Mala semana para Wall Street y el resto de los mercados. El muy buen dinamismo de la actividad económica es opacado por el repunte de la inflación. En apenas un mes, las expectativas del mercado pasaron de esperar una flexibilización de la política monetaria a estimar más subas de tasas. En este contexto, los rendimientos de los bonos del Tesoro americano volvieron a subir, el dólar se apreció y esto golpeó a los bonos, acciones y commodities. El calendario de esta semana no tiene indicadores relevantes por lo que las miradas del mercado estarán en las declaraciones de miembros de la Fed respecto a los próximos movimientos. En el plano local, pese a que los indicadores económicos vienen cada vez más flojos, con perspectivas de mayor inflación y recesión, con mayor desequilibrio fiscal y menos reservas internacionales, los activos locales tuvieron una semana relativamente estable con la brecha cambiaria bajando. El tablero político se mueve cada vez más dado que el oficialismo perdió la mayoría en el Senado y en la oposición Larreta ya lanzó su candidatura. Con este marco de fondo, los bonos soberanos en moneda extranjera tuvieron una semana volátil, aunque cerraron en alza, mientras que el Merval operó estable en tanto que los bonos en moneda local repuntaron, entre los que se destacaron los ajustables por tipo de cambio. Lo importante de esta semana pasará por la dinámica de ventas del BCRA y las primeras estimaciones de inflación de febrero, que esperamos que se acelere al 6,5% m/m.

¿Qué pasó?

Global

La actividad económica en EE.UU. no da señales de moderación. La fortaleza que mostró el mercado laboral permite que los ingresos de las familias sigan en alza impulsando su nivel de consumo, que en enero marcó un aumento de 1,1% m/m real, recuperándose de la caída de los dos meses previos y anotando la mejor performance desde marzo de 2021. A esto se sumaron los buenos datos de confianza del consumidor y las primeras estimaciones de los índices PMI que en febrero repuntaron tanto en actividad manufacturera como en servicios. Así las cosas, el Nowcast de Atlanta subió la estimación del PBI del 1Q23 unos 20 pb hasta 2,7 t/t anualizado. Estas buenas noticias fueron más que compensadas por la aceleración del PCE en enero (índice de precios implícitos del gasto de consumo privado) que tanto el general como el Core anotaron un alza de 0,6% m/m, la más alta desde junio de 2022. En el caso del índice Core, la variación interanual subió de 4,3% a 4,7%. Este contexto presiona más a la Fed. Si bien en la última reunión, la mayoría de los miembros votó por un ajuste de 25 pb en la tasa de referencia, algunos se animaron a ajustes más agresivos. Así, con las noticias de la última semana, el mercado ahora espera más subas de tasas y por el momento se olvida del pivote de la política monetaria.

Este contexto golpeó al mercado que tuvo la peor semana del año con bajas en todos los activos. El repunte de las tasas de interés de los bonos del Tesoro volvió a ser más fuerte en la parte corta de la curva que se invierte cada vez más. Esto golpeó a toda la renta fija donde se destacó la mayor caída que tuvieron los bonos Investment grade. Como es habitual, el alza en las tasas de interés golpeó al mercado de renta variable en donde todos ajustaron, sobresaliendo la caída de las tecnológicas. El dólar se fortaleció contra todas las monedas y los commodities operaron a la baja, salvo el petróleo que cerró estable. La mala performance de las acciones fue generalizada a nivel global entre las que resaltaron las caídas en Europa y China.

Local

En el mercado local, los indicadores macroeconómicos son cada vez peores, con una estanflación que se profundiza y un desequilibrio fiscal y externo que le ponen más presión a la transición. En diciembre pasado la actividad económica mostró la cuarta caída consecutiva, acumulando desde agosto una contracción de 3% y quedando 1,2% abajo del resultado de diciembre de 2021. En cuanto a las cuentas externas, en enero el saldo comercial marcó un déficit de USD 484 M debido a la muy mala performance de las exportaciones en tanto que las importaciones aminoraron el ajuste debido al repunte de las compras de energía. Lo más preocupante fue el resultado de las cuentas públicas de enero dado que el déficit fiscal tuvo un fuerte incremento debido a la aceleración del gasto y el menor dinamismo de los ingresos. Este resultado en parte se explica por el diferimiento de pagos que hubo en la segunda mitad del año pasado y refleja que el gobierno hizo poco para corregir las cuentas públicas. Mientras tanto, el BCRA siguió perdiendo reservas internacionales. Así las cosas, el arranque de 2023 fue malo en todos los frentes, salvo en cuanto al financiamiento del mercado, que lo deja muy alejado del objetivo del gobierno. De hecho, tan malo fue el arranque del año que las metas con el FMI se “flexibilizarían” para poder cumplirse. Es decir, no hay un programa que apunte a corregir los desequilibrios, sino que las metas se acomodan a la necesidad del gobierno –para no hacer un ajuste previo a las elecciones– y del propio FMI –para no disparar una crisis en Argentina y evitar el default–. En el plano político, el tablero en el Senado se movió: el oficialismo perdió la primera minoría ya que cuatro senadores dejaron el bloque, en tanto que el jefe de Gobierno de CABA, Horacio Rodriguez Larreta lanzó su candidatura presidencial.

Pese a todo este contexto lleno de incertidumbre, por el momento los activos financieros locales resisten. El BCRA aceleró levemente el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial y la brecha cambiaria tuvo una leve caída. Con un marco global más complejo para los emergentes, los bonos soberanos tuvieron un alza de 4%, acortando la pérdida de febrero al 10%, y el riesgo país se estabilizó en torno a los 2.000 pb. El Merval operó estable, con un alza de 1,5%, mientras que los bonos en moneda local volvieron a anotar subas generalizadas, siendo los ajustables por tipo de cambio los de mejor performance al anotar una suba de 2,7% y se encaminan a cerrar febrero con un alza similar a la inflación.