El efecto contagio producido por el Coronavirus ha generado un ``cisne negro´´. Toda la coyuntura se subordina a este shock que hay que seguir día a día. Condiciona toda la economía argentina. China puede crecer al 4 % por este efecto y el mundo al 1%. La exportación ha caído a nivel mundial, en parte también por la guerra comercial americana con China. Hay que monitorear la marcha de la economía mundial que está en modo temor. Trump está fortalecido y los candidatos que surgen de las elecciones primarias del Partido Demócrata son de bajo crecimiento potencial. Hay deterioro general en las economías latinoamericanas y tendencia a la devaluación de las monedas, liderada por Brasil y Colombia. El crecimiento de Brasil es acotado, se estima 1% para el año. Recordemos que si Brasil crece 1%, crece 0,25% la economía nacional.

Chile sigue tenso en cuanto a reclamos sociales. Piñera con muy baja popularidad. Pareciera que es una demanda de clase media parecida a la vigente de chalecos amarillos en Francia.

En el frente interno, la renegociación de la deuda es clave. Todavía hay chances de default si los bonistas no están alineados a la propuesta de reestructuración y riesgo de que los buitres compren bonos de alto riesgo. La deuda relevante para la negocación es la basada en ley extranjera. Es donde tenemos mayor grado de compromiso. Se puede llegar a un acuerdo de facilidades extendidas con el Fondo aunque el pedido implícito de reformas se ve difícil de cumplir. La deuda es insostenible en la visión del gobierno y del Fondo.

Los mensajes del Fondo son favorables hacia Argentina aunque a veces un tanto ambiguos. Desea el FMI una fuerte quita a los bonistas. Se desea idealmente que luego de la negociación de deuda el riesgo país pase a 900 puntos básicos. Al 13 de marzo, fecha de este artículo, estaba en más de 3000 puntos básicos fruto, en parte, del efecto pandemia.

Le toca al peronismo administrar en esta gestión con escasez, sin cajas para financiarse. La macro domina sobre la micro, no alcanza con medidas de apoyo puntuales. No hay en el país más ``dinero en el bolsillo´´ y por eso el consumo no termina de arrancar. El gobierno está buscando el equilibrio fiscal, recién hacia el año 2023. Parece una meta poco ambiciosa. El gasto público se redujo 3 puntos en la gestión de Macri pero esto es insuficiente para equilibrar las cuentas fiscales. El discurso solidario tiene el riesgo de bajar incentivos por presión tributaria excesiva hacia la producción y hacia el crecimiento futuro.

Pareciera que el Banco Central no es tan independiente. El discurso de Pesce está muy alineado al del Presidente en una visión productivista que se manifiesta en la reducción de tasas de interés. Lo deseable sería que el Banco Central compre el superávit comercial con pesos. La inflación de “góndolas” está en el centro de la escena, sobre todo por los precios de los alimentos que están creciendo más que el nivel general de precios. La inflación no crece tanto porque está reprimida por tarifas, moderación de paritarias y dólar oficial clavado. No hay perspectivas de salto hiperinflacionario porque no hay huida del dinero. La mayor emisión de pesos podría influir en una mayor brecha cambiaria. Por ahora la brecha es manejable pero crecen los adelantos transitorios al Tesoro. La disminución de la tasa de las Leliqs es complicada por las presiones sobre la emisión monetaria y por el crecimiento de la brecha cambiaria que puede ocurrir. Han crecido mucho los adelantos transitorios del Central al Tesoro desde el 10 de diciembre (3.000 millones de dólares)

Se ve que el consumo no crece por la caída en recaudación tributaria en estos tres meses de gestión. El tipo de cambio real se va retrasando y es un riesgo que el dólar oficial no crezca a un ritmo cercano a la inflación. La evolución de Reservas desde el 10 de diciembre ha sido casineutral. Están en U$S 15.000 millones las Reservas netas. Las retenciones a la soja, hasta llegar al 33%, suponen un ingreso adicional de 500 millones de dólares. Vaca Muerta está con problemas, sigue estancada la producción y el precio del crudo más bajo es una mala señal.

La inversión sigue floja y es la gran variable a seguir de la macro porque supone confianza.

El debate sobre empresas basadas en conocimiento sigue vivo. Quizás la propuesta de Macri fue discrecional por determinar sectores concretos y no ser, en cambio, más generalista. La visión actual tampoco es clara en este sector que es tan dinámico y promisorio. El sector real está en 50% de utilización de capacidad instalada, hay rubros muy afectados como el automotriz y la construcción. Las exportaciones están en niveles bajos siendo un problema estructural de la Argentina en un contexto de escasez de dólares. Van a afectarse por caída de materias primas.

En las secciones fijas hay un detalle sobre cada dimensión de la coyuntura. Las proyecciones del REM son relevantes por tratarse del promedio de opinión de muchas instituciones expertas. La recesión estimada para este año se profundiza, en el B.C.R.A. estiman que el Coronavirus haría disminuir el PIB.

En la tónica general de medidas se percibe cierta reminiscencia a los 80, decisiones aisladas en el marco de una economía que no crece y con una inflación que no cede. La pobreza, si el país fuese a un ritmo de crecimiento de 4% anual  durante 10 años, estaría en torno a la mitad del número actual, cerca de 18%, según el CEDLAS. Considero, si hubiese que arriesgar un pronóstico, que habrá estancamiento en los cuatro años de Alberto Fernández con una inflación en torno promedio al 30%. Esperamos con convicción el plan de crecimiento y estabilización, pero mucho antes esperamos que el shock del Coronavirus no paralíce la economía como en 2008.