¿Qué pasó?
Internacional

La economía de EE. UU. supera todas las expectativas. Lejos de entrar en un ciclo recesivo con alta inflación, los datos del último trimestre evidenciaron una aceleración del crecimiento, acompañada de una notable recuperación de la inversión, buen nivel de empleo y una tendencia decreciente de la inflación. A pesar de estos resultados, la Fed no se muestra complaciente: ha elevado nuevamente la tasa de referencia en 25 puntos básicos hasta el 5,50% —el nivel más alto desde enero de 2001— y promete futuros incrementos si la inflación no converge hacia el objetivo del 2,0%. El BCE tomó una decisión similar, al elevar la tasa de referencia al 4,25%. Pese a los incrementos de las tasas, las perspectivas para la economía global han mejorado para este año y no se han alterado para el siguiente. En este contexto, la renta fija continúa golpeada por los incrementos de las tasas, mientras que las acciones mantienen su alza con ganancias en todos los sectores. Las expectativas de esta semana están centradas en los datos del mercado laboral estadounidense correspondientes a julio.

Mejoran las perspectivas de la economía global. De la mano de la resolución del conflicto por el techo de la deuda en EE. UU. y de la estabilización en el sector financiero, el FMI revisó al alza las proyecciones de crecimiento global para este año al 3,0% i.a., —superior al 2,8% i.a. estimado en abril—. Esta cifra marcaría una desaceleración respecto al 3,5% i.a. de 2022, mientras que para 2024 esperan un alza de 3,0%. En relación a las principales economías mundiales, elevaron las expectativas de crecimiento para EE. UU. al 1,8% i.a. para este año —desde el 1,6% proyectado en abril—, mientras que para 2024 proyectan un crecimiento del 1% i.a. Por su parte, la estimación de crecimiento de la economía china se mantiene en el 5,2% para 2023, mientras que para 2024 se espera un aumento del 4,5%. El FMI continúa insistiendo en que la mayor amenaza sigue siendo la inflación, estimando una inflación global del 6,8% para 2023 y de un 5,2% para 2024, cifras que son inferiores al 8,7% registrado en 2022.

El sueño americano. La economía de EE. UU. continuó sorprendiendo con una combinación ideal de resultados durante el 2Q23, periodo en el que el crecimiento se aceleró y la inflación moderó su ritmo. Concretamente, la primera estimación del PBI del último trimestre indicó un crecimiento del 2,4% t/t —superando las expectativas del mercado pero en línea con el escenario que habíamos proyectado de acuerdo al nowcast de la Fed de Atlanta—, acelerando su ritmo en comparación con el 1Q23, cuando había crecido un 2,0% t/t. Aunque tanto el consumo privado como el público aumentaron —1,6% t/t y 2,6% t/t, respectivamente—, lo más destacado fue el alza de la inversión, que subió un 4,9% t/t, rompiendo con cuatro trimestres consecutivos de caída. Este incremento fue impulsado por la inversión en maquinaria y equipos, compensando la contracción de la inversión residencial. El buen desempeño del consumo privado se confirmó con la publicación de los Gastos del Consumidor de junio, mes en el que registró un alza del 0,4% m/m —la mejor performance desde enero—, impulsado por el consumo de bienes que subió un 0,9% m/m, mientras que el consumo de servicios moderó su ritmo al 0,1% m/m. A pesar del dinamismo del consumo, el ahorro de las familias se situó en el 4,3% de los ingresos, ligeramente por debajo del 4,6% de mayo, pero muy por encima del 2,7% de junio del año pasado, gracias al buen rendimiento de los ingresos, respaldados por el aumento de los salarios y el empleo. En cuanto a la inflación, en línea con lo que había anticipado el IPC, el PCE —medida favorita de la Fed— en junio registró un aumento del 0,2% m/m y del 3,0% i.a., mientras que el PCE Core registró un alza del 0,2% m/m y del 4,1% i.a. Los primeros datos de julio indican que la actividad sigue en alza: el Índice PMI Compuesto en EE. UU. marcó 52 puntos —aún en expansión aunque ligeramente por debajo de lo esperado—, mientras que las solicitudes iniciales de desempleo de la última semana fueron de 221.000 trámites, la cifra más baja desde marzo de 2023.

