El tipo de cambio que se ubicó a la salida del cepo en torno a los $1.250 –en línea con el centro de la banda– estaba en línea con nuestro escenario más probable. Sin embargo, la dinámica más reciente muestra que el Gobierno estaría buscando anclar la cotización en la zona baja del corredor. Esto es posible gracias a que la cuenta financiera compensa el desequilibrio de una cuenta corriente negativa.

De todos modos, el primer test –con el tipo de cambio yendo del centro hacia el piso– fue superado. El Gobierno fue explícito: no se intervendrá mientras el tipo de cambio se mantenga dentro de la banda, y solo se comprarán divisas cuando se alcance el piso. Ese escenario aún no se concretó, pero si la tendencia a la apreciación del peso se sostiene –alimentada por el regreso del carry trade– podrían surgir tensiones en el frente externo. El superávit comercial del primer trimestre fue acotado (USD 761 M, frente a USD 4.401 M en el primer trimestre de 2024), lo que refleja un posible límite a la mejora en términos externos, en un contexto donde el tipo de cambio real podría volverse menos competitivo.

Aun así, todo indica que la prioridad oficial pasa por consolidar el proceso de desinflación de cara a las elecciones, incluso si eso implica asumir riesgos en el frente externo.

Este esquema puede sostenerse en tanto el flujo financiero continúe. Con una tasa de interés real positiva –por ejemplo, la tasa efectiva anual en pesos hoy ronda el 36,6% a diciembre, contra una inflación proyectada de 30% i.a.–, se fortalece el peso, dando lugar a estrategias de carry trade.

Sin embargo, esta estrategia no está exenta de riesgos. Un tipo de cambio en el piso de la banda desincentiva la liquidación de exportaciones, que hoy deberían concretarse a un valor inferior al del blend previo al cambio ($1.134), debilitando así la oferta genuina de divisas. De hecho, el 21 de abril, con el tipo de cambio mayorista en $1.070, se liquidaron USD 74 M, la mitad de lo liquidado diariamente en los primeros tres días tras la flexibilización del cepo (USD 159 M). En paralelo, un dólar cercano a $1.000 alienta fuertemente las importaciones, que crecieron 35% i.a. en el primer trimestre. No obstante, todavía se ubican 9% por debajo del promedio 2022–2023, lo que sugiere que aún tienen recorrido, máxime en un contexto de crecimiento económico. También se ve impulsado el turismo emisivo, que registró un déficit de USD 2.000 M en el primer bimestre, con un dólar turista promedio de $1.200. En síntesis, un tipo de cambio en el piso de la banda añade presión sobre la cuenta corriente, que ya muestra señales de deterioro.

En segundo lugar, si el tipo de cambio se mantiene bajo por mucho tiempo, el propio carry trade se vuelve menos atractivo, ya que reduce la expectativa de ganancia cambiaria futura.

Por último, el tercer riesgo proviene de un contexto externo que actualmente es muy volátil. Una profundización de la guerra comercial o un cambio en las tasas internacionales podría forzar una salida de capitales y poner presión sobre el tipo de cambio.

La ubicación del tipo de cambio dentro de la banda también tiene implicancias directas sobre la inflación y la política de tasas. En el escenario de “piso”, con un tipo de cambio apreciado, el efecto de ancla nominal se refuerza: se modera la inflación de bienes transables y el BCRA puede sostener tasas reales positivas para alimentar el carry trade. Sin embargo, ese esquema requiere de flujos financieros continuos y puede generar tensiones en la actividad. En el centro de la banda, se alcanzaría un punto de mayor equilibrio: cierta competitividad cambiaria con inflación aún contenida. En cambio, en un escenario de “techo”, con el tipo de cambio presionado al alza, reaparecen los riesgos de aceleración inflacionaria y se incumpliría la meta de acumulación de reservas. 

En suma, el tipo de cambio se mueve hoy del centro hacia la parte baja de la banda. Pero cuanto más se acerque al piso, más frágiles se vuelven los incentivos económicos que sostienen ese equilibrio. Y cuando pase la cosecha gruesa, los flujos podrían revertirse y el dólar tendería a estabilizarse nuevamente en torno al centro de la banda.