Esta elección general presidencial tuvo mucho de eso ya que los dos candidatos que definirán la elección en un balotaje tienen motivos para hacer emerger sentimientos negativos en el electorado. Uno es el responsable de una política económica que viene complicando y deteriorando la calidad de vida a la gente, e integra un oficialismo que no cumplió con sus promesas y que ofrece resultados deficitarios en muchos planos de análisis: pobreza, estancamiento económico, pérdida del poder adquisitivo del salario, etc.. El otro es un candidato que no ofrece garantías de gobernabilidad y que ha mostrado algunas actitudes reñidas con el pluralismo democrático y el respeto a quienes piensan distinto; también es un candidato que desafía todos los límites de la corrección política, sin ofrecer garantías confiables de que podrá ejercer el poder para conducir los destinos de su gobierno. Uno es la fuente de la bronca de mucha gente, el otro es la fuente del miedo de mucha gente. En la elección de ayer se impuso el miedo por 6 puntos y medio.
En la final, en este particular proceso electoral 2023, competirán el miedo a Milei y la bronca con Massa y el oficialismo. Y la campaña de las próximas semanas tendrá que ver seguramente con la intención de los candidatos de que prevalezca el sentimiento más conveniente para cada uno de ellos: uno seguirá asustando, el otro seguirá inflando el enojo de la gente con la dirigencia política. Pero en todo caso, este proceso, que se ha vuelto largamente incierto y que le ha costado tanto a la economía, seguirá cuatro semanas más hasta la definición final.
¿Por qué ganó Massa?
Sergio Massa no solo ganó la elección por 6 puntos y medio, sino que logró sorprender frente a la expectativa de que ganaría Milei, lo que le permitirá disfrutar del efecto favorable del carro del vencedor. Su triunfo se explica por varios factores, pero podríamos señalar 3 principales:
1) logró retener el 100% de los votos del espacio (ningún votante se le escapó a otro lado), y logró sumar muchos más (mejoró más del 40% del caudal obtenido en las PASO) por el incremento de la participación en relación a la PASO, esencialmente en la Provincia de Buenos Aires (el impacto del aparato partidario);
2) en estos dos últimos meses tomó medidas (baja de impuestos, transferencias de ingresos, beneficios crediticios y otras medidas de mitigación de los efectos de la inflación) que permitieron subsanar algo el enojo por los resultados de la política económica (el Plan Platita);
3) logró insuflar miedo frente a la posibilidad de que Javier Milei ganara la elección presidencial, lo que le permitió capturar un voto disponible que se inclinó por Massa (quizá como mal menor) en un sentido estratégico para evitar lo que le genera miedo.
¿Qué factores serán determinantes para la definición?
- La economía: la inestabilidad económica, producto de las tensiones que generan algunos de los desequilibrios acumulados y que impactan en la inflación y en la economía doméstica, puede seguir siendo un factor que defina el comportamiento electoral en la segunda vuelta, habrá que ver cómo el oficialismo logra resistir esas tensiones y transitar estas 3 semanas sin grandes sobresaltos.
- La campaña negativa sobre el riesgo Milei: seguramente veremos potenciar de parte del oficialismo la campaña del miedo sobre la posibilidad de que Milei gobierne, solo resta saber qué hará el resto de los actores sobre esta estrategia (medios, sectores empresarios, referentes sociales, etc.), si se suman y la fortalecen o si dejan solo al oficialismo detrás de la estrategia de atemorizar a la gente.
- La actitud de los dirigentes de Juntos por el Cambio: la posición que adopten todos los actores de Juntos por el Cambio (dirigentes nacionales, gobernadores, legisladores, etc.), que podrán ser canalizadores del sentimiento de sus votantes y que podrían facilitar o no la transferencia de apoyos a los dos candidatos que quedaron en pie.
¿Qué dinámica tendremos a partir de ahora?
Las elecciones de balotaje se ganan en el centro del espectro, disputándose los votos que están entre medio de las dos propuestas que rivalizan. En este caso, los votos disponibles son esencialmente los votos de Patricia Bullrich y de Juan Schiaretti, ya que descontamos que los votos de Myriam Bregman irán a Massa o votarán en blanco. Parte de la estrategia de disputa de estos votantes se vió reflejada en los discursos que se escucharon la noche de la elección.