La Fed no se confía. A pesar de la disminución de la inflación y la pausa que se había tomado en junio, en línea con lo esperado por el consenso de analistas y las señales que venía enviando Powell junto con otros funcionarios, los representantes de la Fed decidieron, por cuarta vez en el año, aumentar la tasa de interés de referencia en 25 puntos base hasta el 5,5% —el nivel más alto en 22 años. En su discurso ante la prensa, Powell reconoció que existe una moderación en los aumentos del nivel general de precios, pero advirtió que aún queda un largo camino por recorrer en la lucha contra la inflación, la cual no muestra señales claras de retornar al objetivo del 2% i.a. Asimismo, no descartó realizar nuevas subidas de tasa en la medida en que la actividad económica y el mercado laboral continúen mostrándose vigorosos. Por el momento, el mercado no parece confiado en esta estrategia y le asigna un 80% de probabilidad a la opción de no mover la tasa de referencia, y solo un 20% a la posibilidad de que la incremente.

El BCE acompaña. Siguiendo la misma línea que la Fed, el Banco Central Europeo (BCE) decidió también incrementar la tasa de referencia en 25 pb, representando esta la novena subida consecutiva. De este modo, la tasa para las operaciones principales de financiación se sitúa en el 4,25 % —el nivel más alto desde octubre de 2008— y el tipo de la facilidad de depósito alcanza el 3,75 %, el máximo en 22 años. El BCE espera que la inflación permanezca demasiado alta durante un periodo prolongado de tiempo, a pesar de la reciente desaceleración. Además, se ha comprometido a seguir un "enfoque dependiente de los datos" para futuras decisiones sobre tasas y aseguró que las mismas se establecerán en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo necesario para que la inflación regrese a su objetivo del 2%.

Balances le ganan a las tasas. El sesgo contractivo de la política monetaria y el incremento de las tasas de interés continúan afectando el mercado de renta fija. La subida de la tasa de referencia volvió a ejercer presión sobre la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro, situando la UST2Y en el 4,9% —en comparación con el 3,85% de la semana previa— y la UST10Y en el 4,0% —en comparación con el 3,84% de la semana anterior—. Esto impactó en todos los índices de renta fija americana, que promediaron una caída semanal del 0,5% y un 0,4% en lo que va del mes. La situación fue diferente en el caso de las acciones, las cuales, gracias a balances del 2Q23 mejores a los esperados —el 50% de las compañías que componen el índice S&P 500 han reportado sus resultados, destacándose la mejora en los beneficios, dado que se esperaba una contracción de los mismos—, experimentaron alzas generalizadas en la última semana. Así, el S&P 500 subió un 1,0% y un 3,0% en lo que va del mes, al igual que el Dow Jones. El mejor desempeño lo tuvo el Nasdaq que, de la mano de los muy buenos resultados de las principales tecnológicas —Meta y Google subieron un 10% en la semana—, subió un 2,0% y acumuló una alza del 4% en julio.

El acople de China. Aunque el buen desempeño de las acciones fue generalizado a nivel global —el índice global ganó un 1,3% en la semana y un 3,4% en el mes—, en la última semana se destacó la excepcional actuación de China. A pesar de los datos económicos que han resultado inferiores a lo esperado, registró un alza del 8,9%, acumulando en julio un incremento del 10%. Esto le permitió revertir sus cifras anuales y lograr una ganancia del 4,9%.

Se vienen los datos de empleo. Aunque los resultados de los balances de las empresas seguirán siendo un factor importante, lo más relevante de esta semana serán los datos del mercado laboral de EE. UU. correspondientes a julio. Aunque se proyecta que la tasa de desempleo permanecerá estable en torno al 3,5%, se espera que la tasa de creación de empleo no agrícola modere su ritmo a menos de 200.000 nuevos empleos. También será clave la evolución de los salarios.

