —que tienen menor duration— cayeron un 0,4% y un 2,1%, respectivamente.
Otra mala semana para acciones. La renta variable tuvo nuevamente una mala semana, cerrando el peor mes del año. Concretamente, el S&P 500 registró una caída de 0,7% en la semana y extendió a 5,1% la pérdida en el último mes. Esta caída fue generalizada en todos los sectores, razón por la cual todos los índices mostraron un desempeño similar durante el mes: el Nasdaq disminuyó un 5,9% y el Dow Jones un 5,1%. Entre los sectores que componen el S&P 500, el único que escapó a la tendencia general fue el energético, que, de la mano del alza en el precio del petróleo, logró anotar una subida de 1,7% en septiembre. En contraste, se destacaron las caídas en los sectores de bienes raíces, tecnología y servicios públicos, que retrocedieron entre un 6% y un 8%.
Acoplados. La mala performance experimentada por los bonos y acciones de EE. UU. también se reflejó en el mercado global. En lo que respecta a la renta fija, el índice de bonos globales descendió un 0,8% en la última semana y un 2,4% en el último mes, mientras que los mercados emergentes enfrentaron una mayor presión, registrando bajas de 1,5% en la semana y de 3,7% en todo el mes de septiembre. En lo referente a la renta variable, el índice global excluyendo a EE. UU. retrocedió un 1,4% en la semana y un 3,5% en el mes. En este contexto, se destacó la mala performance de Europa, que, a pesar del buen dato de inflación —disminuyó a 0,3% m/m y 4,3% i.a. en el mes, alcanzando su nivel más bajo desde octubre de 2021—, cayó un 5,8%. Los mercados emergentes, por su parte, retrocedieron un 3,1%, impulsados por una baja de 3,6% en China.
Expectativa por los datos que vienen. Esta semana tendremos varios datos relevantes, con el informe de empleo de EE. UU. proyectando un aumento de 150.000 en las nóminas no agrícolas en septiembre. Esta cifra es menor en comparación con el mes anterior, pero aún se mantiene en niveles elevados. Al mismo tiempo, se anticipa que la tasa de desempleo disminuirá nuevamente, llegando al 3,7%. Si estas previsiones se materializan, respaldarán el mensaje de la Fed acerca de la posible prolongación de tasas de interés elevadas. Además, se esperan la publicación de indicadores clave como el informe Jolts sobre ofertas de empleo y los PMI de servicios y manufactura.