Estrategia de Javier Milei: buscará seducir a los votantes de Juntos por el Cambio con la idea de cambio y de vencer al kirchnerismo. Ya no hablará tanto de la casta, porque tiene que seducir a votantes que votaron a parte de la casta, y tratará de remarcar el cariz liberal de su propuesta. Pero tendrá dificultades para seducir a los votantes radicales y socialistas de Juntos por el Cambio, a los que ha venido agrediendo durante la campaña. No se descarta un apoyo explícito de Mauricio Macri, pero costará que otras figuras relevantes se inclinen por apoyarlo públicamente. Tratará de capitalizar el enojo de la gente con la situación económica, pero deberá posiblemente morigerar su propuesta económica disruptiva (dolarización) para lograr seducir a otros actores políticos que lo ayuden a juntar apoyos. Será clave el rol de los gobernadores de Juntos por el Cambio, pero será difícil que alguno de ellos se juegue por Javier Milei.
Estrategia de Sergio Massa: buscará desperonizar y deskirchnerizar su propuesta política. Algo de eso se vio en la escena del triunfo. Se mostró él solo para transmitir la idea de que nace un nuevo liderazgo. Buscará seducir a todo el electorado socialdemócrata y progresista de Juntos por el Cambio y a los votantes peronistas de Schiaretti. Insistirá con la estrategia del miedo sobre la posibilidad de que gane Javier Milei. También buscará seducir a los actores económicos (círculo rojo) que preferirán la estabilidad política que garantiza Massa a la inestabilidad política que podría ofrecer Milei. Pero su desafío mayor estará en controlar las tensiones económicas. Deberá postergar medidas que impliquen asumir costos políticos y allí deberá confrontar con las fuerzas del mercado que buscan imponer una corrección cambiaria. Su triunfo depende en buena medida de evitar más disrupción económica de la que ya venimos viendo.
¿Qué pasará con Juntos por el Cambio?
Sin lugar a duda es un interrogante el devenir de la que era la principal coalición opositora. La falta de liderazgo (no hay alguien que conduzca), de orientación estratégica a lo largo de toda la campaña (no hubo inteligencia en la confección de la estrategia electoral ni en advertir las amenazas que representaba Milei dividiendo el voto opositor), y de buenos candidatos (ni Larreta ni Bullrich terminaron siendo candidatos que lograran sintonizar con la demanda electoral) terminó provocando el peor resultado desde su nacimiento. La interna entre Larreta y Bullrich expuso las diferencias de un espacio heterogéneo al que solo lo une el rechazo a lo que estaba enfrente. Pero ahora puede sufrir la centrifugación de la escena y partirse en apoyos a Sergio Massa (Horacio R. Larreta, Gerardo Morales y otros) y a Javier Milei (Mauricio Macri, Patricia Bullrich y otros).
¿Qué Gobernabilidad tendremos a partir del 10 de diciembre?
La gobernabilidad se puede entender en múltiples dimensiones: la gobernabilidad decisional (capacidad de tomar decisiones), la gobernabilidad funcional (capacidad de ejecutar burocrática y administrativamente las decisiones), la gobernabilidad corporativa (capacidad de interactuar con los actores no políticos para coordinar acciones en el marco de la ejecución de las decisiones de gobierno), y la gobernabilidad de la calle (capacidad de controlar o contener la resistencia social en el marco de las acciones de gobierno). En todos estos aspectos, Sergio Massa ofrece mejores condiciones de gobernabilidad que Javier Milei, y ello puede ser un factor determinante para condicionar las posibilidades de triunfo de uno o de otro otro: Massa tendría mejor capacidad para tomar decisiones (sus restricciones podrían venir más por diferencias internas que por impedimentos externos a la coalición); Massa tiene experiencia probada para ejecutar decisiones (conoce el funcionamiento del Estado y tiene recursos para tomar control de él); Massa tiene vínculos con los actores corporativos (su relación con el círculo rojo es fluida); y Massa tiene posibilidades de controlar la calle como lo hace el peronismo (mejores vínculos con el sindicalismo y con organizaciones sociales).