Local

El recién instaurado dólar agro y la suspensión de pagos han permitido al BCRA volver a adquirir divisas en el mercado de cambio y recuperar algo de reservas internacionales. El preacuerdo con el FMI aporta un respiro a las expectativas, pero dista de ser una solución definitiva: Argentina primero debe abonar los USD 3.600 M que vencen esta semana con yuanes y otros préstamos de organismos internacionales, y solo a mediados de agosto, si el gobierno avanza con las medidas para proteger las reservas y reducir el déficit, el FMI procedería a los desembolsos para los pagos de este segundo semestre. El mercado local se mantuvo expectante, con la brecha cambiaria estable, los bonos soberanos experimentando una moderada subida y las acciones recogiendo ganancias. En el último tramo previo a las PASO, Juntos por el Cambio sigue sumando buenos resultados en las provincias, lo que incrementa las posibilidades de un triunfo en la primera vuelta. La semana comienza con la caída que experimentarán las reservas tras el pago al FMI, y también veremos si el BCRA logra mantener la adquisición de divisas en el mercado de cambios.

Con el nuevo dólar agro, el BCRA recuperó reservas. El recién implementado dólar agro, valorado en $340 y que ahora incluye al maíz, generó un marcado resurgimiento en las liquidaciones del sector agropecuario. En la semana se liquidaron casi USD 900 M, triplicando la cifra de la semana anterior. Aunque las nuevas medidas también comprendieron un dólar un 25% más costoso para la importación de servicios y un 7,5% para la importación de bienes, la demanda de divisas se frenó ante la adaptación al nuevo esquema. Esto permitió al BCRA aprovechar la mayor oferta de divisas para detener la fuga de reservas. Específicamente, la semana pasada adquirió USD 734 M, rompiendo una racha de siete semanas de ventas, y las reservas brutas aumentaron en USD 439 M, reduciendo a USD 2.280 M la pérdida del mes. Con estos resultados, el stock bruto de reservas del BCRA cerró la semana en USD 26.646 M, mientras que las reservas netas mantienen un preocupante saldo negativo alrededor de los USD 8.000 M.

Siguen subiendo los dólares financieros. El BCRA ralentizó la devaluación del tipo de cambio oficial al 6,9% m/m, promediando un ritmo del 7,0% mensual en lo transcurrido de julio. En contraposición, las divisas financieras continúan presionadas al alza y el BCRA intervino durante toda la semana para contenerlas. A pesar de la fuerte intervención, el MEP y el CCL con AL30 aumentaron un 2,7% y un 2,8% respectivamente durante la semana, dejando sus brechas en un 86% y un 95%. Por otro lado, el CCL medido con ADRs subió un 1,8% y su brecha se ubicó en el 103%. En una semana de alta volatilidad, los contratos de futuros del dólar promediaron un aumento del 0,8%, rompiendo con dos semanas consecutivas de caídas. De esta manera, la devaluación implícita en los contratos es del 16% hasta agosto, del 43% hasta octubre y del 82% hasta diciembre.

Acuerdo con el FMI. Finalmente, Argentina y el FMI alcanzaron el staff-level agreement. No hubo financiamiento nuevo: se realizaría un desembolso de USD 7.500 M en dos tramos –USD 5.600 M en agosto y USD 1.900 M en noviembre–. Esta suma no alcanza para cubrir los vencimientos por USD 8.500 M que el país tiene con el Fondo en 2023. Además, los desembolsos siguen sujetos a que el directorio apruebe la revisión en la segunda quincena de agosto. Esta aprobación dependerá de que se avance sobre el paquete de medidas acordadas. En una señal de su disgusto, el organismo responsabilizó directamente al país por el incumplimiento de todas las metas, aunque reconoció el impacto negativo de la sequía. Respecto a los anuncios en cuestión: se mantienen iguales la política cambiaria y la política monetaria, y se descarta un salto cambiario. Por otro lado, el FMI aprobó la intervención en los dólares paralelos y en los contratos futuros. Mantuvo la meta fiscal en un déficit del 1,9% del PBI, que parece muy difícil de cumplir. Espera que se logre con la recaudación extra del 0,6% del PBI a través del dólar agro y del Impuesto PAIS, y con un ajuste real continuado en el gasto público, algo que parece difícil de cumplir en el contexto electoral. En cuanto a las reservas internacionales, deberían acumular USD 11.500 M para terminar el año en USD 3.300 M, una meta también prácticamente incumplible.

Semana volátil para los mercados. En una semana cargada de tensión por el ruido generado en torno al acuerdo con el FMI, los bonos en dólares concluyeron con una subida del 1,0%. Así, se mantienen en máximos del 2023, acumulando un incremento del 24% en lo que va del año y el riesgo país descendió a 1.960 pb. Lideraron la suba los bonos de Ley Argentina, con un ascenso del 2,5%, mientras que los de Ley NY disminuyeron un 0,3%. En lo que va del mes, los bonares registraron un aumento del 2,5%, y los bonos globales subieron un 4,2%. Paralelamente, el Merval tuvo una semana desfavorable, evidenciando una caída del 3,2% en moneda local y del 5,6% cuando se mide con el CCL. De este modo, en lo que transcurrió del año 2023, el Merval ha acumulado un incremento en dólares del 39%.

Los anuncios le quitaron impulso a los dollar-linked. Los instrumentos del Tesoro experimentaron una semana con incrementos mixtos. Dentro del universo de bonos, se destacaron los CER con subas promedio del 1,6%, seguidos por los BOTE con un incremento del 0,8%. Por otro lado, los bonos duales registraron una suba más modesta del 0,6%, mientras que los bonos Dollar-Linked se mantuvieron estables. En este sentido, los instrumentos vinculados a la devaluación se vieron afectados en cierta medida por los recientes anuncios de "desdoblamiento fiscal", que le restó relevancia al A3500 y, por lo tanto, a su capacidad de cobertura. En lo que respecta a la parte corta de la curva, las LECER registraron un aumento del 1,8%, mientras que la LEDES con vencimiento en octubre subió un 1,2%.

Sigue la baja participación privada en las licitaciones. En la segunda licitación del mes, el Tesoro Nacional colocó $760.604 M, consiguiendo financiamiento neto por $110.604 M y un roll-over total del 117%. El Tesoro logró extender vencimientos en un plazo promedio de 7,9 meses, ligeramente por encima del promedio de 7,3 meses que mantuvo en 2023. El 51% de la demanda se destinó a instrumentos que ajustan por inflación, en particular a la LECER de noviembre (X23N3) que fue la colocación más grande de toda la licitación por $210.906 M. Mientras, el 28% de la colocación fue a tasa fija y un 21% a instrumentos vinculados a la devaluación oficial. Se estima una elevada participación de organismos públicos por alrededor de $250.000 M, por lo que el roll-over privado habría sido de tan solo el 79%. Con el resultado de esta licitación, en lo que va del año se acumuló un financiamiento neto total de $1,8 billones y un financiamiento neto privado negativo en $0,1 billones.

Con las miradas en el FMI y el MULC. Esta semana, Argentina realizará un pago al FMI de USD 3.600 M en concepto de capital e intereses. Dicho pago se efectuará con una combinación de yuanes y un préstamo puente de la CAF por USD 1.000 M. También estaremos atentos a si el MULC sigue presentando estos niveles de compra una vez que se normalice la situación de las importaciones, que durante esta semana estuvieron detenidas mientras se adaptaban a las nuevas regulaciones. Finalmente, también conoceremos la recaudación de julio y comenzaremos a ver las estimaciones privadas de la inflación de julio.